La plataforma que invita a arrendar tu casa como bodega para e-commerce
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Wareclouds nació como una alternativa para que pequeñas y medianas empresas pudieran cubrir de mejor forma la última milla y se transformó en una red colaborativa, donde personas arriendan sus casas como bodegas, arman los pedidos de las marcas y los entregan a la flota de despachadores de la startup para que entreguen los productos en 90 minutos. Su nuevo objetivo es la expansión internacional.
Así lucen una casa que funciona como bodega en Wareclouds. Las personas tienen a disposición una plataforma donde pueden ver el detalle de los pedidos y revisar el inventario.
Arturo Quiroz y Nicolás Aramayo trabajaban juntos en una consultora y se encontraron con un dato que les llamó la atención: en las grandes marcas del retail, la opción de retiro en tienda abarcaba el 50% de las ventas online. Es decir, la mitad de los compradores prefería ir a buscar su producto a la tienda en vez de esperar que llegase a sus casas. Indagando en las razones de este fenómeno, vieron que una de ellas era que la última milla era deficiente, pues había que esperar varios días o incluso semanas un pedido, el horario era incierto y, además, rondaba la percepción de que era un servicio caro.
“¿Y qué pasa con las tiendas pequeñas que tienen e-commerce y no pueden ofrecer esta alternativa?”, fue una de las preguntas que se hicieron Quiroz y Aramayo en 2019. De hecho, Quiroz vivía de cerca ese escenario. “Siempre he estado ligado al mundo del e-commerce, fundé uno años atrás, y sigo siendo socio, y yo no podía ofrecer retiro en tienda. Muchos no tienen la cantidad de tiendas que tienen las empresas de retail”, contextualiza el cofundador y CEO de Wareclouds.
Por eso, en mayo de 2019 comenzaron a desarrollar una solución: ofrecer distintos lugares, como oficinas particulares o casas de personas, como puntos de retiro. Eso significaba que un cliente podía comprar online y retirarlo donde un vecino, un lugar más cerca de él. Así lanzaron Wareclouds en septiembre de 2019.
Con el paso de los meses, y el confinamiento, el proyecto se transformó. Primero, porque como funcionar solo como punto de retiro no era rentable, entonces le agregaron el servicio de bodega para abaratar costos.
Actualmente es un servicio de logística para los e-commerce que reúne el almacenaje, armado de pedidos y despachos a domicilio, pero con una particularidad: todo es a través de un modelo colaborativo, donde, en vez de invertir en bodegas, las personas se encargan de almacenar los productos en sus casas, los embalan y luego los despachadores la llevan al consumidor final. “Siendo honesto, en un principio, y sin pensar mucho, descartamos esa idea porque creímos que era imposible que funcionara bien, pero nos sorprendimos. Las personas son mucho más responsables de lo que esperábamos, los números que son mejores que los de una bodega tradicional. Las personas se sienten parte de algo”, agrega Quiroz.
Entre mayo y septiembre de 2019, estuvieron casi todos los fines de semana trabajando en la idea. Como Arturo Quiroz estaba dentro del ecosistema e-commerce, formaba parte de un grupo de WhatsApp donde había unos 300 más y aprovechó de ofrecer sus servicios. Unas 30 personas le respondieron que estaban interesados, pero finalmente fueron dos los que se atrevieron a probar. Partieron haciendo las entregas en la oficina de su trabajo, pero luego se sumaron dos más y llegó un punto en que les dijeron que no podían hacerlo más allí.
El engranaje de Wareclouds comenzó a moverse cada vez con mayor fuerza. En febrero de 2020 se adjudicaron $25 millones a través de Start-Up Chile de Corfo, y pudieron arrendar una oficina pequeña en Vitacura y contratar a una persona. Ese lugar servía también como punto de retiro, al igual que la casa de Quiroz y la de un primo de Aramayo. Pero en marzo de 2020, cuando ya tenían cinco clientes, tuvieron que poner todo en pausa. Con la incertidumbre, decidieron, en vez de despedir a su trabajadora, reacomodar el panorama: que se llevara todo a la casa y funcionara como bodega y como centro fullfillment, que armara los pedidos y luego los pasara al despachador. Ese fue un punto de inflexión de Wareclouds, pues el servicio se transformó en uno más eficiente en cuanto a tiempo y dinero.
“Estábamos en un lugar céntrico, teníamos una bodega en pleno Las Condes, entonces la última milla se abarcaba más rápido y barato. Después de un mes, a esta persona se le llenó la casa y recomendó a una amiga. Así empezó a agarrar vuelo”, narra Quiroz, quien detalla que si se compra en uno de los 197 comercios que trabajan con Warecloud antes de las 11 de la mañana, el pedido llega el mismo día, y si no, llega al siguiente. “Estamos empezando a hacer entregas en 90 minutos”, complementa.
Un modelo inédito
Nicolás Aramayo y Arturo Quiroz aprovecharon que la consultora donde trabajaban tenía mucha afinidad con los emprendimientos e incentivaba a los trabajadores a leer y aprender de ese mundo. “Sabíamos que la forma de partir algo era con lo más barato posible, ir construyéndolo a medida que vamos descubriendo”, explica el CEO.
Así fue. Partieron con planillas de Google Sheets, donde los clientes tenían que registrar los pedidos, ellos los veían y armaban. El segundo avance fue hacer un formulario para que esas hojas de cálculo se nutrieran de forma más rápida. Pero como el proceso fue exigiendo cada vez más automatización, tuvieron que implementar softwares más avanzados, que agilizaran los procesos, e incorporaron al equipo a un especialista en tecnología. Por ejemplo, tienen un software especial para el inventario que se integra en todas las áreas.
