Enfrentando el Reloj Biológico: La Fertilidad después de los 35
El embarazo después de los 30 años es una elección cada vez más frecuente, pero ¿qué tan determinante es esta decisión en el camino a la maternidad? El Dr. Pedro Bendezú proporciona una visión detallada de los factores que influyen en la fertilidad y las alternativas actuales para hacerle frente al tiempo
Para muchas mujeres, la maternidad es un sueño difícil de alcanzar, especialmente luego de los 30 años, ya que, generalmente la fertilidad femenina va disminuyendo con el paso del tiempo. Sin embargo, con el avance de la ciencia, la edad se convierte cada vez menos en una limitación para lograr iniciar una familia. El Dr. Pedro Bendezú, director médico y especialista en reproducción asistida de CERAS (Centro Especializado en Reproducción Asistida) explica los desafíos de la concepción después de los 35 años.
Los principales factores que influyen en la fertilidad femenina
La reserva ovárica, que representa la cantidad de óvulos en los ovarios de una mujer, disminuye con el tiempo, mientras que los óvulos restantes se van deteriorando, lo cual impacta directamente en la fertilidad.
Otros factores que también la afectan incluyen:
La nutrición: Una ingesta en exceso de grasas saturadas, ácidos grasos trans y proteínas pueden ser perjudiciales, mientras que el consumo de fibra, ácidos grasos, omega-3 y alimentos ricos en vitaminas resulta beneficioso.
El peso: La obesidad está asociada con una menor fecundación y mayores riesgos de aborto.
El consumo de sustancias y medicamentos como el tabaco y drogas ilegales: Está comprobado que reducen la fertilidad tanto en hombres como en mujeres.
El estrés físico y psicológico: Esto puede afectar el ciclo reproductivo y hasta llegar a evitar la ovulación.
Las exposiciones ambientales y ocupacionales: la exposición a contaminantes orgánicos y sustancias químicas también puede afectar la fertilidad.
La influencia de la edad en la fertilidad
La fertilidad femenina, según el Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos (ACOG), alcanza su punto máximo entre la adolescencia y los 20 años. A partir de los 30, comienza a disminuir, especialmente después de los 35. A los 40, la probabilidad de concebir en 12 meses es del 44%. La Sociedad Española de Fertilidad (SEF) destaca que la probabilidad de tener un bebé sano con problemas de fertilidad, incluso con FIV, es del 10% a los 40 años, disminuyendo a menos del 5% a los 42 años.
Con el envejecimiento, el agotamiento de la reserva ovárica (RO), que ocurre cuando desciende por debajo de 1000 folículos, limita la capacidad del ovario para ovular normalmente. Esto conduce a una disminución en los niveles de hormonas sexuales circulantes, afectando los órganos reproductores. La reducción de la RO también influye en la calidad de los óvulos, resultando en cambios como el aumento de anomalías cromosómicas, disfunciones mitocondriales, alteraciones en la microcirculación y disminución de la capacidad defensiva contra el estrés oxidativo, especialmente en mujeres mayores de 35 años.
En el caso de los hombres, a pesar de que los testículos masculinos continúan produciendo espermatozoides durante toda la vida, su capacidad fértil también disminuye con la edad. La carga genética de los espermatozoides comienza a sufrir alteraciones a partir de los 45 años, a pesar del mito de que los hombres pueden ser padres toda la vida. Además, la edad avanzada del varón puede aumentar las posibilidades de sufrir un aborto o tener un hijo con alteraciones cromosómicas.
Congelar óvulos como alternativa
La maternidad después de los 30 se ha vuelto común en todo el mundo, impulsada en gran medida por el aumento en el acceso a niveles educativos superiores para las mujeres desde la década de los 80. Este retraso en la edad del primer parto ha llevado a un aumento en la demanda de tratamientos reproductivos. Actualmente, las mujeres tienen diversas metas personales, académicas y profesionales, por eso optan por la preservación de la fertilidad como alternativa para poder postergar la maternidad sin perder la posibilidad de ser madres mientras cumplen con otros objetivos de vida.
La vitrificación, o "congelación" de ovocitos, es una técnica de reproducción asistida que implica conservar los óvulos de la mujer a temperaturas muy bajas (-196°C) de manera indefinida. Utilizada para preservar la fertilidad femenina por motivos médicos o para posponer la maternidad, también se aplica en tratamientos de fecundación in vitro (FIV) que requieren su criopreservación.
La principal ventaja de la vitrificación es que mantiene la calidad ovocitaria, asegurando que los óvulos conserven la misma calidad que tenían al ser vitrificados. Esta técnica beneficia a mujeres que deciden ser madres a edades avanzadas con sus propios óvulos.
Otras ventajas incluyen la preservación de la fertilidad femenina en casos de tratamientos contra el cáncer o cirugías, mayor probabilidad de éxito al utilizar óvulos más jóvenes y la posibilidad de acumular óvulos mediante múltiples estimulaciones ováricas para mujeres con baja reserva ovárica o bajas respuestas. A pesar de posibles complicaciones, el procedimiento se considera sencillo y rápido, brindando beneficios a futuro.
Consejos para abordar la pérdida de fertilidad en edades avanzadas:
1. Diagnóstico prenatal temprano: Aunque ser madre no esté dentro de los planes a corto plazo, realizar un estudio de fertilidad alrededor de los 30 años puede ayudar a conocer la reserva ovárica y planificar el momento ideal para concebir naturalmente.
2. Hábitos de vida saludables: Una mala alimentación afecta negativamente la capacidad reproductiva, especialmente en mujeres. Evitar la obesidad, el consumo de alcohol y tabaco, y llevar un estilo de vida activo mejora las posibilidades de concepción. Tomar suplementos como vitamina D, antioxidantes y ácidos grasos Omega-3 también pueden ser beneficiosos.
3. Consulta especializada después de seis meses: Según la OMS, si no logras el embarazo natural después de seis meses, es recomendable buscar la ayuda de un especialista en reproducción asistida.
4. Tratamiento personalizado: Cada caso requiere un enfoque personalizado considerando la edad, calidad de óvulos y semen, anatomía, entre otros factores. La elección del tratamiento debe adaptarse a la edad de la mujer, buscando estrategias específicas para garantizar el éxito y la salud reproductiva.
5. Considerar factores masculinos: La fertilidad masculina también es crucial. Problemas de fertilidad en hombres, como la edad, obesidad o hábitos poco saludables, pueden afectar significativamente las posibilidades de concepción. Es esencial tener en cuenta estos factores para optimizar la salud reproductiva de la pareja.
Reproducción asistida
Es importante destacar que cada caso es único y las parejas que están considerando la reproducción asistida o algún método de preservación deben buscar asesoramiento médico para determinar cuál es la mejor opción para sus circunstancias individuales. CERAS, el Centro Especializado de Reproducción Asistida, ofrece los avances más innovadores en el campo de la fertilidad con servicios de primera calidad desde una perspectiva asistencial y humana. Cuenta con un equipo profesional altamente calificado, con una vasta experiencia en el campo de la reproducción capaz de ofrecer soluciones y estrategias de vanguardia.
CERAS se destaca por tener instalaciones y laboratorios equipados con la tecnología más reciente, garantizando la mejor atención y los mejores resultados posibles, además de ofrecer un equipo multidisciplinario que abarca tanto la medicina como la psicología para lograr así un proceso más humano frente a los tratamientos de reproducción asistida.
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