Graves desafíos para la economía alemana: 14 datos
Las debilidades económicas estructurales de Alemania en un contexto global de comercio, innovación y cambio climático.
27 de octubre de 2024
Alemania está atravesando actualmente su primera recesión de dos años desde principios de la década de 2000.
Se prevé que Alemania sea la economía con peor desempeño entre las más grandes del mundo este año.
En 2025, el PIB alemán crecerá apenas un 0,8%. De las economías más grandes y ricas del mundo, solo Italia crecerá a un ritmo tan lento.
La caída de la producción en sectores de uso intensivo de energía, como el químico, así como la creciente competencia de China en industrias en las que Alemania tradicionalmente destaca, como la automotriz, están planteando preguntas sobre el futuro de su modelo de negocios basado en la exportación.
Una quinta parte de la cadena de valor de la industria alemana se perderá debido a los altos precios de la energía. En la industria química, se estima que esa cifra podría llegar a ser hasta un tercio.
Las empresas “Mittelstand” alemanas —pequeñas y medianas empresas que constituyen la columna vertebral de la economía alemana— emplean a 33 millones de personas de un total de 45,9 millones de empleados en Alemania.
En Estados Unidos, las grandes empresas representan una proporción considerablemente mayor del empleo que en Europa y, además, tienden a hacer un mejor uso de la tecnología.
El gasto social asciende hoy a unos asombrosos 212.000 millones de euros —o el 35%— del presupuesto federal alemán de 500.000 millones de euros.
A pesar de tener una infraestructura obsoleta, Alemania gasta sólo el 2,7% del volumen del presupuesto federal (o el 0,4% como porcentaje del PIB) en infraestructura.
Con apenas el 64% del PIB, Alemania tiene un nivel de deuda pública mucho menor que el Reino Unido (97%), Francia (110%), Estados Unidos (125%) o Italia (141%).
La ambiciosa pero mal pensada agenda de transformación energética de Alemania puede resultar demasiado costosa tanto para las empresas como para la población del país, que ya se enfrentan a altos impuestos y contribuciones a la seguridad social y a una economía estructuralmente debilitada.
A diferencia de hace algunas décadas, Alemania ya no cuenta con los medios financieros necesarios para financiar la próxima ronda de grandes innovaciones para combatir el cambio climático.
Se considera que aproximadamente el 85% de todas las inversiones para lograr la descarbonización deben provenir del sector privado y solo el 15% provendrá de fuentes públicas y gubernamentales.
En esas circunstancias, una economía próspera y una agenda de fuerte crecimiento económico, iniciada por el gobierno pero a plena satisfacción del sector privado, son condiciones previas para una batalla exitosa contra el cambio climático.
Fuentes: FT, FMI, BDI, NZZ, GIC, Destatis
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