El feminismo argentino se moviliza contra Javier Milei
Miles de personas salen a las calles contra el recorte de derechos a las mujeres prometido por la ultraderecha en el Día de acción global por el acceso al aborto
El feminismo argentino ha encontrado un enemigo común frente al que volver a unirse tras años de divisiones internas: Javier Milei. El candidato ultra a la presidencia de Argentina, favorito en las encuestas de cara a las elecciones generales del 22 de octubre, ha prometido eliminar el Ministerio de la Mujer, derogar la ley de interrupción voluntaria del embarazo aprobada en 2020 y poner fin a otros derechos conquistados por las mujeres. A modo de respuesta, miles de personas en diferentes ciudades del país tomaron las calles este jueves para advertir que no están dispuestas a dar marcha atrás.
“Si gana Milei perdemos todas”, podía leerse en uno de los carteles pegados en la céntrica Avenida de Mayo de Buenos Aires al paso de la movilización. Las consignas contra el líder del partido de ultraderecha La Libertad Avanza se repetían en los cánticos de esta marcha convocada en el marco del Día de acción global por el acceso al aborto. “Con Milei los derechos de las mujeres no avanzan, retroceden”, decía la pancarta que sostenía una joven. “Libertad es poder elegir si querés ser madre o no”, decía otra. “Libertad es que el 80% de las infancias que sufrieron abusos pudieron contarlo gracias a la ESI [educación sexual integral]”, insistía una tercera. Fue una de las manifestaciones más grandes del feminismo argentino desde el fin de la pandemia, pero aún así estaba muy lejos de las que se registraron antes de la emergencia sanitaria.
Marina Hidalgo Robles, integrante del colectivo Las Rojas, señaló que la convocatoria se produjo en “un nuevo escenario”. “En 2015, cuando ganó [el conservador Mauricio] Macri empezamos con las asambleas del Ni una menos. Cuando gana [el peronista] Alberto Fernández, eso se rompe. Hace cuatro años no teníamos este tipo de acciones”, explicó. La activista avanzaba en la cabecera, había ido con su madre, con su tía, con amigas. “Hoy nos están atacando y están poniendo en cuestión la ley del aborto, pero no hay derrota, el movimiento feminista no está derrotado”, aseguró. La activista, sin embargo, cree que “gane quien gane” en las elecciones de octubre habrá “un ataque a todos los derechos” porque “hay una degradación profunda de las instituciones”. “Para defender tus derechos tenés que estar en las calles, y lo que ganás lo tenés que defender siempre”, aseguró.
Decenas de organizaciones firmaron un pliego “unitario” que se leyó frente al Congreso argentino. “Tomamos las calles en todo el país. Sobran las razones para movilizarnos y apostamos a la unidad de acción amplia y diversa”, empieza el texto, que abordó reclamos laborales, sociales, educativos, de justicia, de memoria, económicos, ambientales. En el centro, sin embargo, estuvieron la implementación de la ley de aborto y la defensa de la educación sexual integral en las escuelas. “Exigimos educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir”, dice el escrito.
El texto, además, expresa el rechazo a “unas derechas que ponen como blanco de ataque el movimiento feminista y LGTBQI+, el derecho al aborto, la salud y la educación pública y la educación sexual integral, los derechos humanos y los bienes comunes”. “Tomamos las calles porque sabemos que son nuestro espacio de lucha, por lo que hemos conseguido y por lo que nos queda por lograr, porque no daremos mi un paso atrás”, defiende el pliego.
Avances legislativos
La última ola del feminismo irrumpió en Argentina el 3 de junio de 2015 al grito de Ni Una Menos. Cientos de miles de mujeres de todas las ideologías y edades salieron a las calles para exigir medidas contra los feminicidios y un gran cambio cultural en pos de la igualdad de género. Las reivindicaciones llegaron hasta la agenda legislativa. En 2017 el Congreso sancionó la ley de paridad de género que establece que las listas de candidatos a legisladores deben intercalar hombres y mujeres; en 2018 aprobó una ley contra el acoso callejero en Buenos Aires; en 2019, la promulgación de la ley Micaela obligó a una capacitación en perspectiva de género a todos los empleados en la función pública.
Comenzaron a publicarse también registros oficiales de feminicidios, se asignaron más recursos para combatir esta forma extrema de violencia contra las mujeres y a raíz de la denuncia por violación de la actriz Thelma Fardín contra su colega Juan Darthés, miles de mujeres se atrevieron a expresar por primera vez en voz alta abusos que habían silenciado durante años, a veces décadas.
