Seis claves para entender las elecciones en Irán
18 de mayo de 2017
La carrera presidencial en el país persa tendrá su primera estación
este viernes, cuando el electorado iraní acuda a las urnas para reelegir
al "moderado" Hasan Rohani u opte por alguno de los tres candidatos opositores que quedaron en la grilla, entre los que destaca el conservador Ebrahim Raisi.
Si el ganador no alcanza el 50% de los votos, habrá una segunda vuelta siete días después, el 26 de mayo, entre los dos primeros.
Los comicios se dan en medio de las promesas incumplidas de traer mayor apertura y libertades,
la ansiedad por una economía que no despega y la sombra siempre
presente del líder supremo, el ayatollah Ali Khamenei, que amenaza con
anular cualquier intento de cambio profundo en la teocracia chiita.
1-La influencia del ayatollah
A pesar de que la retórica entre Rohani y Raisi ha venido en aumento y
ambos representan diferentes facciones políticas, quien gane deberá adecuarse a los postulados de la Revolución islámica y al control del líder supremo, quien tiene la última palabra en políticas de Estado y que incluso tiene el dominio de la aprobación de candidatos.
"Jomeini,
el fundador de la República Islámica de Irán y el primer líder supremo
del país, colocó todas las instituciones religiosas y estatales bajo el
control de un clérigo autocrático", señaló esta semana el Proyecto contra el Extremismo en un informe.
Al respecto, estas elecciones también suponen una antesala para la futura campaña, puertas adentro y mucho más determinante para el futuro del país, para reemplazar a Khamenei,
quien —según especulaciones— se encuentra, a sus 77 años, en un
delicado estado de salud tras su operación de próstata de 2014.
En este contexto, Raisi, muy cercano a Khamenei y su círculo, es un candidato natural,
que además lleva el turbante negro que en la tradición chiita indica
que es un seyed, un descendiente directo del profeta Mahoma, según
reportó el periódico The Guardian.
Pero carece de la experiencia ejecutiva que sí tiene Rohani, más alejado de los círculos altos del régimen iraní.
2-Reformistas y principistas
En estas elecciones, Raisi intentará atraer a los conservadores,
también llamados principistas, mientras que Rohani tratará de volver a
tentar a los votantes moderados y más cercanos a los reformistas. Los
dos últimos presidentes cercanos a los reformistas, el recientemente fallecido Akbar Hashemi Rafsanjani y Mohammad Khatami, cuyo nombre no puede ser mencionado en la prensa iraní, según reportó la agencia ISNA, cayeron en desgracia por oponerse a Khamenei.
En muchas oportunidades Rohani se ha dirigido directamente a los seguidores de los reformistas, que buscan una mayor apertura al exterior, libertades económicas y sociales y derechos civiles en el país persa. Estos votantes se encuentran en mayor medida en las grandes ciudades y entre las capas medias y altas.
Los principistas, en cambio, controlan la economía a través de las
empresas de la Guardia Revolucionaria y los recursos financieros de las
instituciones religiosas, y mantienen un férreo control de los postulados de la Revolución Islámica, una gran desconfianza del extranjero.
Al respecto, el actual presidente declaró esta semana que trató de cumplir todas sus promesas pero no se lo permitieron, en especial la liberación de prisioneros políticos, en un guiño al inmenso poder del ayatollah.
Rohani también lanzó el lunes un ataque contra Raisi, un juez que ha sido promotor de castigos brutales como la lapidación y en 1998 fue miembro del concejo que firmó la sentencia de muerte de miles de prisioneros políticos.
"La gente debe elegir entre un juez y un abogado. Un juez llega a un
veredicto y lo anuncia, pero el abogado tiene que defender a la gente. Un presidente debe ser el que defienda los derechos del pueblo iraní", dijo durante un acto político Rohani, quien además de clérigo es abogado, según el periódico Iran Daily.
3-La participación ciudadana
Las elecciones del viernes servirán de medida para las expectativas reformistas, si es que continúan confiando en Rohani o ceden ante la frustración.
