Salvini exige a Macron que se disculpe si quiere seguir trabajando con Italia
El ministro del Interior carga contra Francia, a quien pide que actúe más en el tema migratorio
Roma
Matteo Salvini se agiganta en la tensión y durante la mañana del miércoles, completamente desencadenado en el Senado, ha querido sacar músculo defendiendo su gestión en el tema del Aquarius y disparando contra todo lo que se movía alrededor: la Unión Europea, Francia, Emmanuel Macron, España y el filántropo George Soros, a quien acusa de estar detrás de algunas de las ONG que rescatan a migrantes en el Mediterráneo. En un tono desafiante, articulando una retórica básica dirigida al estómago de la parroquia, el líder de la xenófoba Liga exigió que el presidente de Francia, Emmanuel Macron, se disculpe oficialmente con Italia por haberla calificado de “cínica”. “No tenemos nada que aprender de solidaridad, generosidad y voluntariado de nadie. Italia es el segundo país en acogida del mundo. Europa puede hacer algo con la inmigración, o callar para siempre”.
El caso Aquarius va camino de convertirse en el pretexto perfecto para sacudir el tablero geoestratégico de Italia en Europa. Los viejos aliados ya no sirven y el eje en construcción se basa en el rechazo a la inmigración y pasa por Austria y Alemania con una especial consideración por Hungría. En esa línea, las primeras andanadas del ministro del Interior, jaleadas por la mayoría parlamentaria —Movimiento 5 Estrellas y Liga— que apoya la nueva hoja de ruta de Italia, fueron directas contra Francia. “Las devoluciones realizadas desde su frontera a la nuestra han sido 10.949. Hombres, niños, discapacitados… Francia debía acoger a 9.816 inmigrantes. Pero lo ha hecho solo con 640. Así que pido a Macron que pase de las palabras a los hechos y acoja mañana por la mañana a los 9.000 inmigrantes a los que se había comprometido”, señaló en un tono amenazante.
Salvini señaló al término de la comparecencia su predisposición a la ruptura con Francia. Si las disculpas del presidente francés no llegan, vería con buenos ojos que se anule la cumbre bilateral planificada para el viernes con el primer ministro italiano, Giuseppe Conte. Marine Le Pen, líder del antiguo Frente Nacional e inspiradora del cambio de rumbo de Salvini, debía estar acomondándose para ver el espectáculo. “Nuestro ministro de Exteriores [Enzo Moavero Milanesi] ha llamado al embajador francés. Le ha pedido explicaciones en nombre de un pueblo que es uno de los primeros en generosidad y solidaridad. Si los franceses tienen la humildad de pedir disculpas, trabajaremos juntos. Pero insultos de parte de quien practica devoluciones y cierra los puertos no los aceptamos. [...]. Si no llegan las disculpas oficiales, el primer ministro Conte haría bien en no ir a Francia", insistió. De momento, el ministro de Economía ya ha cancelado el encuentro que iba a mantener esta tarde con su homólogo francés en París.
A partir de aquí, con el apoyo de la grada y de unas encuestas que respaldan la línea dura del nuevo ministro del Interior, Salvini echó mano de su repertorio habitual de eslóganes. “Solo el 7% de los migrantes que llegan son refugiados políticos”, lanzó. “Pero detrás hay un negocio. El 99% de las demandas rechazadas tienen recurso. Y hay un negocio de los abogados de oficio que ponen miles de demandas y hace negocio a costa de estos desgraciados”.
Salvini también se ha acordado del presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, y de su decisión de acoger en Valencia al Aquarius. En una mezcla de ironía y amenaza, advirtió a España de que el barco que va en camino no será el último en las próximas semanas. “Agradezco a los amigos españoles su buen corazón, pero el presidente Sánchez tiene todavía un amplio margen para ejercitar su solidaridad en las próximas semanas" ya que, agregó: "Solo cuenta con cerca 16.000 demandantes de asilo mientras que en Italia hay 170.000".
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