miércoles, 18 de noviembre de 2020
PERÚ: NI UNA SOLA GOTA DE SANGRE POR LAS CONTRADICCIONES INTERBURGUESAS O POR LA NUEVA CONSTITUYENTE
La crisis del viejo estado capitalista burocrático del Perú también se expresa en la bancarrota del sistema de gobierno: la vieja democracia de grandes burgueses y grandes terratenientes.
2 jóvenes manifestantes asesinados, más de un centenar de heridos y otros tantos desaparecidos. Ese ha sido el resultado de la salida de Martín Vizcarra, destituido por corrupto (mal de todos los mandatarios de la región) y el pasajero peregrinaje del interino Manuel Merino, que también se vio obligado a renunciar ante las protestas de las masas.
El viejo estado del Perú está podrido, corroído en toda su institucionalidad. Vizcarra es una muestra más del tipo de gobernantes que ha tenido el Perú desde tiempos de la colonia, corruptos, entreguistas y represivos. Hoy, la salida de Vizcarra expone una vez más las contradicciones que existen entre la burguesía compradora y la burguesía burocrática. Coluden para explotar, oprimir y reprimir al pueblo; coluden para entregarse de pollera alzada al imperialismo; coluden para combatir la guerra popular, pero pugnan por el gobierno, por administrar el viejo aparato estatal. Es en este contexto que se desata la actual crisis política en el Perú.
Hay que ser incisivos en eso, a lo largo y ancho de América, inclusive en los EEUU, las contradicciones interburguesas ha polarizado a varios sectores del pueblo que arrastrados por el oportunismo y/o el revisionismo, han sido expuestos a manifestarse del lado de cualquiera de los dos bandos, de sus verdugos.
Por otro lado, el revisionismo, en el que entra de cajón Movadef, llama a una nueva Constituyente, como si el afinamiento de la vieja democracia burócrata-terrateniente podrá resolver los agudos problemas que aquejan a campesinos pobres, trabajadores asalariados y masas en general.
Ya lo han probado con todo. Burocráticos, compradores, socialistas del siglo XXI, nada, absolutamente nada puede reflotar a una sociedad destinada, por su incompatibilidad con los requerimientos de las mayorías a desaparecer y dar paso a lo nuevo, a la Nueva Democracia.
Ni Vizcarra, ni Merino, menos aún, una nueva Constituyente salvará al pueblo de su miseria. Nada podrá opacar o distraer de los fueros de la guerra popular que en el fragor de la lucha se reordena, se reestructura, convirtiéndose en la única tarea posible para la clase y las masas, la destrucción del viejo estado y la construcción del nuevo Poder, Nueva Democracia, Nueva Dictadura.
Si hay que derramar sangre, pues bien, que sea por el Poder, jamás para dirimir las contradicciones que tiene en sus entrañas la gran burguesía y mucho menos para avivar la propuesta del oportunismo y del revisionismo por una nueva Constituyente cuyo único propósito es la de vivificar el añejo camino burocrático.
¡QUE SE VAYAN AL CARAJO TODOS, INCLUIDA LA PROPUESTA DE UNA NUEVA! CONSTITUYENTE
¡VIVA LA GUERRA POPULAR EN EL PERÚ!
¡NI PERDÓN NI OLVIDO PARA LOS VERDUGOS DEL PUEBLO!
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