"Una alta participación en las elecciones presidenciales será un factor disuasorio ante las amenazas sobre la República Islámica", dijo el martes el ministro de Defensa, Hossein Dehqan, a la televisión estatal.
La participación legitima al régimen iraní, pero la historia muestra que cuando más iraníes acuden a las urnas, más probable es que gane un candidato moderado o reformista.
En la primera victoria de Khatami, casi el 80% del electorado se acercó
a las urnas, y un 73% lo hizo con Rohani en 2013. Mientras que la
victoria del conservador Ahmadinejad se logró con apenas el 59%, y la
reelección de un Khatami ya deslucido contó con una participación
reducida del 67 por ciento.
Rohani está al tope de las preferencias, según la última encuesta de la agencia iraní IRNA, pero esta también muestra un elevado nivel de desinterés, cercano al 30%, que podría jugarle en contra.
4-El acuerdo nuclear y Donald Trump
La presidencia de Rohani quedará marcada por el acuerdo nuclear firmado
entre Irán y el grupo de las 5 potencias del Consejo de Seguridad de la
ONU y Alemania, que intentó limitar el desarrollo nuclear iraní, redujo
las tensiones entre el país persa y Occidente y permitió el
levantamiento de algunas de las sanciones económicas con las que se
intentaba frenar su acceso a armas nucleares.
Pero el levantamiento de estas sanciones no trajo el número de beneficios que muchos esperaban tan rápidamente como lo deseaban, y la desconfianza en el pacto de parte de la nueva Administración del presidente Donald Trump generó dudas sobre su futuro.
Sin embargo, ninguno de los candidatos se lanzó de lleno a criticar el
acuerdo, considerado tanto un éxito de Rohani como de Khamenei.
5-Crecimiento económico con alto desempleo
La economía, afectada por décadas de sanciones, es uno de los temas
centrales de esta campaña. Durante su presidencia, Rohani cumplió su
promesa de reducir la inflación, que en 2013, al asumir, estaba por
encima del 30% y hoy se encuentra cercana al 9,5%, según datos del Fondo Monetario Internacional.
Logró también, gracias al levantamiento de las sanciones, reactivar la
economía en 2016 con crecimiento cercano al 6% del PBI, según el Banco Mundial.
Pero, como se preveía, este
crecimiento estuvo ligado al sector petrolero, que pudo volver a
exportar, y no tuvo los efectos esperados en la tasa de desempleo, que se ubicó en el 12%, con picos cercanos al 30% entre los jóvenes, también de acuerdo con el Banco Mundial.
De esta manera, los competidores de Rohani lo acusaron de descuidar a
los desempleados y los pobres, y prometieron aumentar el dinero que el
Estado dedica a estos sectores de 13 a 65 dólares, según reportó The Times of Israel.
6-La relación con los vecinos
El apoyo al régimen de Bashar al Assad en Siria, de las milicias de las
Fuerzas de Movilización Popular, en Irak, o de los hutíes en Yemen han
marcado la expansión de la influencia iraní en la región en los últimos
años.
Estas nuevas incursiones se suman al armamento, equipos y fondos que el
país persa ha enviado a grupos terroristas como Hezbollah, en el
Líbano, y Hamas, en Palestina, lo que ha provocado una histórica enemistad con Israel.
Además de enfrentarse a Israel, al que ha amenazado repetidas veces con destruir, Teherán también está
chocando con la monarquía sunita de Arabia Saudita, un rival histórico
por el liderazgo del islam y de Medio Oriente, con la cual ha incluso
roto relaciones diplomáticas.
Tradicionalmente el rol del presidente iraní es aún menos determinante en política exterior,
donde el Consejo Superior de Seguridad Nacional y los Cuerpos de la
Guardia Revolucionaria Islámica llevan a cabo las decisiones del líder
supremo y, por tanto, el impacto de las elecciones es difícil de
predecir.
"Los conservadores, como el fundamentalista Raisi, se alimentan de sentimientos de hostilidad hacia los Estados Unidos. Ven las relaciones con Occidente como corruptas y contraproducentes", consideró Marwan Bishara, analista político de la cadena Al Jazeera. "Su llegada puede complicar el rol regional de Teherán", agregó.
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