"Estoy dispuesto a pegarme un tiro en la pierna": La fatídica lucha de los reclutas ucranianos para evitar el frente
La victoria que las autoridades de Kiev habían pronosticado como resultado de la contraofensiva no se vislumbra en un futuro próximo. Esto ha provocado cansancio no solo en Occidente, sino también entre los propios ucranianos, cada vez menos dispuestos a dar su vida en el frente.
Según un artículo del diario británico The Times, los hombres ucranianos hacen todo lo posible por evitar alistarse en el Ejército y ser llamados al frente. Asimismo, la publicación señala que algunos de los que ya han estado en el frente comparten pensamientos similares.
"Estoy absolutamente dispuesto a pegarme un tiro en la pierna antes que volver al frente", dijo al medio un soldado ucraniano llamado Andrii, que desertó de su unidad después de ser herido en dos ocasiones en el campo de batalla.
"Yo era un soldado contratado, un profesional", señala el uniformado, a quien el Gobierno de su país le pide volver al frente. "Pero después de ver tanta corrupción e incompetencia implicadas en el sistema que no me prestó atención ni a mí ni a mis heridas, ¿por qué iba a volver a ser un pedazo de carne en una trinchera?", añade.
Según Andrii, de tan solo 20 años, la operación para sanar sus heridas se realizó mal, y un médico se ofreció a darle un certificado que dijera que no era apto para futuros servicios si le pagaba 1.500 dólares, pero lo rechazó. Inclusive el Ejército se negó a enviarlo a Alemania para recibir tratamiento.
"De repente me di cuenta de que de los seis amigos con los que me había alistado, todos menos uno estaban muertos", recuerda. "Mi brazo estaba destrozado, mi casa perdida. Algunos médicos querían dinero que yo no tenía para dejarme salir. Otros insistían en que estaba bien para luchar a pesar de mis heridas", se lamenta.
Certificados ilegales
Valeriy Bolhan, asociado del Centro de Investigaciones Públicas, una ONG anticorrupción de Odesa, declaró a The Times que las comisiones dependientes habían expedido más de 50.000 certificados que eximían a hombres por motivos médicos.
"No sabemos cuántos de ellos se han expedido ilegalmente, ni cuántos se expidieron por verdaderos problemas de salud", dijo Bolhan, añadiendo que la corrupción de Odesa no era excepcional. "Hasta que estalló el escándalo y comenzaron las investigaciones, el precio de un certificado ilegal para alguien que quería escapar a la movilización rondaba los 7.000 u 8.000 dólares", señaló.
Sin embargo, el investigador destaca que, desde que las autoridades ucranianas empezaron a tomar "medidas drásticas", el precio de los certificados ha subido a más de 20.000 dólares.
Según Bolhan, el sistema ha estado tan "plagado de problemas" que se han descubierto muchos casos de soldados que deberían haber sido dados de alta debido a sus heridas a los que se les ha pedido que paguen sobornos para salir.
Según ha informado el Ministerio de Defensa ruso, el Ejército ucraniano lleva realizando infructuosos intentos de ofensiva desde el 4 de junio. El 12 de septiembre, el presidente ruso, Vladímir Putin, declaró que las Fuerzas Armadas ucranianas perdieron durante ese tiempo 71.500 militares, 543 tanques y casi 18.000 vehículos blindados de diferentes clases. Según el líder ruso, la contraofensiva ucraniana no ha dado ningún resultado.
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