El feminismo invadió entonces las escuelas secundarias y las universidades de gran parte de Argentina, que se pusieron al frente de la batalla en las calles a favor de la educación sexual integral y de legalización del aborto. Tras una primera derrota legislativa en 2018, la ley de interrupción voluntaria del embarazo (IVE) se aprobó en el penúltimo día de 2020, en plena pandemia. La plaza frente al Congreso recibió la noticia dividida: a un lado, miles de mujeres gritaban y se abrazaban de alegría; al otro, familias lloraban de bronca y advertían que harían todo lo posible por derogar la nueva ley.
Milei tiene el apoyo de ese núcleo duro antiabortista por ser el único candidato presidencial que ha hecho campaña de forma explícita a favor de la derogación de la IVE. Pero el candidato ultra ha encontrado también otro nicho, el de aquellos hombres jóvenes que se sintieron descolocados ante un rápido cambio de reglas sociales en el que no sabían cómo moverse. “No voy a pedir perdón por tener pene”, dijo Milei en una entrevista pública. “No tengo por qué sentir vergüenza de ser un hombre blanco rubio y de ojos celestes”, agregó.
Este jueves, la histórica feminista Nina Brugo, de 79 años, sostenía en la cabecera de la marcha una pancarta extensa que pedía por la “activa implementación” de la ley del aborto. Ella conoció el feminismo en el exilio. De regreso en Argentina, tras el fin de la dictadura en 1983, acudió al Primer Encuentro Nacional de Mujeres. “Me enamoré”, contó aferrada a la bandera verde que sostenía, “el poder de las mujeres puede cambiar el mundo”. “Hoy salimos porque hay peligro, no solamente para los derechos logrados, sino también para las leyes laborales, la salud pública, también la educación pública. Es fundamental que las mujeres del país salgamos a la calle”, defendió.
A su lado había tantas otras feministas históricas, como Dora Barranco, y delante de ella una mujer más joven que vociferaba con un parlante. “Hoy es un día en el que nos manifestamos por el aborto legal”, gritaba y reclamaba por la implementación de la ley. “Hay territorios en los que nos preguntan si es ley, donde no saben que es seguro, que es gratuito. Tienen miedo y no saben adónde acudir”, contaba. Las mujeres a su alrededor cantaban que “el patriarcado se va a caer”, que “el feminismo va a vencer”, que “América Latina será toda feminista” y encendían bengalas que llenaban el aire de humo verde.
María Dorrego, de 32 años, se unió a ese reclamo. “Si alguien quiere abortar hoy en Argentina no sabe qué hacer o dónde ir o a quien pedir ayuda. Y eso que es ley, y eso que estamos en un Gobierno que más o menos se ocupa de esto”, señaló. Dorrego, que se manifestaba con una amiga y los ojos brillantes con glitter, advirtió: “Si avanza la derecha, se retrocede en derechos”. Otra mujer, Guillermina Urriza, de 44 años, apuntó que el feminismo es “el único movimiento que le está diciendo no a la ultraderecha”. Ella cree que está en juego “la pérdida de las libertades”.
“Nos costó tanto conseguir la ley del aborto y seguimos luchando después de que se aprobó”, dijo Agustina Seggiaro, de 22 años y militante de la Unión Cívica Radical, uno de los partidos que integra la coalición de centroderecha Juntos por el Cambio. “El partido de Milei quiere sacar esto de agenda”, dijo Seggiaro. “Este es un momento histórico donde los derechos nos los quieren volver a vulnerar. Es importante estar en la calle”, agregó.
Además del aborto, las manifestantes defienden la permanencia de la ley 26.150, que se sancionó en 2006 y reconoce el derecho a recibir educación sexual integral en todos los establecimientos educativos del país. Bárbara Riveros, que es docente universitaria y coordina una diplomatura en Educación Sexual Integral, defendió que la normativa argentina es “de gran avanzada”, aunque Milei diga que esa información “deforma la cabeza”. “Los contenidos están escritos por especialistas. No enseñamos cualquier cosa ni adoctrinamos ni les enseñamos a ser homosexuales o travestis. Les enseñamos que no hay una única forma, la heteronormada”. “Que puedan derogar la ley es peligroso”, advierte.
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