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sábado, 13 de julio de 2024

Grasas trans: el asesino invisible que debemos eliminar del suministro mundial de alimentos.. Por el Jefe de la OMS

 

Grasas trans: el asesino invisible que debemos eliminar del suministro mundial de alimentos

Hacemos un llamamiento a todos los gobiernos para que limiten o prohíban las grasas trans en todos los alimentos.

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Las grasas trans producidas industrialmente, que se pueden encontrar en una variedad de productos alimenticios y especialmente en los de comida rápida, son altamente peligrosas para la salud humana [Scott Barbour/Getty Images]

Galletas, pizza, pasteles… Todos son deliciosos, pero potencialmente mortales. Además de su contenido a menudo alto de azúcar, sal o grasa, estos alimentos también pueden contener un ingrediente tóxico que mata a casi 300.000 personas por enfermedad coronaria cada año: grasas trans de producción industrial.

Las grasas trans producidas industrialmente, inventadas a principios del siglo XX como sustituto de la mantequilla y luego utilizadas para aumentar la vida útil de los productos alimenticios, son altamente peligrosas para la salud humana. No existe un nivel seguro de consumo. Afortunadamente, este aditivo alimentario tóxico se puede reemplazar fácilmente con alternativas más saludables: no hay diferencia en el sabor ni en los costos de fabricación, y se pueden salvar cientos de miles de vidas al año.

Hace seis años, la OMS hizo un llamamiento a los países y al sector alimentario para que eliminaran las grasas trans de producción industrial del suministro mundial de alimentos. En aquel momento, sólo una pequeña proporción de la población mundial (menos de una de cada diez personas) estaba protegida de esta sustancia química tóxica.

Un nuevo informe de la OMS sobre el estado de la eliminación de las grasas trans a nivel mundial detalla el enorme progreso que hemos logrado en tan solo los últimos años. Hoy, 53 países con casi cuatro mil millones de habitantes están implementando políticas de mejores prácticas recomendadas por la OMS que incluyen prohibiciones o límites a las grasas trans, eliminando así este importante riesgo para la salud de casi la mitad de la población mundial.

La OMS ha reconocido a cinco países –Dinamarca, Lituania, Polonia, Arabia Saudita y Tailandia– por sus esfuerzos líderes a nivel mundial para convertirse en países libres de grasas trans, habiendo ido más allá de la adopción de políticas de mejores prácticas en materia de grasas trans para incluir marcos de monitoreo y aplicación que maximizarán y sostendrán los beneficios de estas políticas para la salud.

Sin embargo, todavía queda mucho por hacer. Más de cuatro mil millones de personas siguen sin protección frente a esta sustancia química tóxica. A nivel mundial, la mayoría de las muertes restantes causadas por las grasas trans se concentran en tan solo ocho países, principalmente en África y Asia y el Pacífico. La aplicación de políticas de mejores prácticas en estos países adicionales podría evitar el 90 por ciento de las muertes mundiales asociadas con este ingrediente nocivo, un hito importante en la lucha contra las enfermedades no transmisibles.

Y a medida que aumentan las restricciones sobre las grasas trans en todo el mundo, los fabricantes de alimentos probablemente arrojarán productos que contienen esta sustancia química tóxica que ha sido prohibida en otros lugares a un número cada vez menor de mercados sin regulaciones.

Todos los países, independientemente de su nivel de ingresos, pueden proteger a sus ciudadanos mediante la aplicación de normas, incluso si los niveles de grasas trans en los alimentos son bajos. La eliminación de las grasas trans es un medio rentable para combatir las enfermedades no transmisibles y salvar vidas, como lo demuestran los estudios realizados en Argentina, Kenia, Nigeria, el Reino Unido, los Estados Unidos y la Unión Europea, que demuestran que las grasas trans producidas industrialmente pueden eliminarse y sustituirse por grasas o aceites más saludables sin cambiar el costo, el sabor o la disponibilidad de los alimentos.

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Los países que han aplicado políticas de mejores prácticas en materia de grasas trans pueden ayudar a otros a hacer lo mismo compartiendo su experiencia y conocimientos. Los fabricantes de alimentos, especialmente los conglomerados nacionales e internacionales que durante mucho tiempo se han beneficiado de productos que contienen grasas trans letales, tienen la responsabilidad ante los consumidores de invertir en sustitutos más saludables. Los defensores de la comunidad mundial deberían seguir presionando para la eliminación total de las grasas trans mediante la introducción de políticas de mejores prácticas recomendadas por la OMS.

Se necesitan tres acciones prioritarias para lograr un mundo libre de grasas trans.

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En primer lugar, hacemos un llamamiento a todos los gobiernos para que limiten o prohíban las grasas trans en todos los alimentos, de acuerdo con la política recomendada por la OMS. Esto incluye un límite nacional de 2 gramos de grasas trans de producción industrial por cada 100 gramos de grasa total en todos los alimentos, y una prohibición nacional obligatoria de la producción o el uso de aceites parcialmente hidrogenados (una fuente importante de grasas trans artificiales) como ingrediente en todos los alimentos.

En segundo lugar, hacemos un llamamiento a los gobiernos para que velen por que se controlen y se hagan cumplir los límites y las prohibiciones. Para fomentar y fortalecer el cumplimiento de las normas, la OMS ha creado el Programa de Validación de la Eliminación de las Grasas Trans, que reconoce oficialmente los esfuerzos de los países por eliminar las grasas trans, de forma similar a cómo la OMS valida a los países que eliminan la malaria o las enfermedades tropicales desatendidas.

En tercer lugar, hacemos un llamamiento a la industria alimentaria para que aplique las recomendaciones de la OMS, asegurándose de que, cuando se eliminen las grasas trans, se las sustituya por grasas y aceites más saludables, y de que se reduzcan al mínimo las grasas vinculadas a un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, como las grasas saturadas. Las empresas también deberían comprometerse a no vender productos que contengan grasas trans en mercados en los que todavía no existen políticas al respecto. Los grandes fabricantes de alimentos y un gran productor de ingredientes han tomado medidas en esta dirección, y otras empresas deberían seguir su ejemplo.

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La campaña para eliminar las grasas trans artificiales producidas industrialmente marca la primera vez que el mundo se ha movilizado para eliminar por completo un factor de riesgo alimentario de enfermedades cardíacas. Sabemos qué hacer, sabemos cómo hacerlo y sabemos que funciona. El mundo está haciendo grandes progresos. Es hora de que los líderes de los países terminen la tarea de proteger a sus pueblos de este aditivo alimentario tóxico.

Las opiniones expresadas en este artículo son las del autor y no reflejan necesariamente la postura editorial de Al Jazeera.


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