Cuando hay mucho en juego: Japón teme que Rusia y China forjen una alianza militar
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Tokio publicó el 14 de julio el Libro Blanco, el informe anual del Ministerio de Defensa. El documento subraya que la Federación de Rusia y la República Popular China han estado estrechando sus lazos en el ámbito de la cooperación militar y habla de la posibilidad de un acercamiento entre los países a un nivel más alto en el futuro.
El documento presenta numerosos ejemplos de una cooperación más estrecha entre Moscú y Pekín a lo largo del último año. Así, el informe recuerda que en septiembre de 2019 el ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, y el vicepresidente de la Comisión Militar Central china, Zhang Youxia, firmaron un paquete de documentos sobre la cooperación en los ámbitos militar y técnico-militar.
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También enfatiza que Moscú desplegó sus aviones de ataque Su-34 en el Lejano Oriente ruso, y que sus bombarderos Tu-95 y los aviones de alerta temprana y control aerotransportado A-50 realizaron vuelos. Las aeronaves planearon cerca del territorio de Japón, pero en ningún momento entraron en el espacio aéreo nipón. Además, a Rusia se la acusa de sobrevolar las rocas de Liancourt, en realidad controladas por Corea del Sur, pero reclamadas por Japón.
Asimismo, el Libro Blanco subraya que en Rusia se observa una tendencia a intensificar las actividades de las Fuerzas Armadas, y agrega que "esta tendencia tiene que ser meticulosamente vigilada". Entretanto, Moscú tiene todo el derecho de intensificar las operaciones de sus militares en la zona: estas no representan ninguna amenaza y no están dirigidas contra Japón. Estas actividades militares rusas son de índole rutinario.
No es ninguna sorpresa, pero a Japón le preocupa que Moscú mantenga la presencia de sus Fuerzas Armadas en la parte sur de las islas Kuriles —las islas Shikotán, Iturup, Kunashir y Jabomái—. Este grupo de islas también es reclamado por Tokio. El informe indica que últimamente las Fuerzas Armadas rusas han estado intensificando sus actividades en las cuatro islas. Esto tampoco viola el derecho internacional porque estas islas pertenecen a Rusia.
En otras palabras, el informe no excluye que, en el futuro, incluso es posible que sea a corto plazo, Rusia y China lleven su cooperación en el ámbito militar más allá. Aunque por ahora se habla de una alianza militar entre los dos países, esta posibilidad existe. Y a juzgar por la atención que Japón presta a la interacción entre dos gigantes, Tokio teme ese desenlace.
Rusia y China, más juntas que nunca
El informe menciona a China y a Rusia en diferentes partes. En la parte del libro dedicada a la ciencia militar se habla del desarrollo de armas hipersónicas de Moscú y Pekín. Se señala que Estados Unidos considera que estas obras constituyen una amenaza para su defensa antiaérea.
El documento también acusa a China y a Rusia de apostar por los ciberataques y usarlos como una fuerza militar para destruir redes e infraestructuras de otros países.
En la sección dedicada a la radiación electromagnética y su uso para fines militares, se subraya que China realiza maniobras con este tipo de equipamiento y que Rusia aumenta las posibilidades de sus equipos electrónicos.
Se precisa que Moscú usa equipos electrónicos "en el este de Ucrania y en Siria" para hacer daño a los sistemas de mando e impedir el funcionamiento de los radares enemigos. Todo esto teniendo en cuenta que Moscú asegura que no participa en el conflicto en Donbás.
Según el documento, la cooperación militar y técnico-militar entre los dos países aumenta la funcionalidad del armamento y mejora el sistema de control de Pekín sobre su propio Ejército. Esto, prosigue, evidentemente preocupa porque amenaza la seguridad de Japón. Los autores del informe insisten en que es necesario seguir con atención la evolución que sigue la cooperación militar entre China y Rusia.
Si bien es posible entender en cierta medida por qué a Japón le preocupa la presencia militar de otros países en el Lejano Oriente, es más difícil entender por qué teme el aumento de la presencia militar rusa en el Ártico: el país asiático no está presente en dicha zona. Y mucho menos Japón tiene que estar preocupado por Oriente Medio, donde tiene solo intereses económicos.
¿Qué es el Libro Blanco?
Los libros blancos que elabora el Ministerio de Defensa nipón anualmente sirven como base para argumentar la senda que adopta su partida presupuestaria militar.
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En los documentos como este normalmente no se habla de posibles adversarios. Pero al analizar la actividad militar que podría ser considerada una amenaza para Tokio, los autores del Libro Blanco de 2020 prestan una atención especial a China, Rusia y Corea del Norte.
En él los japoneses ponen de relieve dos ideas clave. Primero, que en el mundo han surgido desafíos con los que ningún país puede lidiar por sí solo. Segundo, que es la hora de las tecnologías capaces de alterar la manera en la que se librarán las guerras del futuro. Asimismo, se habla de que Japón tiene que estar preparado para hacer frente a las amenazas subsidiarias.
La conclusión es simple: Tokio se preocupa demasiado por la seguridad de Estados Unidos y tiene miedo de casi todos sus vecinos, es decir, de Rusia, China y Corea del Norte. El Ministerio de Defensa presta mucha atención a la cooperación militar entre los primeros dos y es evidente que, si Moscú y Pekín deciden llevar su cooperación en el ámbito militar más allá, para Tokio será una verdadera pesadilla.
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