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martes, 23 de abril de 2019

El Estado Islámico no ha desaparecido

Editorial

El Estado Islámico no ha desaparecido



ISIS reivindica los atentados  en Sri Lanka
El cruento saldo de los atentados terroristas del Domingo de Pascua en Sri Lanka ya supera los 320 muertos, entre ellos 45 menores. La mayoría de las víctimas eran civiles locales, pero hubo también decenas de extranjeros muertos, al parecer cerca de 40, de Estados Unidos, Gran Bretaña, Bélgica, Turquía, Portugal, Holanda y Australia y el resto todos civiles locales. Y ahora, este martes 22 de abril, dos días después del horror, llega la reivindicación de parte de ISIS, el Estado Islámico, aunque sin dar pruebas de ningún tipo.
El lunes, las autoridades de Sri Lanka habían confirmado que los autores de la masacre eran miembros de una organización radical islamista local llamada  National Thowfeek Jamaath. El Ministro de Defensa de Sri Lanka dijo por su parte que se trataba de una venganza por los atentados del 15 de marzo contra dos mezquitas en Nueva Zelandia.
Sea como sea, aunque no hay aún plena certeza respecto a la autoría, no necesariamente hay contradicción entre la reivindicación publicada este martes por ISIS y lo afirmado antes por las autoridades de Sri Lanka,que de todos modos estimaron que esa organización local había actuado en cooperación con una organización internacional.
Evidentemente, la simultaneidad de varias de las explosiones, la forma en que se llevó a cabo la matanza, todo indica que detrás de las mismas había cerebros ya experientes en la materia.
Y ya han sido varios los casos en los últimos años en los que atentados de distinta índole fueron perpetrados por organizaciones inspiradas en ISIS, a veces hasta con ayuda, aunque no necesariamente cometidas directamente por miembros formales del Estado Islámico.

El horror tiene al parecer nombre y apellido claro.
Lo tiene aunque algo surja en los próximos días que desmienta la reivindicación por parte de ISIS. Es el Islam radical y jihadista que no tiene límites en su campaña contra los que considera “infieles”, entre los suyos propios por cierto.

Está cada vez más claro que cuando el Presidente Trump anunció hace pocos meses que se retirará de Siria porque ha logrado destruir al Estado Islámico , se apresuró, por decirlo delicadamente.
ISIS perdió por cierto la base territorial que tenía, que llegó a ser de la superficie de Gran Bretaña, con 8 millones de personas bajo su dominio. Y claro que no contar con esa base, le dificulta las cosas. Desde un punto de vista operativo y económico. Pero el arma central de ISIS es el envenenamiento de las mentes, la radicalización de creyentes a los que convierte en fanáticos dispuestos a morir y matar por Alá.  Y eso se desarrolla por las oscuras vías de la web y las redes, aunque no tenga base territorial.
A ello se suma el hecho que si bien Irak y Siria ya no son la base segura del ISIS, en la práctica están presentes físicamente en otros lados. Están en Filipinas, están en Libia, en diferentes partes de Asia y África. Al parecer, también en Sri Lanka, donde su odio-sea formalmente de ISIS o inspirado en él- ya cobró la vida de 321 personas.
Cometería un craso error el mundo occidental en creer que “eso ocurre lejos…allí en otra parte del mundo, donde siempre se matan”. Ello ocurre donde el terrorismo siente que puede actuar. Depende del mundo no permitirlo. También de Europa y América Latina. No está claro que todos sean conscientes del desafío.
Ana Jerozolimski
Directora Semanario Hebreo Jai
(23 de Abril de 2019)

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