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lunes, 2 de diciembre de 2019

Ualá, la aplicación argentina que desafía al sistema financiero tradicional

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Ualá, la aplicación argentina que desafía al sistema financiero tradicional


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No es un banco, pero ofrece servicios financieros. No tiene ni una sola sucursal de atención al público, pero ya tiene más de un millón de clientes. La aplicación argentina Ualá ha revolucionado el mercado local, lo que permitió capturar el interés del financista George Soros, de la multinacional china Tencent y del gigante japonés SoftBank.
Ualá, un juego de palabras entre wallet (billetera, en inglés) y voilá (una expresión de sorpresa en francés o de aquí está), nació en 2015 y a los dos años empezó a operar, momento en que recibió aportes de Soros y del fondo Point72 Ventures, de Steve Cohen.
Otros inversores globales del mundo de las finanzas y de la tecnología han apostado por esta fintech (o empresa de tecnología financiera), como Bessemer Venture Partners (inversor de Linkedin, OLX), General Catalyst (inversor de Snapchat, Airbnd) y Kevin Ryan.
Hace pocas semanas, el emprendimiento concretó otro golpe rutilante al conseguir 150 millones de dólares en una ronda de financiación, en la cual participaron los mencionados Tencent y SoftBank, pero también lo hicieron Goldman Sachs Investment Partners y Jeferies LLCE.

Expansión

Utilizará estos fondos para apalancar su plan de consolidación en el mercado argentino, bajo los pilares de ser una app de compras, ahorro y financiación. También para explorar la posibilidad de desembarcar en otros países de Latinoamérica.
Uno de ellos es México, cuyo mercado posee, como el argentino, una baja tasa de bancarización y servicios financieros costosos.
Fue tan rutilante la irrupción de Ualá que provocó la atención del presidente argentino electo, Alberto Fernández, quien recibió en sus oficinas a Pierpaolo Barbieri, economista, historiador, director ejecutivo y fundador de la fintech.
Después del encuentro, Barbieri relató que "el presidente electo supo de nuestra ronda de inversión y me invitó a su oficina. Le expliqué qué es Ualá y cómo funciona la app. Charlamos sobre la importancia de las inversiones recibidas y los puestos de trabajo que vamos a generar en Argentina. Se mostró esperanzado con la inclusión financiera".

¿Qué es?

Ualá es una fintech que comenzó a operar en 2017. Es una aplicación disponible para Android e iOS. Los usuarios se bajan la app en el celular y abren una cuenta, para luego recibir a los 15 días una tarjeta Mastercard internacional prepaga gratis.
El trámite es muy sencillo: se escanea el documento de identidad, se envía una foto (selfie) y se completa un formulario con datos básicos. Todo este trámite se realiza desde un teléfono móvil.
Al cliente se le solicita su correo electrónico para enviarle un código de verificación. Luego de validar los datos, se aprueba la cuenta en 48 horas hábiles.
De esta manera queda abierta la cuenta. El titular le transfiere fondos desde otra cuenta que ya tiene en un banco o desde una firma de pago de servicios que funciona en Argentina, como Rapipago o Pago Mis Cuentas.  
Ualá ofrece varios servicios financieros sin costo, como enviar y recibir dinero a otra persona, pagar servicios o concretar compras en una amplia red de comercios. Para esto último se utiliza la tarjeta Mastercard prepaga.
También se pueden recargar servicios de telefonía y televisión prepagos por medio de la tarjeta.
El atractivo para el usuario es que esa tarjeta no le genera gastos de emisión y mantenimiento, lo que sí cobran los bancos tradicionales, y permite dos extracciones de dinero por cajeros automáticos en forma gratuita por mes.
La cuenta está disponible para mayores de 14 años, pero hasta los 18 años se requiere de autorización de un adulto responsable.
Además, la aplicación cuenta con múltiples funcionalidades, como la posibilidad de congelar la tarjeta ante una pérdida, controlar los gastos y verificar en qué sectores se realizaron los consumos (restaurantes, cine, comercios) en tiempo real.
Las consultas de los clientes se realizan por chat, directamente desde la app, con una atención las 24 horas del día.

Un millón

A mediados de julio de este año, la fintech argentina anunció que alcanzó la emisión de un millón de tarjetas en el país, luego de estar en operaciones apenas 21 meses.
El 7% de ese millón de plásticos son usados por menores de 18 años y casi el 70% del total están en manos de personas que viven fuera de la capital y el gran Buenos Aires.
A finales de 2019, la emisión de tarjetas superó los 1,3 millones.
El líder de Ualá, Pierpaolo Barbieri, de 32 años, afirmó, en el momento de alcanzar el récord de emisión de tarjetas, que "creamos Ualá para que todos puedan acceder al sistema financiero y manejar su plata mucho más fácil. Nunca creímos que íbamos a alcanzar un millón de tarjetas emitidas en menos de dos años. Nos enorgullece la confianza que los usuarios nos dieron y es un fuerte impulso a seguir rompiendo paradigmas".
Barbieri indicó que, según datos del Banco Mundial, solo el 41% de los argentinos tiene una tarjeta de débito y el 24% posee una tarjeta de crédito.
Existe una baja penetración bancaria en el país: menos de la mitad de la gente tiene cuenta bancaria, más del 50% de los argentinos recibe sus salarios en efectivo y casi un tercio de aquellos cuyos salarios se depositan retira su dinero inmediatamente.
"Queremos solucionar la falta de penetración bancaria en Argentina y llegar a quienes no tengan una cuenta", explica Barbieri, para agregar que "aprovechando la tecnología, queremos pasar del siglo XX al XXI, donde los bancos ya no tengan que ser lugares físicos".

