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jueves, 12 de diciembre de 2019

Boris Johnson arrasa y gana las elecciones con mayoría absoluta, según la encuesta a pie de urna.

Boris Johnson arrasa y gana las elecciones con mayoría absoluta, según la encuesta a pie de urna.https://www.abc.es/internacional/abci-directo-comienzan-elecciones-reino-unido-decidiran-futuro-brexit-201912120856_directo.html#DD&ns_campaign=web-push&ns_fee=0&ns_linkname=Elecciones_en_Reino_Unido&ns_source=Elecciones_en_Reino_Unido&ns_mchannel=web

Guía de la noche electoral en el Reino Unido

Perfil de Boris Johnson: El rey del mundo



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Boris Johnson, tal y como se cantaba en todos los estudios demoscópicos, tendrá las manos libres para ejecutar el Brexit el próximo 31 de enero, tras arrasar al veterano socialista Jeremy Corbyn. Así lo vaticinó la gran encuesta a pie de urna, que ha acertado las dos últimos comicios y que ofrecieron tres televisiones británicas anoche al cierre de las urnas. Boris Johnson continuará en el Número 10 con una espectacular mayoría absoluta de 86 escaños. Los conservadores lograrían 368 diputados en los Comunes (venían de 318) y los laboristas se desploman a 191 desde los 262 con que habían sorprendido en 2017.
El programa socialista extremo de Corbyn ha asustado al público, que tampoco quería seguir revolviendo en el Brexit con su oferta de un nuevo referéndum. El Brexit Party de Farage se quedaría fuera del Parlamento, pagando su decisión táctica de retirarse en algunas circunscripciones para apoyar a los tories. Los separatistas escoceses del SNP subirían de 35 a 55, una espectacular hegemonía en Escocia, y los Liberal-Demócratas, la gran decepción de estos comicios, subirían solo uno, de 12 a 13. Los verdes suman uno y cinco los nacionalistas galeses.
El resultado de Boris Johnson sería el más contundente de los tories desde la victoria de Thatcher de 1987.
A ocho días del comienzo oficial del invierno, en el Reino Unido ya se ha adelantado. Los británicos votaron con frío, lluvia, ventisca y hasta nieve y pequeñas inundaciones puntuales en el Norte. Pero con buen ánimo. Hubo colas infrecuentes en los colegios electorales de Londres, señal de que la política continúa apasionando al país, a pesar del hartazgo del Brexit -o tal vez precisamente para despejarlo de una vez- y el carrusel de tres elecciones generales y dos referendos (Escocia y Europa) desde 2014.
Tampoco faltaron dos divisas del carácter nacional británico, que se juntaron a pie de urna: el amor por los animales y el humor. Muchísimas personas se presentaron a votar acompañados con sus perros, tocados a veces con gorro de Papa Noel o disfrazados.
Las mascotas incluso se sumaron a la votación tempranera de Johnson y Corbyn, uno en un colegio de Westminster cercano al Número 10 -y no en su circunscripción como es tradición entre los candidatos- y el otro en su feudo de North Islington, el escaño londinense del que vive desde hace 36 años. La mascota que acompañó a votar a Boris fue su perro terrier Dilyn, al que oportunamente besuqueó ante una nube de cámaras. La de Corbyn fue un espontáneo que se personó a darle el latazo ataviado como el Elmo de Barrio Sésamo, broma que no hizo mucha gracia al líder laborista. Corbyn votó acompañado de su tercera esposa, la abogada mexicana Laura Álvarez, veinte años más joven que él y que explica que el aspirante socialista hable bien español (la segunda además era chilena).
En la democracia británica, la más antigua de Occidente, la noche electoral tiene algo de fiesta, con unos espectaculares especiales de televisión que duran toda la noche. A diferencia de España, el recuento se prolonga durante la madrugada, hasta el alba, porque se va procediendo en público a proclamar sucesivamente los resultados de cada una de las 650 circunscripciones. Sunderland y Newcastle, en la costa Noreste, pugnan por ser los primeros cada año.
Los candidatos tienen que acudir al lugar del recuento, que suelen ser escuelas, salones de baile, pabellones... muchas veces en poblaciones pequeñas de la Inglaterra eterna y profunda. Allí suben a un escenario improvisado mientras se leen los resultados. Muchos de los aspirantes se engalanan con entorchados de sus partidos. Un ritual de democracia de proximidad que obliga a todos, incluido el primer ministro, diputado por la circunscripción londinense de Uxbridge y South Ruiship, donde ganó su escaño en 2017, con 5.034 votos de ventaja, y que suele proclamar vencedor hacia las cuatro de la mañana. Es día de no pegar ojo para el ungido por las urnas, porque si hay un ganador claro, a primerísima hora acude a Buckingham a solicitar el permiso dela Reina para formar Gobierno y luego se dirige a la nación frente a la puerta del 10 de Downing Street.
Fiestas electorales no han faltado esta noche. Un pub del Este de Londres organizó a cuenta de las tribulaciones de sus señorías en las urnas una velada de «gingo» (gin & bingo) sobre los resultados. Otro preparó una noche de «karaoke político». La principal fiesta «tory» fue, por supuesto, en el selecto Scott’s de Mayfair, por donde pasó la crema de la formación. Muchos laboristas se citaron en pubs de barrio.
Color al margen, los dos partidos han calificado las elecciones de ayer como «las más importantes en una generación», y quizá por una vez no exageren. Los británicos se han visto obligados a elegir entre dos caminos absolutamente antagónicos: la oferta de Boris, con «Brexit ya» y una economía más o menos continuista y liberal; o la revolución de Corbyn, con un programa socialista para el Reino Unido (con nacionalizaciones, aumento espectacular del gasto público y más impuestos), amén de otro referéndum sobre la UE y tal vez una segunda consulta en Escocia, que ya está exigiendo el insaciable SNP pese a haber perdido la anterior hace solo cinco años.
El mejor resumen es recoger lo que se han dicho uno al otro. Para el conservador, «los laboristas ofrecen una coalición del caos, con Corbyn al frente con un programa de catástrofe económica». El primer ministro propone «resolver el Brexit y hacer avanzar a esta gran nación, líder en tantas cosas, con más inversión en sanidad pública, seguridad y banda ancha e infraestructuras». Por su parte Corbyn tacha a los conservadores de «partido de los millonarios» y cree que votar tory es elegir «la desesperanza y la deshonestidad, frente a la oferta de un futuro».
En realidad Johnson hacía una propuesta nacionalista y centro-liberal, mientras que Corbyn proponía un experimento de regreso a un socialismo de raíz marxista, que parecía erradicado del Reino Unido desde la revolución thatcheriana, y seguir dándole vueltas con poca convicción a la noria europea. Esta noche la temperatura callejera cantaba el éxito de Boris. Pude ver cómo un tipo perfectamente disfrazado del «premier», peluca rubia revuelta incluida, era aclamado al pasar ante los parroquianos que abrevaban pintas a la puerta de un pub de solera.

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