Los whatsapps del asesino de Pioz: “Ahora llega el mejor momento: el descuartizamiento”un discípulo de Mohamed Bin Salman
La fiscalía pide que se lean al jurado los mensajes que Nogueira envió a un amigo durante el crimen
Guadalajara
Los whatsapps de Patrick Nogueira han resonado este martes en la sala de vistas: “Pensé que me daría asco”; “ahora llega el mejor momento: el descuartizamiento”; “abrir a alguien por la mitad da demasiado trabajo”. Bajo la atenta mirada de los nueve miembros del jurado, el secretario judicial ha leído durante más de 25 minutos todos los mensajes que el asesino confeso de Pioz se cruzó con su amigo Marvin el día del crimen. Todos los detalles e impresiones que le contó mientras mataba y descuartizaba a sus tíos y primos en un chalé de Pioz (Guadalajara): “No sabes lo difícil que es limpiar”; “solo huelo a sangre y eso que me he duchado”; “nunca había sentido esto antes”.
Un crudo relato que ha irrumpido en la fase final del juicio que se celebra en la Audiencia Provincial de Guadalajara desde la pasada semana. A petición de la fiscalía, el jurado ha podido escuchar este martes el contenido de una prueba que evidencia que Nogueira planeó los asesinatos con anterioridad, que pensó en ocultar los cuerpos y que prefería que le detuvieran en España antes que en Brasil, su país de origen. “Yo no me iba a echar atrás nunca. [No iba a] salir por aquella puerta sin el deber cumplido”.
“Si pudiese enterrar [los cadáveres], basta con huir”, “el negocio es salir de aquí sin que nadie me vea, porque si nadie me ha visto, en el bus tampoco lo harán”, rezan varios de los mensajes que se han leído en la tarde de este martes. “Si me detuvieran aquí [en España], no importaría. Me iba a quedar en una celda solo para mí”, añade otro de los whatsapps que el joven, de 21 años, intercambió con Marvin, al que le contó cada uno uno de los pasos que iba dando el 17 de agosto de 2016. “Hace unos días, pensaba que iba a vomitar. Pero he empezado riéndome”, dice Nogueira sobre el crimen. “Mi cuchillo ya le está cortando la garganta a ella”, continúa.
Según los investigadores y la confesión del asesino, el brasileño mató primero a su tía Janaína y a sus primos, María Carolina y David, de cuatro y un años. Después, se sentó a esperar durante horas a su tío Marcos. “Espero no fallar matando a ese mierda”, le dice entonces a Marvin, que le responde: “Ya estás hablando, hermano, como un asesino”. “Tengo hambre y ese desviado no llega”, le comenta al rato, antes de detallarle cómo va a acabar con su vida. “Lo dejo desangrándose aquí y me hago un [sándwich] de atún con pan. Porque me lo merezco”, apostilla.
Esta conversación desvela la absoluta confianza que existía entre ambos: “Estoy feliz de que no te importe. Tenía miedo de que me dijeras: 'Boy [chico, en inglés], se acabó'. Temo perderte. Pero no podía dejar de compartirlo contigo”, le dice Nogueira a Marvin, al que también le comenta en qué momento pone punto final al crimen. Ya de madrugada: “He acabado. Son las 02.35. Yo me voy a dormir”. El asesino confeso pasó la noche en la casa de sus víctimas. Al día siguiente, regresó a su piso de Alcalá de Henares (Madrid), donde permaneció hasta que se encontraron los cuerpos un mes después. Dos días después del hallazgo, se marchó a Brasil.
Para las acusaciones, todo estos mensajes evidencian su crueldad y premeditación. La defensa alega, en cambio, que los whatsapps demuestran que sufre un daño neuronal que predetermina su conducta y le impide controlarse. “Una persona normal no reacciona de esta manera”, ha insistido este martes un psiquiatra llamado a declarar por la abogada del acusado, Barbara Royo, que se aferra a la tesis del “cerebro enfermo” para pedir el eximente y lograr rebajar la pena. Una teoría que rechaza la fiscalía y los ocho peritos que declararon el lunes: “Patrick no tiene una patología, psiquiátrica ni médica. Tiene plena capacidad. Lo hizo consciente de lo que hacía y porque quería hacerlo".
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