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domingo, 6 de octubre de 2024

Corea del Sur recicla un asombroso 98 % de su basura orgánica

 

Corea del Sur recicla un asombroso 98 % de su basura orgánica

Corea del Sur ha demostrado ser un referente global en la gestión de residuos alimentarios, reciclando el 98% de sus desperdicios, un logro notable en la lucha contra el cambio climático y el agotamiento de recursos. Esta nación asiática ha implementado un sistema eficiente y estricto, convirtiendo los restos de alimentos en abono, alimento para animales e incluso energía. No obstante, replicar este modelo en otros países puede ser un desafío considerable.

El Centro de Bioenergía de Daejeon: un ejemplo de sostenibilidad

En Daejeon, una ciudad con 1,5 millones de habitantes, el Centro de Bioenergía procesa más de 400 toneladas diarias de residuos alimentarios. Esta planta, una de las 300 instalaciones en el país, es capaz de generar suficiente energía verde para abastecer a 20.000 hogares. Esto convierte a Corea del Sur en un ejemplo de cómo se puede transformar un problema de residuos en una solución para generar energía renovable.

Este sistema ha sido crucial para la sostenibilidad urbana, evitando que los desechos alimentarios lleguen a los vertederos, donde generarían metano, un gas de efecto invernadero mucho más potente que el dióxido de carbono.

Hace 20 años, Corea del Sur desechaba el 98% de sus residuos alimentarios, mientras que hoy en día, el mismo porcentaje se recicla. Esto se debe, en parte, a la prohibición de verter restos de comida en los vertederos y a la exigencia de que los ciudadanos separen sus residuos y paguen por su tratamiento a través de tarifas y multas.

Un desafío global en la gestión de residuos

A nivel global, la gestión de residuos alimentarios es un problema crítico. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), hasta el 31% de los alimentos se desperdician. Esto tiene implicaciones tanto ambientales como sociales, pues el desperdicio de alimentos es responsable de entre el 6% y el 8% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, además de representar una oportunidad perdida para alimentar a más de mil millones de personas que padecen hambre.

La mayoría de los países están muy por detrás de las cifras surcoreanas, lo que evidencia la necesidad de adoptar modelos más eficientes de reciclaje y conversión de residuos.

Datos interesantes:

  • Porcentaje de reciclaje: Actualmente, Corea del Sur recicla el 98% de los residuos alimentarios que genera. Esto representa un cambio drástico respecto a hace 20 años, cuando el 98% de los residuos alimentarios acababan en vertederos.
  • Producción diaria de residuos: Corea del Sur genera alrededor de 15.000 toneladas de residuos alimentarios al día. La mayor parte de estos residuos se convierten en abono, alimento para animales o energía, principalmente en forma de biogás.
  • Infraestructura de reciclaje: El país cuenta con aproximadamente 300 instalaciones especializadas en el reciclaje de residuos alimentarios. Estas plantas se dedican a la conversión de estos residuos en productos útiles, como fertilizantes o energía renovable.
  • Impacto en la generación de energía: Por ejemplo, el Centro de Bioenergía de Daejeon procesa 400 toneladas de residuos alimentarios diariamente y genera suficiente energía para abastecer a 20.000 hogares. Este biogás es una forma importante de energía renovable en el país.
  • Obligación de separación de residuos: Desde 2005, Corea del Sur prohíbe el vertido de residuos alimentarios en los vertederos, y obliga a todos los ciudadanos a separar estos residuos de la basura convencional. Esta separación es parte integral del sistema de reciclaje y se refuerza con multas y tarifas que varían según la cantidad de desechos generados.
  • Tarifas por residuos: Los ciudadanos deben pagar tarifas basadas en la cantidad de residuos alimentarios que generan. Estas tarifas se calculan utilizando contenedores inteligentes que pesan los residuos, o mediante la compra de bolsas de compostaje prepagadas. En algunos edificios de Seúl, los residentes usan tarjetas digitales para registrar la cantidad de residuos y pagar de acuerdo a lo que tiran.
  • Reutilización de los residuos: Una parte significativa de los residuos alimentarios reciclados se convierte en pienso para el ganado, aunque este proceso enfrenta algunos desafíos, como la contaminación por objetos no deseados (plásticos, metales) que a veces se mezclan en los residuos alimentarios.
  • Residuos alimentarios por persona: Un surcoreano promedio genera 109 kg de residuos alimentarios al año, en comparación con los 138 kg de un estadounidense. Esto es un reflejo de los esfuerzos en Corea del Sur por reducir la cantidad de desperdicio.

