RECESIÓN: ¿Y AHORA QUIÉN PODRÁ SALVARNOS?
El gobierno de Dina Boluarte creía que podía administrar la economía nacional en piloto automático, como lo hizo en su momento Alan García, Alejandro Toledo y Ollanta Humala, pues su obtusa mirada política está haciendo que se estrelle contra una realidad totalmente diferente. Con un escenario de economía global post pandémica única, dura e impredecible para la cual no ha sabido elegir a los técnicos que den la talla para tamaño reto. El piloto automático ya no funciona en ninguna nación del orbe, los presidentes y los ministros de economía tienen que estar actualizados y pendientes dinámicamente del movimiento global para accionar la maquinaria económica de cada país de acuerdo a su realidad y entorno. Lamentablemente Dina Boluarte de economía no sabe absolutamente nada y su ministro Alex Contreras, pasó de las aulas de una universidad norteña a un viceministerio y de ahí a tomar la cartera sin mayor mérito que haber estado cerca del poder. Alex Contreras ha cometido un gravísimo error suficiente como para ya no estar en el cargo, sea por renuncia o por despido. El haberle mentido al país, diciéndole hace un mes que no estábamos en recesión, es suficiente para expectorarlo del manejo económico nacional. Luego, ha seguido mintiendo diciendo que con un crédito suplementario (que le ha dado el Congreso) va a arreglar el problema de recesión, todo ello es una irresponsabilidad tremenda que lo descalifica como economista y profesional. Ese crédito es mínimo y ha sido gestionado para hacer populismo y favorecer a un entorno burocrático y de poder para blindar a su presidenta. La mayor parte de ese dinero se va a repartir en bonos para los poderes del Estado. Como siempre la empresa privada y los que menos tienen van a tener que soportar el golpe ante la incapacidad e insensibilidad de los que están en el poder. Un país cae en recesión cuando su economía se paraliza o decae. Se incrementa la pobreza, no se generan empleos y se reduce el consumo de las familias porque no tienen ingresos suficientes, lo que afecta en la recaudación tributaria. Ese es el pronóstico de Perú para lo que queda de este año y el siguiente. La inversión privada, la cual genera empleos en el país, viene en caída por tres trimestres consecutivos. La producción de todos los sectores, menos minería, muestra cifras negativas. El consumo de la población no crece porque el costo de vida es más alto, lo que afecta en mayor recaudación tributaria para el Estado peruano. La pobreza urbana ha crecido, así como el hambre. La pregunta sobre si el país atraviesa por esta crisis o no se plantea desde hace dos meses, aproximadamente, cuando las cifras del Producto Bruto Interno (PBI) venían cayendo. El ministro de Economía, Alex Contreras, rechazaba que el país se encontraba pasando por esta etapa de caída. “Hay un grupo de economistas que están obsesionados con decir que la economía está en recesión. La economía no está en recesión. Eso no existe”, fue lo que señalaba en una conferencia de prensa. Sin embargo, este 20 de setiembre, admitió que el país está en una situación crítica, luego de que una publicación de la calificadora crediticia Moody’s confirmara crecimiento negativo en Perú. Ya había indicadores adelantados que daban cuenta que el país, este año, no va a crecer económicamente. Las cifras desde julio eran malas, hay caída del IGV interno, menor consumo de cemento y caída de importación de bienes de capital. Lo que va a suceder o ya está pasando, es que un aproximado de 350 a 400 mil empleos se dejarían de crear. Y las personas tienen que buscárselas para sobrevivir, lo que termina arrastrándolos a empleos precarios. Desde hace 25 años, el Perú no entraba en recesión económica. Incluso durante todo el 2020, la economía cayó un 11 %, pero rebotó en un 13 % el año siguiente. La inversión privada sigue deprimida, lo cual es grave porque es la que genera empleos. Además, se prevé que el consumo crecería por debajo del uno por ciento. Y esto sucede porque el consumo no crece y el costo de vida es más alto, los ingresos son más bajos y cae la recaudación tributaria. El peor escenario es el hambre. Las familias no tienen ingresos suficientes para cubrir el costo de la canasta básica. Y la pobreza urbana es lo que más ha crecido. Esta realidad es caldo de cultivo para la delincuencia urbana, la cual ha crecido de manera incontrolable y hoy es uno de los problemas más graves que afectan al país, que a diario deja muertos y heridos en todo el Perú. Lamentable escenario el que nos toca vivir nuevamente con un gobierno que parece expectante e inútil ante la realidad. Se percibe que la presidenta y el gobierno viven en la burbuja típica de los gobiernos frívolos, más concentrados en los viajes y en los cócteles que en solucionar los grandes problemas del país. La presidenta Boluarte se da por bien pagada creyendo que ya pasó a la historia del Perú como la primera mujer en el cargo, lo que no toma en cuenta es que también puede pasar a los anales de la historia como la peor mandataria. Hasta la próxima semana mis amigos de Primera
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