Rusia advierte contra uso de fuerza tras captura de buque británico
Rusia teme que la captura de un petrolero británico por militares iraníes sea pretexto del uso de la fuerza en medio de tensione en el Golfo Pérsico.
En la primera reacción desde Rusia a la captura este viernes de un petrolero británico en el estrecho de Ormuz por el Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) iraní, el presidente del Comité de Asuntos Internacionales del Consejo de la Federación de Rusia, Konstantin Kosachev, ha llamado a la contención y pedido la desescalada de tensión en la zona.
“Esperamos un enfoque sensato por parte de ambos lados, pero eso dependerá de los planes que tenga cada uno”, ha señalado el diplomático ruso, citado por la agencia oficial de noticias TASS.
Según Kosachev, “desafortunadamente, este incidente puede servir de pretexto para el uso de la fuerza. Aún no está claro si el que usa la fuerza se beneficiaría de eso”. “Por eso esperamos moderación y la diplomacia”, ha recalcado.
El legislador ruso ha señalado también que Moscú se ofrece a contribuir a la reducción de la escalada de tensiones en el Golfo Pérsico, donde en los últimos meses varios petroleros han sufrido incendios.
Por su parte, Dmitry Polyanskiy, el embajador ruso ante la Organización de Naciones Unidas (ONU), ha pedido la reducción de las tensiones.
El CGRI anunció el viernes haber “confiscado” el petrolero británico “Stena Impero” por “haber violado las normas del código marítimo internacional” y “a pedido de la Autoridad Portuaria y Marítima de la provincia de Hormozgan (sur)”, reza un comunicado del cuerpo militar.
La embarcación fue conducida a “la costa después de su captura y entregada a la Autoridad para el procedimiento legal y la investigación”, agrega el comunicado del CGRI.
Entretanto, funcionarios del Ministerio de Exteriores, de Defensa y otros responsables gubernamentales británicos han mantenido un encuentro de urgencia para determinar cómo responder la detención del carguero.
Las tensiones en el Golfo Pérsico estallaron en abril pasado, cuando la Administración estadounidense, presidida por el republicano Donald Trump, trató de reducir a “cero” las exportaciones petroleras iraníes como parte de las sanciones de Washington reimpuestas a Teherán tras su unilateral salida del pacto nuclear internacional de 2015.
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