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La unidad contra la ultraderechista se rompe en las manifestaciones del 1 de mayo en las que los sindicatos no han logrado unificar su mensaje común contra el FN
SILVIA AYUSO
París 1 MAY 2017 - 19:37 CEST
En la última semana de campaña electoral, la distancia entre ambos candidatos se está estrechando. Marine Le Pen, del Frente Nacional (FN) avanza, aunque Emmanuel Macron (En marche!) mantiene una sólida ventaja. Un sondeo del Instituto Odoxa da a la candidata ultraderechista un
41% de los votos y al centrista un 59%, según los datos del 28 de abril. Hace una semana la intención de voto por él era del 63% y la de ella un 37%. Le Pen escala posiciones, aunque todavía no relevantes, y el muro contra la extrema derecha tiene brechas profundas, como se ha constatado este 1 de mayo en París, durante las movilizaciones por el día del trabajo, en las que los sindicatos han sido incapaces de acordar un mensaje conjunto.
Disturbios en la Plaza de la Bastilla en la marcha del Día del Trabajo. JEFF MITCHELL/GETTY IMAGES.VÍDEO: REUTERS LIVE
En París, la misma ciudad en la que en 2002 —tras el inesperado pase a segunda vuelta de Jean-Marie Le Pen—, hasta 1,3 millones de personas acudieron al llamamiento de los sindicatos para demostrar su rechazo al extremismo del padre de la candidata Marine, 15 años más tarde el mensaje ha sido más difuminado: FN no, pero la alternativa, Emmanuel Macron, tampoco. Resultado: dos manifestaciones diferenciadas, con una participación mucho más baja de lo esperado y en las que se han registrado disturbios, y diversas convocatorias a protestas menores en distintos puntos del país. En total, 142.000 personas salieron este lunes a la calle en toda Francia, según el Ministerio del Interior.
La reformista Confederación Francesa Democrática de Trabajo (CFDT), que acaba de convertirse en el principal sindicato del país, convocó a una marcha “republicana” a las 11 de la mañana junto al sindicato Unsa y la Federación de asociaciones generales de estudiantes en el distrito XIX de París. Los organizadores han pedido explícitamente el voto por Macron el próximo domingo para frenar el avance de Le Pen.
“Porque el FN es un partido autoritario, xenófobo y de regresión social. No es un partido como los otros y nosotros nos negamos a permitir su banalización”, razonó la CFDT en su convocatoria. “Llamamos a los electores y electoras a bloquearlo y a votar masivamente por el candidato republicano”, agregó sin mencionar explícitamente el nombre de Macron, algo que sí hizo Unsa en su declaración oficial. Solo entre 200 y 300 manifestantes acudieron a la llamada de estos sindicatos, según France Presse (Afp).
Simpatizantes de Le Pen recaudan dinero en uno de sus actos. FRANCOIS MORI AP
Mucho más concurrida, aunque todavía lejos de la masiva afluencia de 2002, fue la manifestación convocada por el también poderoso sindicato CGT en la Plaza de la República junto con varios sindicatos y organizaciones de izquierda. En esta marcha, cuatro agentes de policía resultaron heridos por los choques con un grupo de encapuchados que tiró varios cócteles molotov. Uno de los agentes sufrió heridas graves en una mano y otro en la cara, según ha confirmado el Ministerio del Interior, que ha condenado la "violencia intolerable" y ha prometido que los responsables deberán responder ante la justicia. La Policía respondió a las agresiones utilizando gases lacrimógenos.
La protesta carecía de consignas de voto, más allá del rechazo compartido al FN. “No hay ninguna ambigüedad, la CGT combate al Frente Nacional”, subrayó el líder del sindicato, Philippe Martinez, durante la marcha, a la vez que responsabilizó a los Gobiernos de izquierda y derecha de los últimos 15 años del avance de la ultraderecha. Martinez manifestó su esperanza de superar la cifra de participación del 1 de mayo del año pasado, 85.000 personas, para enviar un mensaje claro. “Hace falta que seamos más, porque está la amenaza del FN”, dijo, según Le Parisien. No pudo ser. Según los propios organizadores, a la marcha acudieron 80.000 personas. La policía rebaja esa cifra a 30.000.
En los últimos días, Marine Le Pen ha intentado atraer el voto de la izquierda que en la primera vuelta apoyó al líder de Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon. Ha acusado a su rival, al que se refiere constantemente como “el banquero Macron”, de ser el representante de la “oligarquía” y de la "casta" de continuar una política económica que beneficia solo a las élites y se limita a decirle “sí” a Bruselas y Berlín.
Ante el rechazo frontal de los sindicatos, Le Pen los ha acusado de “no defender los intereses de los asalariados”, sino de velar solo “por su propio puesto”.
Un “frente social” contra Le Pen y Macron
Retomando en cierto modo las palabras de Mélenchon, que ha justificado su negativa a dar una consigna de voto a sus electores —aunque ha dejado claro que no votará a Le Pen— argumentando que no puede elegir entre “la extrema finanza y la extrema derecha”, activistas descontentos con las dos opciones en la final presidencial francesa convocaron en todo el país a una marcha del llamado Frente Social en rechazo a los dos candidatos.
En París, varios centenares de personas se congregaron bajo el lema “contra el fascismo y el capitalismo”, en una marcha convocada por organizaciones anarquistas que tenían previsto unirse posteriormente a la manifestación principal en la Plaza de la República, donde convergieron también otras protestas menores. Según estimaciones de la Policía, unas 4.800 personas marcharon en Marsella, 6.000 en Toulouse, 5.000 en Lyon y algo menos de 2.000 en Estrasburgo.
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