Surrealismo en la OTAN: EE.UU. derriba un dron turco en Siria
Los dos aliados siguen sin entenderse sobre sus objetivos en la guerra civil, unas desavenencias que se remontan a los primeros momentos del conflicto
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La artillería norteamericana ha derribado un dron no tripulado turco cerca de una de sus bases en Siria, en otro incidente bélico que pone sobre el tapete la situación surrealista de dos aliados clave de la OTAN luchando en bandos diferentes. La información de Reuters ha sido confirmada por dos fuentes del cuartel general norteamericano que han preferido mantenerse en el anonimato.
Las desavenencias entre Washington y Ankara se remontan casi a los primeros momentos de la guerra civil en Siria, y no han conocido modificaciones durante las tres Administraciones: la de Obama, la de Trump y actualmente la de Biden. En Turquía, el 'hombre fuerte' de todo este periodo, Tayip Erdogan, tampoco ha dado su brazo a torcer.
Estados Unidos y Turquía entraron hace más de una década en el conflicto con el propósito común de derribar el régimen laico y dictatorial de Bachar al Asad, que oficialmente cuenta con el apoyo de Irán y de Rusia. La guerra siria se reveló pronto como un avispero, en el que se cruzan intereses ideológicos, políticos y geoestratégicos.
Tanto Washington como Ankara emprendieron pronto rutas diferentes para alcanzar sus propios objetivos. Estados Unidos tiene como objetivo prioritario, y hoy casi exclusivo, neutralizar los grupos rebeldes yihadistas en Siria cercanos a Estado Islámico, un propósito para el que cuenta con la ayuda fundamental de los rebeldes kurdo-sirios. Turquía, en cambio, dirige ya todos sus esfuerzos a combatir a los kurdo-sirios de las Unidades de Protección del Pueblo (YPG), que en su opinión son una rama del grupo terrorista kurdo-turco PKK.
Siria, como Libia, se instala en su estatus de Estado fallido, mientras las potencias que participan en el drama buscan sus propios intereses. Estados Unidos conserva una pequeña presencia militar en Siria -apenas un millar de militares-, pero mantiene con armas y sueldos a los kurdos con la promesa de que estos a su vez combatan a los yihadistas, y controlen los campos de concentración donde están presos miles de militantes de Daesh junto a sus familias. En cierto modo los norteamericanos son rehenes de los propios presos de Estado Islámico.
Los turcos, por su parte, se centran exclusivamente en combatir al YPG, al que atribuye un plan político de independencia, que buscaría continuidad territorial con la autonomía kurda de Irak y otra futurible secesión en el territorio kurdo de Turquía. Dada la interacción entre el Pentágono y el YPG, en las bases de este en el norte de Siria, incidentes como el del derribo de drones turcos son inevitables.
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