Actualmente tienen cuatro plataformas, todas conectadas entre sí: una para el e-commerce, otra para la bodega, otra para los despachos y otra para ellos. La primera es para la marca y permite integrarse a su página y conectarse con su sistema de ventas, como puede ser Shopify o Jumpseller, y desde ahí se registran todos los pedidos en tiempo real, además de poder ver el estatus en que está. La segunda le notifica a la persona de la casa/bodega el pedido y todos los detalles, además de mostrar el inventario. La tercera plataforma es para el despachador, que funciona de forma similar a las anteriores: recibe una notificación de los despachos y los detalles de la entrega, pero también le permite ver y escoger distintas opciones de rutas para hacer más eficiente el trayecto y entregar la mayor cantidad de pedidos. La última, es para la administración interna de Wareclouds que apunta a que las anteriores funcionen correctamente.
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Arturo Quiroz explica que sus primeros clientes eran pymes y emprendedores que buscaban esta solución logística. “Eran los que se atrevían a probar un modelo tan disruptivo. En el comienzo era prácticamente imposible convencer a una empresa más mediana o grande de que usara nuestro modelo porque nadie lo había validado. Hoy, si bien tenemos las pymes, pasamos a tener empresas más medianas y grandes, porque nuestro modelo es muy costo eficiente y podemos hacer entregas de 90 minutos mucho más barato que cualquier otra empresa”, detalla.
El proceso que debe seguir una marca o empresa para trabajar con Wareclouds es sencillo: acceder a la plataforma y registrarse. “Pueden pasar dos cosas, dependiendo del tamaño de la marca: yo le puedo ofrecer bodegas disponibles para que elija la que más le gusta, tipo Airbnb, que se meten a la plataforma, ven las bodegas, las fotos de las personas, conocen un poco de su historia, las marcas con las que ha trabajado; o puede que la marca me diga ‘tengo muchos pedidos en Arica y me encantaría poder entregar en el mismo día’, entonces nosotros le abrimos una bodega”, explica Quiroz.
El CEO de Wareclouds relata que el proceso para unirse como bodega es igual de simple. “Para que una persona se pueda unir, le pedimos información de su espacio y disponibilidad, es el primer filtro. Que no sea en el exterior, que no le llegue el sol todo el día o accedan mascotas. Pasando eso, le hacemos una entrevista para entender más y dar con el perfil, porque nos tocó que personas llegaron en la pandemia, pero para estar esporádicamente, y lo que nosotros queremos es que vean esto como un trabajo fulltime”, subraya Quiroz.
Hasta ahora, la experiencia ha sido satisfactoria para los fundadores. Arturo Quiroz comenta que “es algo que nos enorgullece, sobre todo con el tema de las casas, que nos dicen lo contentos que están y cuánto les gusta Wareclouds. Hemos visto casos que se cambian de una casa a un departamento más grande para poder tomar más pedidos, o que han cambiado planes de viaje para poder seguir trabajando”.
En búsqueda de la expansión
Para el CEO de Wareclouds existen dos puntos de inflexión en el desarrollo de la startup: cuando pasaron de ser solo puntos de retiros en casa a convertirse en centros de fullfillment en las casas de las personas, y cuando consiguieron financiamiento para crecer.
Cuando se decidieron a empujar con todo Wareclouds, renunciaron a sus trabajos y se dieron tres meses para levantar dinero. Partieron buscando inversionistas ángeles en Chile, pero les costó convencerlos. “Tuvimos hartas reuniones, pero nos pedían puestos en el directorio, reuniones semanales y si bien no nos manejábamos tanto, nos generaba un poco de ruido”, acota Arturo Quiroz. El monto que buscaban era de US$100 mil.
Fue entonces que Nicolás Aramayo dio con la clave: había trabajado con Peter Fader, un académico estadounidense de Wharton, y le comentó que habían renunciado a sus trabajos. “Llámame, quiero escuchar en qué están metidos”, le dijo. Eso fue un martes. Al día siguiente hablaron por teléfono, les pidió un poco de tiempo para hablar con su socio Daniel McCarthy. El viernes le presentaron el pitch deck, el sábado les respondió que estaban encantados y el lunes el dinero estaba en la cuenta.
Esa primera inversión ocurrió en septiembre de 2020. La idea era invertir ese dinero en seis meses, armar un equipo y robustecer el modelo de negocios. “Pasamos siendo dos que hacíamos todo, y que hicimos muchas cosas mal, a ser un equipo organizado. Hoy somos 24 personas en cinco áreas: growth, que es ligado a venta y marketing; operaciones, que ve el día a día, que los pedidos lleguen en tiempo y forma; tecnología, que ve la plataforma; costumer experience, que ve los problemas con las marcas, despachos o bodegas; y finanzas”, desmenuza.
Un año después, se adjudicaron otro fondo de Corfo y cerraron una ronda de inversión de US$1.4 millones y las aspiraciones crecieron considerablemente: consolidar el negocio en el país y buscar la expansión en el extranjero. El crecimiento, por cierto, ha sido exponencial: en 2020 facturaron 205 mil dólares y en 2021 registraron US$700 mil, por lo que para este año esperan facturar dos millones de la divisa norteamericana.
En Chile, sus operaciones están en Santiago, Viña del Mar y Concepción, a la espera de abrir Arica y otras regiones. Por supuesto, también el extranjero, como México. “Nosotros creemos que esto lo podemos escalar, así como escaló Airbnb. Es una empresa que no depende tanto de nosotros, sino de esta comunidad que vayamos generando; por lo tanto, las expectativas son globales. No vemos Latinoamérica como nuestro mercado objetivo, vemos el mundo como nuestro mercado objetivo”, afirma el CEO
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