La estadística oficial admite una desviación de 32.480 millones en el PIB español
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El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha vuelto a revisar al alza el dato de crecimiento de la economía española en 2021. Este miércoles, publicó un avance de los resultados de la Revisión Estadística 2024 sobre las Cuentas Nacionales en el que se comunicó el impacto que este nuevo cálculo tendrá sobre el PIB nominal en 2021, el año de referencia de las nuevas series que se publicarán próximamente. Aunque esta revisión tiene características distintas de las realizadas hasta le fecha, no deja de sorprender que de nuevo haya una subida sustancial del PIB, modificando una vez más la interpretación que de la salida de la pandemia se había hecho hasta el momento.
En una inesperada y escueta nota de prensa, el INE ha anunciado otra revisión al alza de las estimaciones del PIB. El cambio se limita por el momento al PIB de 2021, cuya magnitud ahora se cifra en un 1,1% superior hasta alcanzar el nivel de 1.235 mil millones de euros. Puede parecer una pequeña magnitud, pero ésta es la tercera revisión al alza. Para valorar correctamente este cambio debe ponerse en relación al crecimiento originalmente estimado y al efecto de las revisiones posteriores. En el gráfico adjunto se recoge este proceso.
En su primera estimación, a inicios de 2022, el INE cifraba el crecimiento nominal en un 7,2%. Las siguientes revisiones han aumentado esta tasa, primero de forma tímida (una subida del 0,7% en septiembre de 2022) y en los siguientes dos años, añadiendo un 1,3% en septiembre de 2023 y un 1,1% ahora. En total, 3,2 puntos más del PIB en 2021: equivalen a 32.480 millones de euros que, hasta ahora, el INE no había medido correctamente.
Aunque esta última revisión obedece a otras razones distintas de la mera disponibilidad de nueva información, como se ve, el INE ha seguido un camino largo y tortuoso para finalmente cifrar en un 10,4% el crecimiento nominal de la economía en un año tan decisivo como 2021. Conviene recordar que en aquel momento nuestro país estaba saliendo de los efectos del confinamiento provocado por la crisis del COVID y estaba en el aire saber si España iba a ser capaz de recuperarse rápidamente de una caída inédita en la actividad. Con las cifras publicadas entonces era difícil no caer en el pesimismo. Un crecimiento 3,2 puntos superior recoge ya un panorama bien distinto. Y eso de momento. porque aún habrá que ver la serie completa que se publicará el día 18 de septiembre. Es posible que la subida sea aún mayor.
La revisión constituye, por tanto, una confirmación de nuestras tesis, tal como hemos venido señalando en innumerables artículos en elDiario.es. Como se refleja también en el gráfico, desde enero de 2022 uno de nosotros ya adelantó que las cifras del INE eran imposibles de casar con el cuadro macroeconómico que se obtenía con otras fuentes, principalmente las relacionadas con las bases imponibles de los principales impuestos. Al lector interesado en revisar las hemerotecas le recomendamos leer lo publicado en aquel momento: estimábamos en un 11,8% el crecimiento nominal, lo cual parecía totalmente descabellado frente al 7,2% que proporcionaba el INE en esos momentos. En aquel momento, ningún otro medio de comunicación cuestionaba el cuadro económico que ofrecía la Contabilidad Nacional del INE y a lo sumo solo había algunos analistas que apuntaban a determinadas incongruencias. Las instituciones públicas independientes que han estado tradicionalmente encargadas del análisis económico (el Banco de España y la Airef) no realizaron entonces, ni tampoco durante estos dos años, objeción alguna.
Desde entonces, el procedimiento de revisión ha estado lejos de seguir un cauce transparente y a la altura de las circunstancias. En un primer momento sus responsables se excusaron en razones técnicas de dudoso valor para no utilizar los registros tributarios referidos a salarios, beneficios empresariales o ventas. Después, la revisión se ha acometido dando una de cal y otra de arena: se negaba cualquier razón de quienes cuestionaban sus cifras, pero después se introducían los cambios sin autocrítica. Incluso en fecha tan reciente como abril de este año, la responsable de cuentas nacionales anunciaba en el Congreso de los Diputados ante un auditorio de casi 100 personas que “no habría una revisión significativa” en septiembre. Las cifras de hoy desmienten esta afirmación y confirman el mal camino emprendido por el INE durante estos años.
Todo este asunto no pasaría de ser una pequeña disputa académica si no fuera por la enorme trascendencia política y social que tienen las cifras del PIB. Todavía en vísperas de las elecciones de julio de 2023, la opinión pública de nuestro país era sometida al martilleo de que España era el último país en haberse recuperado de la crisis del COVID, el peor de toda Europa. El mayor crecimiento en la recaudación fiscal era interpretado en el mejor de los casos como un extraño afloramiento de la economía sumergida y, en el peor, como una prueba del “infierno fiscal” impuesto por las autoridades. Hoy todas esas interpretaciones quedan en gran medida cuestionadas o invalidadas por los datos, pero las percepciones económicas de la ciudadanía tardarán más tiempo en actualizarse.
Aunque el ciclo económico es ahora notablemente mejor, lo ocurrido constituye un importante aviso sobre la salud de las cuentas nacionales de nuestro país. En unas semanas conoceremos las cifras definitivas del crecimiento real (es decir, descontando el efecto del aumento de los precios), pero hoy podemos adelantar una primera idea importante: la revisión de 2021 es la mayor que, para un año en particular, ha realizado el INE en su historia más reciente. Esta conclusión podemos afirmarla con los registros disponibles en su web para los últimos veinte años, pero posiblemente haya que remontarse hasta principios de la década de 1980 para encontrar un cambio de igual magnitud.
Ante un escenario inédito, la transparencia del INE ha estado siempre por debajo de las expectativas. A modo de ejemplo, en la revisión publicada este miércoles, el INE despacha la revisión del 1,1% en un par de líneas, señalando que son el resultado de una revisión por partida doble. La incorporación de nuevas fuentes estadísticas, como los datos del Censo de 2021, aumenta los niveles en un 0,7%. Por otro lado, el nuevo procedimiento de clasificación de determinadas partidas del gasto contribuye a un incremento del 0,4%. Este mutismo palidece con la revisión mucho más detallada y transparente que proporcionó hace unos meses la Encuesta de Población Activa (EPA) también provocada por la revisión del Censo. Mucho nos tememos que el próximo 18 de septiembre, cuando se publiquen las series completas, el INE continuará con la senda habitual de publicar un escueto comunicado de prensa y seguirá sin rendir cuentas ante la opinión pública.
Como conclusión, cabría recomendar a la Contabilidad Nacional del INE que se mantenga siempre atenta a la marcha de las bases imponibles de los impuestos que publica trimestralmente la Agencia Tributaria. Es un magnífico ejemplo del incalculable valor de la información que todos los contribuyentes, familias y empresas, declaramos a Hacienda. La base imponible agregada de los impuestos es una síntesis casi censal de la actividad económica española y el crecimiento que la AEAT publica al final de cada trimestre registra revisiones de magnitud muy reducida. A modo de ejemplo, en el informe mensual de octubre de 2021 las bases imponibles de los nueve primeros meses de ese año crecían un 12,4%, no muy lejos del 13,3% en que se cifra hoy el crecimiento de las bases en 2021. Si a principios de 2022 la Contabilidad Nacional del INE hubiera usado esta información, el PIB de 2021 casi habría recuperado el nivel de 2019 y todo el discurso económico postpandemia habría sido distinto, inyectando a la ciudadanía un merecido optimismo que entonces se le hurtó.
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