Klaus Pantel, oncólogo: “Con los análisis de sangre podemos encontrar señales del regreso del tumor meses antes de que el radiólogo pueda verlo”
El director del Instituto de Biología Tumoral de Hamburgo habla de las posibilidades de la biopsia líquida para detectar el cáncer en etapas tempranas o saber si alguien está curado tras una cirugía
Klaus Pantel (Bergisch Gladbach, Alemania, 63 años) comenzó hace 30 años a perseguir células cancerosas migratorias por el torrente sanguíneo. Tras años de trabajo, Pantel pudo identificar que los pacientes con un elevado número de aquellas células morían antes, y en 2010, junto a Catherine Alix-Panabières, del Centro Hospitalario Universitario de Montpellier (Francia), escribió un artículo en el que exponían el potencial de la detección de células tumorales en la sangre para el descubrimiento temprano de tumores y su seguimiento. Allí surgió el término biopsia líquida, la idea de que con un análisis de sangre, sin necesidad de extraer tejido canceroso al paciente, sería posible saber si tenía la enfermedad.
“El término se adaptó muy rápido para hablar de la detección de productos que circulan en la sangre, desde células tumorales al ADN circulante; no teníamos idea de que iba a resultar tan popular”, reconoce Pantel, director del Instituto de Biología Tumoral de Hamburgo, que hace unos días visitó el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), de Madrid. Ahora, la biopsia líquida es una de las herramientas más prometedoras para detectar el cáncer cuando aún es tratable, para diseñar terapias personalizadas o evaluar si un tratamiento está funcionando o si ya se debe cambiar.
Pregunta. ¿Cómo llegaron a la idea de hacer una biopsia líquida?
Respuesta. Estábamos pensando en obtener tanta información de la sangre de un paciente de cáncer como fuese posible. Habitualmente, para obtener información sobre un tumor, coges una jeringuilla y pinchas el tejido tumoral. Eso es una biopsia de tejido y pensamos en que podíamos hacer eso con la sangre. Y como creímos que “biopsia de sangre” no sonaba bien, lo llamamos biopsia líquida.
P. ¿El nombre es importante para que un procedimiento médico tenga aceptación?
R. El nombre es muy importante. Hubo otros grupos que propusieron otros nombres, pero este sobrevivió.
P. ¿Cuáles son los obstáculos que aún tiene la biopsia líquida para ser un método de diagnóstico de uso habitual?
R. El reto ahora mismo es llevarlo desde la investigación a la práctica clínica. Para lograrlo, tenemos que los análisis de sangre que utilizamos son robustos y funcionan, y que funcionan igual un lunes que un viernes, que podamos estandarizar la tecnología. También es importante que desarrollemos los test adecuados para cada pregunta clínica. Por ejemplo, si quieres detectar el cáncer de páncreas pronto, necesitas análisis muy sensibles, para detectar el tumor cuando es pequeño y hay muy pocas moléculas en la sangre. Pero si tienes un tumor en fase metastásica, con la enfermedad avanzada, hay más moléculas en la sangre y puedes hacer otro tipo de análisis. Y también hay que elegir qué pacientes se pueden beneficiar de cada tipo de test y ponerlo a disposición de los médicos. Es una mezcla de validación clínica, de tecnología y también de educación de los especialistas.
Por ahora, las biopsias líquidas son más útiles para seguir cómo está funcionando el tratamiento, porque es una prueba poco dolorosa que puedes hacer, si es necesario, todos los días. Así se puede ver si un individuo está respondiendo a una terapia, si la carga tumoral sube o baja o si el cáncer está desarrollando resistencia al tratamiento. Las pruebas también nos dicen las características moleculares del tumor y plantearnos qué terapia puede ser más adecuada.
P. ¿Pueden sustituir este tipo de pruebas otros sistemas de cribado de los que se utilizan ahora?
R. Puede utilizarse para el cribado de cáncer de pulmón o el cáncer de páncreas, que se detecta cuando es demasiado tarde y el tumor es demasiado grande. Eso sería una gran ayuda para los pacientes, porque los cirujanos podrían extirpar el tumor cuando aún es pequeño. Otro proyecto que tenemos ahora, y sobre el que hemos hablado en el CNIO, trata de hacer seguimiento después de que se ha extirpado el tumor. En ese momento, puedes pensar que estás a salvo, pero las células tumorales pueden seguir diseminándose, aunque el radiólogo no pueda verlas. La pregunta que tienen todos los pacientes es: ¿Va a volver mi tumor o estoy curado? Con estos análisis de sangre, podemos encontrar señales del regreso del tumor meses antes de que el radiólogo pueda verlo. Y si puedo hacer eso, en el futuro, podría dar una terapia antes.
P. ¿Cómo serían esos tratamientos muy tempranos, como una pastilla para la tensión que mantenga a raya esas células tumorales que circulan en la sangre?
R. Sí, lo mejor sería una pastilla, porque es fácil de tomar, y lo ideal sería que no tuviese muchos efectos secundarios para poder tomarla como prevención, eliminando esas células tumorales de la sangre o manteniéndolas en niveles muy bajos. La pregunta es qué tipo de medicamento podría ayudar a detener la enfermedad en esta etapa tan temprana.
P. La detección temprana también tiene riesgos de sobrediagnóstico o de no reducir las muertes por cáncer, como se ha visto con las mamografías.
R. Si usas esta tecnología para detectar tumores, tienes que asegurarte [de que ese material circulante] es de un tumor, porque si no, vuelves locos a los pacientes. Los test tienen que ser muy precisos, porque si no, aterrorizas a la gente.
P. ¿Hay algún tipo de tumor en el que la biopsia líquida es más interesante?
R. Los más frecuentes, mama, colon y pulmón, pero también tumores agresivos como el de páncreas o el de ovario, que siempre se detectan demasiado tarde. Ahí hay una gran necesidad médica.
P. ¿También tiene interés como herramienta de investigación, para entender cómo las células tumorales viajan por el cuerpo y saltan de un órgano a otro?
R. Trabajo en la metástasis de las células tumorales desde hace más de 30 años y hemos visto que esas células se difunden por el cuerpo en una fase muy temprana del desarrollo del tumor. Antes pensábamos que el tumor tenía que ser grande para propagarse, pero no todas las células que viajan crecen. Algunas pueden ser silenciosas durante más de diez años, como las de cáncer de mama. El cuerpo puede controlar la expansión del cáncer durante todo ese tiempo, pero la clave es por qué ese sistema de control deja de funcionar. En cáncer de mama puedes tener recaídas después de 15 años. Entender la forma en que el cuerpo controla las células tumorales es muy importante, porque se podría utilizar en nuevas terapias.
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