¿Petróleo en la Antártida?: qué significaría para la Argentina y para el mundo, como Perú consume Petroleo 250,000 barriles al día , tendríamos para 5600 años.
El supuesto hallazgo de un yacimiento de más de 500.000 millones de barriles despierta cierto escepticismo entre los expertos y parece tener más significado geopolítico que económico
El anuncio por parte de los Brics de que Rusia descubrió en la Antártida una reserva de petróleo y gas equivalente a 511.000 millones de barriles de petróleo conmovió a los mercados más por el volumen anunciado que por su veracidad.
Todo se precipitó luego de que el diario inglés The Daily Telegraph reportó un debate en el Parlamento británico y el temor sobre posibles operaciones petroleras de Rusia en territorio antártico.
Semejante yacimiento hidrocarburífero empequeñecería todos los conocidos. El propio Brics, bloque originalmente integrado por Brasil, Rusia, India y China, al que luego se agregó Sudáfrica y desde enero pasado también integran Irán, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Egipto y Etiopía (el actual gobierno argentino declinó la invitación a sumarse) destacó que equivale a 10 veces la producción petrolera y gasífera del Mar del Norte (el principal yacimiento europeo) de los últimos 50 años.
Para hablar de reservas probadas tenés que perforar y cubicar y deben ser comercialmente viables con la tecnología y los precios actuales (Montamat)
“Nadie ha visto la investigación: hablan de más de 500.000 millones de barriles de petróleo, una enormidad. Hay que tener en cuenta que Arabia Saudita tiene 320.000 millones de barriles y Venezuela 360.000 millones de barriles de reservas probadas y nosotros, entre Vaca Muerta, Los Molles y otros recursos no convencionales tenemos reservas técnicamente recuperables, todavía no probadas, de 27.000 millones de barriles de petróleo equivalente”, subrayó Daniel Montamat, director de la consultora Montamat & Asociados y ex presidente de YPF, a Infobae.
“Para hablar de reservas probadas tenés que perforar y cubicar y deben ser comercialmente viables con la tecnología y los precios actuales. Hablan de reservas, pero a lo sumo son recursos potenciales. Además, en la Antártida ni siquiera se puede explorar”, agregó.
Con cautela
Del mismo modo, Jorge Lapeña, presidente del Instituto Argentino de la Energía General Mosconi y también exsecretario de Energía, pidió ser cauteloso con la información y esperar que la cancillería argentina aporte claridad al respecto. “Rusia es miembro del Tratado Antártico, de 1959, que tiene prohibido todo tipo de actividad minera o petrolera. Solo se validan estudios de tipo científico. No hay información directa, sino trascendidos basados en información británica, y Gran Bretaña también es miembro del Tratado Antártico”, dijo a Infobae.
No creo veraz la información que ha trascendido. Tal vez se confunda reservas con recursos especulativos (Lapeña)
Lapeña, al igual que había dicho el exembajador argentino Diego Guelar, y como también observó Montamat, recordó que “la exploración con fines comerciales en la Antártida no está permitida”. De ser cierto lo de 511.000 millones de barriles de petróleo, enfatizó, no podría haber pasado desapercibido por ningún miembro del Tratado Antártico y en especial por quienes tienen presencia en el continente blanco.
“Es difícil determinar esos niveles de reservas en base a estudios científicos. Deberían haber hecho estudios sísmicos, perforaciones; no creo veraz la información que ha trascendido. Tal vez se confunda reservas con recursos especulativos”, agregó Lapeña.
Para notar la complejidad y los tiempos que insume el proceso de determinación de reservas Lapeña recordó que en la primera década de este siglo el servicio geológico de EEUU destacó la potencialidad argentina en recursos no convencionales (básicamente, Vaca Muerta) “y recién ahora, en base a estudios mucho más profundos, estamos determinando que una pequeña proporción de esos recursos estimados son reservas comprobadas. La Secretaría de Energía de la Nación valida reservas mucho menores de lo que se había estimado inicialmente”. Del mismo modo, dijo el experto, en el caso de la Antártida “podrían ser recursos especulativos sin posibilidad real de ser transformados en reservas”.
La cancillería argentina fue muy cauta respecto de los anuncios, aunque fuentes de la cartera que encabeza Diana Mondino desmintieron se le haya enviado una carta pidiendo explicaciones a Rusia. En verdad, dijeron, los datos ya se habían difundido en 2020.
Rechazo chileno
El gobierno de Chile fue mucho más contundente. Primero el canciller Alberto van Klaveren, por la red X, y luego el propio presidente trasandino, Gabriel Boric, que lo reposteó, rechazaron “firmemente” la explotación petrolera en la Antártida.
“Chile ha defendido, defiende y defenderá que la Antártica es un continente de ciencia y de paz. Nos opondremos firmemente a cualquier explotación comercial de minerales e hidrocarburos y trabajaremos en conjunto con todos los países reclamantes y los firmantes del Tratado Antártico para velar por el respeto de esta norma por parte de cualquier nación”, escribió el mandatario chileno que, a diferencia del presidente argentino, Javier Milei, cree que el cambio climático se debe a la acción humana.
Chile ha defendido, defiende y defenderá que la Antártica es un continente de ciencia y de paz. Nos opondremos firmemente a cualquier explotación comercial de minerales e hidrocarburos” (Boric)
Cabe destacar, además, que las reservas o recursos identificadas por Rusia estarían en el “Mar de Weddell”, sobre partes del cual reclaman soberanía la Argentina, Chile y el Reino Unido.
Aguas cristalinas y competencia estratégica
Un informe al Congreso de EEUU sobre el Tratado y la situación en la Antártida incluye un gráfico que precisa los diferentes “reclamos de soberanía” sobre territorio antártico. Por error tipográfico, describe el Mar de Weddell, del que se dice que tiene las aguas más transparentes y cristalinas del mundo, como Wendell Sea.