Barreras para replicar el modelo surcoreano

A pesar del éxito en Corea del Sur, la adopción de este tipo de sistemas en otros países no es sencilla. Un ejemplo de ello es Estados Unidos, donde el bajo coste de la tierra y la menor densidad poblacional hacen más costoso implementar un sistema similar. La infraestructura necesaria, como las plantas de biogás y los sistemas de recolección y clasificación de residuos, puede no ser rentable en muchas regiones, especialmente aquellas con climas más cálidos, donde la demanda de calefacción es menor.

El caso de Vietnam ilustra este desafío. Una delegación vietnamita que visitó el Centro de Bioenergía de Daejeon concluyó que la implementación de una planta similar no sería viable en su país debido a las condiciones climáticas.

Innovaciones y problemas persistentes

Corea del Sur ha innovado en sus métodos de recolección y reciclaje. En algunas ciudades, como Seúl, los edificios de apartamentos están equipados con contenedores electrónicos que pesan los residuos de alimentos y cobran a los residentes según la cantidad de desechos generados. Además, los ciudadanos compran bolsas especiales para el compostaje, cuyo costo varía según el volumen de residuos.

Sin embargo, la cantidad de residuos alimentarios generados no ha disminuido significativamente en los últimos cinco años. Corea del Sur produce anualmente alrededor de 5,5 millones de toneladas de residuos alimentarios, lo que indica que, a pesar de las estrictas políticas de reciclaje, la reducción en la producción de desperdicios sigue siendo un reto.

Limitaciones del compostaje y el uso de biogás

Aunque Corea del Sur ha avanzado en la conversión de residuos en biogás, todavía enfrenta desafíos en la clasificación adecuada de los desechos y el uso de los subproductos. Algunos residuos no compostables, como plásticos y utensilios desechables, a menudo terminan en los contenedores de comida, lo que puede causar problemas en las instalaciones de reciclaje. Además, los agricultores son reacios a utilizar fertilizantes elaborados con residuos de alimentos debido a su olor y contenido excesivo de sodio, lo que también ha generado rechazo entre los ganaderos.

Para superar estas dificultades, el gobierno surcoreano está apostando cada vez más por las plantas de biogás, que no solo reducen la contaminación y las emisiones, sino que también generan electricidad y calefacción. No obstante, estas instalaciones son menos eficientes durante los meses más cálidos, cuando la demanda de calefacción disminuye.

Lecciones para el mundo

El éxito de Corea del Sur en la gestión de residuos alimentarios ofrece valiosas lecciones para otros países. Una de las claves ha sido la educación ciudadana, logrando que el reciclaje sea una parte integral de la vida cotidiana. Además, las políticas que penalizan el desperdicio han sido fundamentales para cambiar los hábitos de los ciudadanos y reducir la cantidad de residuos que terminan en los vertederos.

Sin embargo, replicar este modelo a nivel global requiere adaptaciones a las condiciones locales, como la densidad poblacional, el clima y la infraestructura disponible. Aunque no todos los países podrán seguir el ejemplo surcoreano al pie de la letra, las soluciones innovadoras que Corea del Sur ha implementado pueden servir de inspiración para mejorar la gestión de residuos y contribuir a un futuro más sostenible.

Corea del Sur ha demostrado que, con un enfoque integral, es posible convertir un problema ambiental en una oportunidad para generar energía y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

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