El endeudamiento imprudente de Estados Unidos es un peligro para su economía y para el mundo.
Sin buena suerte o un ajuste doloroso, la única salida será dejar que la inflación se desate
si la prudencia es una virtud, entonces el presupuesto de Estados Unidos es un ejercicio de vicio. En los últimos 12 meses, el gobierno federal ha gastado 2 billones de dólares, o el 7,2% del pib , más de lo que ha recaudado en impuestos, después de excluir los factores temporales. Por lo general, un déficit tan vasto sería el resultado de una recesión y el estímulo que la acompaña. Hoy en día, el generoso endeudamiento se produce a pesar del período más largo de desempleo inferior al 4% en Estados Unidos en medio siglo. El déficit no ha estado por debajo del 3% del pib , una vieja medida de buena gestión fiscal, desde 2015, y el próximo año las deudas netas del Tío Sam probablemente superarán el 100% del pib , un aumento de aproximadamente dos quintas partes en una década. Mientras que antes las tasas de interés cercanas a cero hacían asequibles las grandes deudas, hoy las tasas son más altas y el gobierno está gastando más en el servicio de la deuda que en la defensa nacional.
¿Cómo se ha llegado a esto? Se han acumulado los costos de las guerras, una crisis financiera global y una pandemia, recortes de impuestos no financiados y programas de estímulo. Tanto los republicanos como los demócratas hablan de boquilla sobre la responsabilidad fiscal. Pero el historial de cada lado en el poder es el de dejar de lado la cautela al permitirse gastos adicionales o recortes de impuestos. La mayor decisión económica que enfrenta el próximo presidente es cuán generosamente renovará los recortes de impuestos de Donald Trump de 2017, un paso que solo empeorará la terrible trayectoria fiscal de Estados Unidos .
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