Caso Jamal Khashoggi: cómo el "Davos del Desierto" se vio salpicado por un boicot internacional a Arabia Saudita. Mientras el palacio crea que puede interferir con impunidad en todos los aspectos de la vida en el reino, no es un lugar seguro para las inversiones, podría descuartizar a los vendedores que apuestan en contra.
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Iba a ser un símbolo del poderío económico de Arabia Saudita y un imán para atraer a los mayores inversionistas del mundo.
Pero de un día para otro, el foro económico Future Investment Initiative, llamado el "Davos del Desierto" por el alto nivel de sus participantes, comenzó a verse en problemas.
La razón: la muerte del periodista disidente Jamal Khashoggi en el consulado saudita en Estambul el 2 de octubre.
El "boicot" de los mayores fondos de inversión del mundo, junto a Estados Unidos y países europeos, ensombreció un evento programado para convertirse en el símbolo del plan de desarrollo estratégico del príncipe Mohamed bin Salman, Visión 2030.
Entre las numerosas personalidades que anunciaron la cancelación de su viaje a la conferencia, que se lleva a cabo esta semana en Riad, están el secretario del Tesoro de EE.UU., Steven Mnuchin; el director ejecutivo de JP Morgan, Jamie Dimon; el director ejecutivo de Blackrock, Larry Fink; los directores ejecutivos de MasterCard, HSBC, Ford, Uber, Google Cloud, Siemens, London Stock Exchange, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.
Por el lado europeo, declinaron asistir ministros de Finanzas de Reino Unido, Francia y Holanda.
Además del golpe al foro económico, la muerte del colaborador del diario The Washington Post y críticos al gobierno de su país ha tenido repercusiones diplomáticas.
La canciller alemana, Angela Merkel, anunció la suspensión de la venta de armas a Arabia Saudita por considerar que no es viable en las "actuales circunstancias".
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"El príncipe habla como si no hubiera pasado nada. Pero el homicidio de Jamal Khashoggi tendrá mucho peso en la conferencia", le dijo a BBC Mundo David Ottaway, especialista en Medio Oriente del centro de estudios Wilson Center.
¿Quiénes van?
Aunque líderes políticos y económicos de Occidente le han dado la espalda al evento, no ha ocurrido lo mismo en otras partes del mundo.
Países como Rusia, China y Corea del Sur anunciaron que van a participar.
"Aunque es cierto que habrá una sombra sobre la conferencia, es probable que asistentes de otros países saquen ventaja de la ausencia de inversionistas occidentales", le dice a BBC Mundo Zubair Iqbal, analista del Middle East Institute con sede en Washington.
De hecho, el fondo de inversión ruso Russian Direct Investment Fund salió a defender la reunión, enviando una delegación de más de 30 empresarios y figuras públicas.
¿Cuáles pueden ser los efectos del boicot?
"Es probable que la inversión total y los compromisos económicos sean menores de lo esperado ", dice Iqbal.
Y en el plano político, "los efectos estratégicos serán negativos", algo que podría debilitar la posición de Riad en la región.
En este contexto, el analista proyecta que Arabia Saudita podría ser forzada a llegar a un acuerdo sobre su presencia en Yemen, uno de los temas más polémicos a nivel internacional en los últimos meses.
Si eso llega a ocurrir, "la posición de la familia gobernante quedaría minada", apunta.
Pero no todos los expertos coinciden con esta posición.
Aunque los líderes de grandes corporaciones occidentales no asistirán, en muchos casos sí lo harán sus subalternos.
Gerentes de rango intermedio de cerca de una docena de bancos, más pequeñas delegaciones de los grandes fondos de inversión permanecen inscritos en el evento.
Es más, algunos analistas sostienen que aunque se hayan retirado importantes figuras de los paneles, los negocios seguirán realizándose en los pasillos.
"No hay señales de que los negocios se están retirando completamente", dijo la presidenta de la consultora Transversal Consulting, Ellen Wald.
Por esa y otras razones el "boicot" es considerado por algunos expertos como una jugada de relaciones públicas que no tendría verdadero impacto a largo plazo.
"Un tremendo error"
El ministro de Asuntos Exteriores saudita, Adel al Jubeir, declaró que el homicidio del periodista Khashoggi fue "un tremendo error".
"Fue asesinado en el consulado. No sabemos los detalles de cómo. No sabemos dónde está el cuerpo", agregó.
Frente a esas declaraciones, el presidente Donald Trump reaccionó el lunes diciendo que tras hablar con el príncipe Mohammad bin Salman sobre el caso Khashoggi, no le gustó la explicación sobre su muerte.
"No estoy satisfecho con lo que escuché", dijo el mandatario.
Las explicaciones del gobierno saudita se producen tras semanas de incertidumbre durante las cuales el régimen no había dicho ni una sola palabra.
Ese silencio fue justamente el que provocó la ola de deserciones de la conferencia y aumentó la tensión con países que venían criticando a Riad por su campaña militar en Yemen y la consiguiente crisis humanitaria en ese país.
El negocio de la venta de armas
Arabia Saudita ha sido tradicionalmente un gran aliado político de Estados Unidos en Medio Oriente.
Más allá del hecho de que Riad es el mayor exportador de crudo de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), el reino es el mayor importador de armas estadounidenses.
No en vano Trump ha expresado en reiteradas ocasiones su deseo de que empresas como Boeing, Lockheed Martin y Raytheon, continúen exportando aviones, misiles y tanques a ese país.
Postura que ha mantenido y enfatizado después de la muerte del periodista, un incidente que no estuvo presente en el "Davos del Desierto" del año pasado, cuando asistieron cerca de 3.500 altos representantes políticos y financieros.
En aquella ocasión, las cosas resultaron aparentemente según lo planeado, aunque surgió cierto nivel de incertidumbre en el mundo financiero cuando dos semanas después del evento, el príncipe ordenó el arresto de empresarios y miembros de la familia real, quienes quedaron detenidos en el mismo hotel Ritz Carlton, donde poco antes se habían alojado los inversionistas occidentales.
También ha causado desconcierto entre los inversionistas, dicen los expertos, que la salida a bolsa de una parte de la petrolera estatal saudita Aramco, se haya pospuesto.
Un análisis hecho por The Economist señala que la cuestionada imagen política del reino puede tener efectos sobre los planes de inversión de empresas foráneas.
"Mientras el palacio crea que puede interferir con impunidad en todos los aspectos de la vida en el reino, no es un lugar seguro".
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