Créditos

Cumplida la primera etapa de generar el hábito del uso de la tarjeta como medio de pago, Ualá empezó a incursionar en préstamos.
El perfil del deudor se va armando a partir de lo típico: un algoritmo que analiza los usos de la tarjeta, para a partir de allí hacer una evaluación crediticia del usuario y determinar el monto que podría prestársele.
"A mayor uso de la tarjeta, mayor termina siendo el monto que se le puede prestar a una persona", indica Barbieri, quien subraya que los fondos que prestan son capital propio de la compañía.
Esto último es clave para no tener que ingresar en el régimen de regulación del sistema financiero. Como no utiliza el dinero que los clientes mantienen en sus cuentas para prestar, es decir, no actúa como intermediario financiero, no queda, teóricamente, dentro del marco de control y supervisión oficial sobre los bancos.

Sindicatos

La incursión en el negocio financiero, como una fintech y no como un banco, ha generado un conflicto con el sindicato que agrupa a los trabajadores del sistema bancario.
El gremio considera que los trabajadores de las fintech deben ser encuadrados dentro de su sindicato, pues trabajan en una actividad financiera.
Las empresas del sector rechazan ese reclamo, al considerar que están dando un servicio comercial.
Los trabajadores bancarios cobran un salario más elevado que los empleados de comercio. Si son incorporados al gremio bancario, las empresas de fintech registrarían un fuerte aumento de los costos laborales.
Son 6.500 trabajadores de las fintech que deberían estar encuadrados en el régimen laboral de los trabajadores de bancos.
El titular de la Asociación Bancaria (AB), Sergio Palazzo, afirmó que "la aparición de nuevos jugadores como las fintech, que no tienen costos de regulación y salariales en el sector", son "un tipo de práctica desleal" en relación "con las entidades financieras que ofrecen empleo a los trabajadores" de la actividad.
"Esa ausencia de regulación implica, incluso, la falta de controles sobre lavado de dinero y genera inseguridad informática", indicó Palazzo.
La respuesta de las empresas de la Cámara Argentina de Fintech fue inmediata. "Ninguna de las firmas realiza actividades bancarias en sus múltiples modelos de negocios, ni puede pensarse que por incorporar tecnología —tal como lo están haciendo algunos bancos— deban ser encuadradas como actividad bancaria".
"Se trata de un pedido anacrónico, que busca perjudicar a una naciente e innovadora actividad que está generando nuevas oportunidades para millones de personas en nuestro país", sentenciaron.

Bancos

La historia financiera moderna en Argentina tiene varios episodios traumáticos vinculados a los bancos.
En 1981-1982, el plan económico de la dictadura militar empezó a mostrar una marcada debilidad, con un frenesí especulativo que derivó en la quiebra de varios e importantes bancos. Miles de ahorristas fueron estafados y no pudieron recuperar su dinero.
En 1989, ahorristas en plazo fijo no pudieron retirar su dinero y el gobierno de Carlos Menem les entregó un título público con vencimiento final a 10 años.
En 1995, el denominado Efecto Tequila, una crisis financiera que comenzó con una fuerte devaluación en México, provocó una fuerte fuga de capitales en los mercados emergentes, entre ellos el argentino. En ese año estaba en vigencia un régimen de convertibilidad (paridad 1 a 1 entre el dólar y el peso, la moneda nacional).
Ese shock financiero externo precipitó una muy fuerte corrida bancaria, cuyo saldo fue el cierre de casi 100 entidades financieras.
En 2001, el derrumbe de ese régimen de convertibilidad combinó corridas cambiaria y bancaria, que derivó en el conocido corralito, con límites a la extracción de dinero de las cuentas de las entidades financieras.
Los bancos tuvieron las entradas tapiadas durante muchos meses y varios años les llevó recuperar la confianza de la población.
Las ganancias extraordinarias que han acumulado y los elevados costos que deben soportar sus clientes no colaboraron en mejorar la relación.
En ese contexto, con una economía bimonetaria, donde gran parte de los ahorristas argentinos coloca sus dólares en cajas de seguridad o en espacios secretos del hogar (por ejemplo, en el colchón), una aplicación financiera que ofrece servicios sin costos ha tenido una expansión extraordinaria en muy poco tiempo.
La innovación financiera en todo el mundo tiende a ser más poderosa cuando compite contra bancos con márgenes de ganancia demasiado grandes y una experiencia desastrosa para el consumidor.
Este es precisamente el escenario actual en Argentina. Ualá entonces va dirigida a todos los que están frustrados con las instituciones financieras.

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