Hezbolá conoce bravuconadas de un Israel mucho más débil que nunca
La semana pasada, el periódico libanés Al-Akhbar, basándose en fuentes confiables, informó que Beirut había recibido mensajes diplomáticos que indicaban un inminente ataque por parte de Israel.
Por: Javier Villar
Según estas fuentes, el Reino Unido habría señalado mediados de junio como la fecha para este ataque. En este sentido, el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, durante una visita a la zona bajo control sionista cerca de la frontera libanesa, afirmó: “Estamos preparados para una acción enérgica en el norte. En todo caso, restauraremos la seguridad en la región”.
En las últimas semanas, el ejército israelí ha reducido el intervalo de tiempo entre los asesinatos de altos comandantes de Hezbolá. Uno de los más recientes fue el del comandante Taleb Sami Abdulá, conocido como Hay Abu Talib, quien fue abatido el martes 11 de junio en un ataque aéreo israelí en el sur del Líbano.
El 13 de junio, fuentes sionistas anunciaron el asesinato de un “alto mando de Hezbolá” tras un ataque contra una vivienda en la ciudad de Yanata, en el sur del Líbano. Algunos periodistas iraníes informaron sobre la posibilidad de que el objetivo de ese ataque fuera Seyed Hashem Safi al-din, jefe ejecutivo de Hezbolá y segundo al mando de este grupo. Por el momento, la noticia no ha sido confirmada.
Para comprender la reacción israelí actual, es crucial entender cómo Hezbolá ha desafiado de manera significativa la supremacía aérea de Israel. Además de derribar drones, el grupo ha apuntado a aviones de guerra israelíes, obligándolos a retirarse del espacio aéreo libanés en dos ocasiones la semana pasada. También ha logrado infiltrarse en Israel con drones propios sin ser detectados ni interceptados, y ha atacado el sistema Cúpula de Hierro.
Hezbolá ha establecido por primera vez en la historia una “zona de exclusión” dentro del territorio israelí, lo que ha obligado a decenas de miles de ciudadanos de la Entidad Sionista a huir de sus asentamientos en el norte. Según informes, alrededor del 40 % de ellos no planean regresar a sus hogares una vez que termine el conflicto. El grupo está aprovechando las tensiones entre los colonos del norte y el gobierno israelí, basadas en acusaciones de negligencia estatal hacia esta región “periférica”. Esta estrategia se alinea con el enfoque a largo plazo de Hezbolá de debilitar a Israel mediante la creación de discordia interna y ataques externos.
Al usar el norte de los territorios palestinos ocupados por Israel como un “laboratorio”, Hezbolá está probando sus armas y cambiando las tácticas que Israel ha utilizado durante mucho tiempo contra el Líbano, según señala Amal Saad, profesora y experta en Hezbolá. Saad subraya que “es evidente que Israel enfrenta ahora la amenaza más significativa de su historia y está luchando contra un nuevo tipo de enemigo”.
El enfoque actual de Hezbolá marca un cambio significativo respecto a su estrategia anterior, que se centraba principalmente en evitar una ocupación israelí y lograr la victoria mediante la mera supervivencia. Ahora, Hezbolá ha dejado atrás las medidas defensivas para pasar a la ofensiva contra Israel, involucrándose en una guerra prolongada de desgaste. Los objetivos del movimiento se han expandido considerablemente más allá de la simple defensa y la liberación del territorio libanés; ahora busca obligar a Israel a modificar su comportamiento y sus cálculos mediante la imposición de costos sin precedentes.
En lugar de contrarrestar la “complejidad” de Israel con la “simplicidad” que el secretario general de Hezbolá, Seyed Hasan Nasralá, caracterizó durante la guerra de 2006, el movimiento libanés de la Resistencia enfrenta esa complejidad con audacia y armamento más avanzado.
La estrategia de Hezbolá, como lo destacó Nasralá, es “presionar a Israel para que detenga la guerra en Gaza”. Nasralá enfatizó que Hezbolá no busca una guerra a gran escala, pero advirtió: “Si el enemigo opta por avanzar en esa dirección, no dudaremos ni un momento en participar, y los israelíes lo saben bien"”. Previamente, Seyed Hashem Safi al-Din, jefe del consejo ejecutivo de Hezbolá, había advertido a Israel sobre la disposición del grupo para usar nuevas armas en el campo de batalla.
Por su parte, el ministro interino de Asuntos Exteriores de Irán, Ali Baqeri, en una entrevista con un medio iraní y al referirse a un posible ataque de Israel a Líbano, declaró: “Aconsejamos a los sionistas que recuerden las derrotas que sufrieron en Líbano en 2000 y 2006. Los sionistas han sufrido derrotas históricas a manos del pueblo y la resistencia libanesa. Si los sionistas quieren pasar del atolladero de Gaza al atolladero de Líbano, nunca les aconsejaremos cometer un error estratégico tan grave. Tanto la resistencia en Palestina como en Líbano poseen una fuerza tal que no permitirá a los sionistas alcanzar ninguno de sus objetivos”.
Durante su conferencia de prensa semanal, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Irán, Naser Kanani, también se refirió a la posibilidad de un ataque por parte de Israel contra Líbano: “La política de Irán es apoyar la paz y la estabilidad regional, reconociendo que la Entidad Sionista representa la principal fuente de inseguridad en la región. Las amenazas del régimen hacia Líbano deben ser tomadas en serio por las Naciones Unidas, y cualquier acción provocativa contra la integridad territorial del país debe ser enérgicamente condenada. Los partidarios del régimen sionista, especialmente Estados Unidos y el Reino Unido, tienen una doble responsabilidad en este sentido. Con su influencia, deben dejar de respaldar y prevenir la beligerancia del régimen sionista. La estabilidad, seguridad e integridad territorial de Líbano deben ser consideradas por todas las partes. El ejército, gobierno y pueblo libaneses tienen el derecho de responder a cualquier acción agresiva, y la resistencia contra la ocupación garantiza la estabilidad y seguridad en Líbano. Los sionistas deben comprender que el sistema de resistencia en la región no permanecerá pasivo ante cualquier acción aventurera dirigida contra Líbano y su soberanía”.
Hezblá parece creer que todas estas amenazas y maniobras no son más que bravuconadas, porque reconoce que Israel está en una posición mucho más débil que nunca para iniciar una guerra de tal magnitud. Esta vulnerabilidad se debe, en parte, a la demostración de fuerza del movimiento de Resistencia libanés en los últimos meses.
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