Cuatro muertos por la explosión de una bomba al paso de un autobús turístico cerca de las pirámides de Giza
Tres de los fallecidos son vietnamitas y el cuarto, egipcio. Otras 10 personas han resultado heridas, según el Ministerio de Interior
Túnez
Tras varios años de relativa calma, el terrorismo ha vuelto a golpear el sufrido sector turístico en Egipto. Una bomba estalló el viernes por la tarde al paso de un autocar turístico por una calle cercana a las pirámides de Giza provocando la muerte de tres viajeros de nacionalidad vietnamita y su guía turístico egipcio. Otros nueve turistas vietnamitas resultaron heridos, además del conductor del vehículo, también egipcio, informó el Ministerio del Interior. Egipto ha sido escenario de sanguinarios atentados yihadistas durante los últimos años, pero recientemente sus blancos predilectos habían sido las fuerzas de seguridad y la minoría cristiana copta.
La detonación de la bomba, de fabricación casera, tuvo lugar a las 18.15 de la tarde. Según el diario Al Ahram, el explosivo se hallaba adosado a una pared de la calle Mariutiya. Las autoridades egipcias enseguida acordonaron la zona, e iniciaron las investigaciones para descubrir la identidad de los responsables. De momento, ninguna organización terrorista ha reivindicado la acción. El grupo violento más peligroso que actúa en Egipto es Wilaya Sina, la filial del autodenominado Estado Islámico -ISIS, por sus siglas en inglés-. Si bien el principal centro de operaciones del ISIS es su feudo de la península del Sinaí, a partir de 2015 ha ido extendiendo sus tentáculos por el resto de la geografía egipcia. La probabilidad de su autoría es elevada, ya que es el único grupo terrorista que ha puesto el turismo en su punto de mira.
El ataque contra el autobús podría representar un serio golpe a la industria turística egipcia, uno de los puntales de la economía egipcia, justo cuando se había empezado a recuperar del annus horríbilis de 2015. A finales de aquel año, el ISIS derribó un avión civil en el Sinaí provocando la muerte de sus 224 tripulantes, la mayoría turistas rusos. Un año antes, una explosión en un autobús de turistas en el Sinaí había provocado la muerte de 4 personas. En los últimos tres años, se produjo un solo ataque mortal contra turistas, lo que explica que Egipto fuera en 2017 el Estado que registró un mayor aumento anual de visitantes extranjeros, con un 55%, alcanzando los 7,5 millones.
“Este es un recordatorio devastador que los grupos terroristas todavía poseen un serio deseo y capacidad de golpear al país allí donde duele”, ha escrito en su cuenta de Twitter Allison McManus, investigadora del think tank TIMEP especializada en seguridad en Egipto. De acuerdo con su último informe, publicado el pasado verano, con la excepción del Sinaí, “los ataques terroristas se han reducido notablemente, pero continúan siendo mortíferos”. Así, mientras en 2014 se registró una media de más de 20 ataques al mes, el año pasado la cifra superó la media docena. No obstante, algunos fueron especialmente mortíferos, como el doble atentado suicida en dos iglesias durante la celebración de la Pascua, que se saldó con la muerte de 45 personas.
Estos datos se explican por el éxito de la estrategia policial en desarticular diversos pequeños grupos que operaban sobre todo en el gran Cairo, como Ajnad Masr o Liwa al-Thawra, formados por jóvenes militantes islamistas con una retórica revolucionaria y no de tipo yihadista. El terrorismo en Egipto se disparó después del golpe de Estado de 2013, ejecutado por el actual presidente Abdelfatá al Sisi, que desalojó del poder al movimiento islamista de los Hermanos Musulmanes. Desde entonces, los egipcios han experimentado el retorno a una brutal dictadura que reprime la expresión de cualquier voz disidente.
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