La nueva cepa del virus amenaza con desbordar los hospitales del Reino Unido
Las camas ocupadas rozan las cifras del pico de la primera ola. El Gobierno de Johnson ordena liberar todos los recursos posibles para pacientes covid y planea endurecer las restricciones
Los responsables del Servicio Nacional de Salud británico (NHS, en sus siglas en inglés) han comenzado a enviar señales de alerta. La nueva cepa del virus, detectada en el sur de Inglaterra, está provocando niveles de saturación en los hospitales del país muy similares a los registrados durante el pico de la primera ola, a mediados de abril. El Gobierno del Reino Unido ha registrado 41.385 nuevas infecciones en las últimas 24 horas, la mayor cifra acumulada en un solo día desde que comenzó la pandemia. 357 personas han fallecido por la covid-19 en ese mismo plazo. “Los datos demuestran que los índices de contagio en las zonas geográficas donde ha comenzado a circular esta particular cepa del coronavirus han aumentado mucho más rápido de lo previsto, y los modelos manejados demuestran que esta variante tiene un índice de transmisión mayor que el de otras mutaciones del virus”, asegura en un comunicado público Public Health England, el organismo gestor de la sanidad pública en Inglaterra. El pasado 22 de diciembre, el último día en que se actualizaron los datos, 21.286 personas en todo el Reino Unido ocupaban una cama hospitalaria a causa de la covid-19. El 12 de abril, justo antes de que los números comenzaran a declinar, la cifra total de ingresados era de 21.683.
“Con el incremento actual del número de pacientes de covid-19 en prácticamente todo el país, y el nuevo riesgo que supone la nueva cepa del virus, deben seguir planificando sobre la base de que permaneceremos en el nivel 4 de Alerta Máxima al menos hasta el final del año financiero [31 de marzo de 2021]”, han advertido los máximos responsables del NHS a todos los hospitales y centros de salud asociados del país. En la práctica, la advertencia supone la orden de liberar todas las camas posibles para atender a los afectados por el virus, y la previsión de un aumento del número de fallecidos durante el mes de enero. “Confío en que seamos capaces de resistir este nuevo pico, pero tendrá un coste. El coste será no poder alcanzar el objetivo que nos habíamos propuesto, que era mantener con normalidad el resto de atenciones no relacionadas con la covid-19″, ha advertido a la BBC la doctora Katherine Henderson, presidenta del Real Colegio de Medicina de Emergencia.
El pasado 26 de diciembre, el Servicio de Ambulancias de Londres (LAS, en sus siglas en inglés) recibió tantas llamadas como durante los peores días de la primera ola. Un total de 7.918 avisos de urgencia, lo que supone 2.500 más de la media que se registra ese mismo día cualquier otro año. “Los servicios de ambulancia están sufriendo una presión extraordinaria, lo mismo que los centros locales de salud y los servicios de salud mental”, ha indicado Saffron Cordery, la vicepresidenta de NHS Providers, la organización que representa a los centros proveedores de atención médica en un sistema público con una elevada descentralización de la gestión. “De momento la verdadera presión la estamos observando en Londres y en el sur [de Inglaterra], y la causa es una combinación del incremento de la demanda y de la ausencia por enfermedad de parte del personal sanitario”, ha señalado Cordery.
A medida que aumentan el número de ingresos por la covid-19, el personal sanitario infectado también es mayor, como ocurrió durante la primera ola. Las alas o plantas que reciben pacientes con patologías derivadas del virus deben vaciarse de otros ingresados para evitar contagios. “Nuestras UCI están ahora completamente saturadas de pacientes de la covid-19″, ha apuntado uno de los responsables del hospital general de Southampton al diario The Guardian. “Hemos aumentado en 10 camas la unidad de cuidados intensivos, para recibir pacientes procedentes de Portsmouth y Kent. De momento, la situación está bajo control, pero comienza a ser muy incómodo y a provocar miedo”, ha añadido.
El Gobierno de Johnson tiene previsto revisar los niveles territoriales de alerta en todo el país el próximo miércoles, y las primeras señales emitidas desde Downing Street sugieren que el nivel 4 de Alerta Máxima impuesto a mediados de diciembre sobre Londres y otras zonas del sur y sureste de Inglaterra se extenderá a muchas otras zonas del país. Bajo ese nivel, restaurantes, bares y pubs quedan completamente cerrados, salvo para servicio a domicilio, lo mismo que los comercios que no distribuyen bienes esenciales, o los teatros, cines, museos y galerías de arte. Solo un máximo de dos personas de distintos hogares pueden reunirse, y siempre en espacios exteriores.
Vuelta escalonada a los colegios
El Ejecutivo británico sigue adelante con sus planes de retrasar de un modo escalonado la vuelta a los colegios. Los alumnos de primaria se reincorporarán el próximo 3 de enero, junto con los de los Years 11 y 13 (equivalentes a 4º de la ESO y 2º de Bachillerato, en España), porque son los que deben prepararse los exámenes obligatorios de cualificación académica y universitaria. El resto de alumnos retrasan su incorporación hasta el 11 de enero. Los sindicatos de profesores, sin embargo, insisten en reclamar al Gobierno un colchón mayor de prudencia —de hasta 15 días—, porque la nueva variante del virus se ha transmitido con especial rapidez entre los menores. “Como país, hemos decidido —y creo que es lo correcto— que debe darse prioridad al retorno a las aulas. Pero es cierto que nos enfrentamos a la aparición de una nueva cepa del virus, y que, aunque de un modo limitado, las Navidades han provocado un aumento de los contactos sociales, así que permaneceremos vigilantes”, ha dicho a la BBC Michael Gove, el jefe de Gabinete (con rango ministerial) de Boris Johnson.
Aunque las mayores cifras de transmisión del virus se han registrado en Inglaterra, los casos también han aumentado en otros territorios del Reino Unido. El Gobierno de Escocia ya ha decretado el Nivel 4 desde el pasado sábado, al menos durante tres semanas, al igual que el de Gales. En Irlanda del Norte se ha establecido un confinamiento extremo, con un toque de queda que opera desde las ocho de la tarde a las seis de la mañana.
La comunidad médica británica espera con ansiedad la aprobación a lo largo de esta semana, por parte de la autoridad nacional reguladora de los medicamentos (MHRA), de la vacuna desarrollada por Oxford/Astrazeneca. El Gobierno ha encargado 100 millones de dosis del medicamento, mucho más barato que el de Pfizer/BioNTech y fácil de mantener y transportar a temperaturas de refrigeración normales. El NHS ha contratado 10.000 médicos y voluntarios extra con la intención de incrementar el ritmo de vacunaciones hasta alcanzar el millón de personas cada semana.
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