Pero lo más destacable es el énfasis en la competencia geopolítica de Washington con Beijing, pues allí se identifican las “estaciones de investigación” de EEUU, de China y de “otros” países. Rusia está entre esos otros y el presidente ruso, Vladimir Putin, tuvo días atrás una cumbre con su par chino, Xi Jinping, con quien mantiene una “alianza no declarada” que entre otras cosas pretende, según se afirmó explícitamente, “terminar con el dólar”.
Antecedentes
Indicios claros de exploración en la Antártida se vieron en febrero de 2023, cuando miembros de la ONG XR (Extintion Rebellion) delataron el paso por el puerto de Ciudad del Cabo, en Sudáfrica, del buque Akademik Karpinsky, de la agencia estatal rusa Rosgeologia que -denunciaron- volvía de hacer exploración sísmica en el Polo Sur.
“Saquen las manos de la Antártida” decían los carteles, con fondo del buque ruso. La ONG denunció la violación del Tratado Antártico y pidió a Pretoria que prohíba el paso por puertos sudafricanos de buques “que, con toda probabilidad, han dañado ecosistemas marinos e infligido malestar sonoro a especies en riesgo crítico como la ballena azul y el pingüino emperador”.
En 2020, la propia Rosgeologia había señalado en una carta, a la que accedió la publicación especializada Upstream, que sus estudios daban solo una “evaluación general de una posible distribución de hidrocarburos en los mares antárticos, como parte de un estudio de su estructura geológica”.
Según XR, esas actividades “violan el Tratado Antártico signado por 55 países, incluidos Rusia y Sudáfrica” Pocos días después de esa denuncia, el 14 de febrero del año pasado, la República de San Marino se sumó como miembro 56 del Tratado, cuyo Secretaría Permanente está en Buenos Aires y encabeza desde 2017 el uruguayo Albert Lluberas.
Desde el punto de vista ambiental es una mala noticia, es seguir echando leña al fuego (Guadagni)
Según Upstream, bajo la presidencia de Putin, Rusia intensificó en años recientes la exploración hicrocarburífera en la Antártida e instaló una nueva base de investigación cuya construcción fue financiada por el millonario ruso Leonid Mikhelson, CEO de la gasífera Novatek, beneficiaria de exenciones fiscales y otros privilegios de Moscú para sus proyectos de GNL, área del mercado gasífero mundial en la que Rusia compite con países como EEUU, Australia y Qatar.
Siempre a estar de Upstream, las operaciones del Akademik Karpinsky en Antártida se financian con fondos del presupuesto ruso para “el reemplazo de recursos minerales”.
Para Alieto Guadagni, exsecretario de Energía y autor, junto a Miguel Cuervo, del libro “La amenaza ambiental en el Planeta” a presentarse el 30 de mayo en el IAE Mosconi, la supuesta existencia de petróleo en la Antártida, “desde el punto de vista ambiental, es seguir echando leña al fuego”.
No más hidrocarburos
El futuro del planeta, destacó el también exrepresentante de la Argentina en el Banco Mundial, “depende de la expansión de las energías limpias y del abatimiento drástico del uso de petróleo, gas y carbón”.
De todos modos, aclaró, “que haya recursos no quiere decir que haya reservas. Pero si fuera cierto, es una mala noticia. El cambio climático ya no avanza año a año, sino día a día. Porto Alegre -apuntó, por las recientes y catastróficas inundaciones en esa ciudad brasileña- no es una casualidad”.
Rusia está diciendo ‘nos interesa la Antártida’, aunque ya tiene un territorio de 22 millones de km2 y está cerca del Ártico, en el otro polo (Montamat)
Montamat hizo a su vez una “doble lectura” geopolítica. En primer lugar, observó, “Rusia forma parte del Tratado Antártico, pero está lejos de la Antártida. Quiere sentar posición; parece más una manifestación geopolítica que económica. Si se llegara a probar semejante volumen de reservas explotables, sería incluso negativo para ellos (por el efecto depresivo sobre los precios). Están diciendo ‘nos interesa la Antártida’, aunque ya tienen un territorio de 22 millones de km2 y están cerca del Ártico, en el otro polo”.
En segundo lugar, preguntó y respondió Montamat, “¿Por qué lo difunden los ingleses? Porque tienen intereses en el Atlántico Sur y en la Antártida y buscan seguir justificando su presencia política y militar en Malvinas. Hay confluencia de intereses geopolíticos más que intereses económicos. Con lo que se sabe, es muy difícil hablar de reservas”.
Sobre el efecto que el supuesto hallazgo ruso tendría sobre el mercado mundial de hidrocarburos, Leonardo Stanley, economista e investigador del Centro de Estudios de Estado y Sociedad (Cedes), resaltó que el “pico del petróleo” (esto es, el punto a partir del cual la producción y el consumo mundiales decaerán) no estará dado por la oferta, sino por la demanda.
“Es lo que sostiene la Agencia Internacional de Energía; además, el costo de extraer petróleo en la Antártida sería altísimo. En Medio Oriente hay petróleo por centurias, a mucho menor costo”, precisó, pero la transición energética cerraría mucho antes la era de los hidrocarburos.
Desde el punto de vista económico la exploración petrolera en la Antártida sería inviable, desde el geopolítico sería riesgosa y desde lo ambiental sería trágico (Stanley)
Para Stanley, que sigue datos sobre el derretimiento de los casquetes polares y la evolución de la temperatura media mundial, la eventual exploración y explotación petrolera en la Antártida, “desde el punto de vista económico sería inviable, desde el punto de vista geopolítico sería riesgosa y desde el punto de vista ambiental sería trágica”.
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