La esposa del coronel venezolano retirado Oswaldo García Palomo, quien fue detenido por la policía secreta de Nicolás Maduro, está exigiendo que el régimen lo presente al público y que se le permita reunirse con sus abogados, temiendo que esté siendo sometido a brutales torturas.
García Palomo, quien fue capturado por el régimen el fin de semana, no ha sido visto desde entonces. El militar retirado ha sido descrito por el régimen como uno de los oficiales insurgentes más peligrosos, y es acusado de haber participado en distintos planes para derrocar y querer asesinar a Maduro.
“Exijo una fe de vida para mi esposo. Hasta el momento han transcurrido más de 72 horas del secuestro por parte del DGCIM [Dirección General de Contrainteligencia Militar] de mi esposo, el coronel Oswaldo García Palomo”, dijo su esposa, Sorbay Padilla, en una breve entrevista telefónica.
“Temo por su vida, por su seguridad, por su integridad física, por su estado mental, por lo que le pudieran estar haciendo en este momento en esa casa de torturas”, dijo Padilla, quien no ha tenido ningún tipo de noticias sobre su esposo.
Agregó que sus abogados han estado esperando sin éxito la presentación del caso de García Palomo ante los tribunales, lo cual debió ya de haber sucedido bajo lo establecido por las leyes venezolanas.
Padilla y otros integrantes de la familia de García Palomo habían sido arrestados y sometidos a torturas meses atrás por agentes del aparato represivo de Maduro, quienes estaban buscando al coronel.
García Palomo era uno de los hombres más buscados por el régimen. Su organización logró coordinar acciones con algunos de los comandantes de batallones con mayor poder de fuego en Venezuela para participar en un intento por remover a Maduro del poder el año pasado.
Ese esfuerzo fracasó por la delación de uno de sus integrantes y personas allegadas al coronel dijeron desde el exilio que su captura el fin de semana también se debió a una delación.
“El confió en un general y realizaron planes para reunirse con él, y el militar terminó entregándolo al régimen”, dijo uno de los allegados del coronel.
Según los mensajes de voz enviados el mismo día de la captura, un asistente del general le brindó varias instrucciones para reunirse en un punto de la carretera en el estado Barinas. El último mensaje fue transmitido cuando el militar retirado llegó al lugar, y desde entonces no se ha vuelto a saber de él.
Las fuentes luego lograron confirmar que se encontraba en manos del DGCIM, organismo con múltiples denuncias por violaciones de los derechos humanos por el uso sistemático de la tortura.
La detención de García Palomo fue confirmada el jueves por el ministro de Relaciones Interiores, Néstor Reverol, aunque el funcionario brindó versiones muy distintas de los hechos, comenzando con el anuncio de que el arresto había ocurrido en la madrugada del jueves.
“Las evidencias, análisis telefónicos e interrogatorios condujo a los organismos de inteligencia esta madrugada a la captura del Coronel Retirado Oswaldo García Palomo, alias Aquiles, de 54 años de edad, solicitado por los delitos de magnicidio en grado de frustración, traición a la patria, instigación a la rebelión, ataque a centinela de instalaciones militares”, dijo Reverol.
Agregó que en el vehículo que se trasladaba el coronel retirado se encontraban también José Acevedo Montañez, de 57 años de edad, y Antonio José Iabechela, de 55 años.
El ministro declaró que las fuerzas del régimen habían logrado identificar la presencia en Venezuela del coronel gracias a mensajes divulgados a través de las redes sociales por el general retirado Antonio Rivero González y por el artículo publicado el martes por el Nuevo Herald.
En una entrevista realizada en agosto con el Nuevo Herald, García Palomo admitió que su organización había trabajado en los intentos por coordinar un levantamiento militar que pretendía derrocar a Maduro a mediados de mayo, pero aclaró que no participó en el atentado que se produjo semanas después para asesinar a Maduro con drones cargados con explosivos.
Declaró que a él le habían consultado la operación pero que él se separó de los planes por considerar que era una mala idea.
“Se los había advertido […] Matan a Maduro, y ¿qué pasa después? Era una acción aislada que lo único que iba a conseguir es que el mundo entero se volteara y pasaran a acusar a todos los que estamos luchando por la democracia en Venezuela de asesinos y de carniceros”, declaró en la entrevista realizada desde algún lugar del territorio colombiano a través de Skype.
“El mundo entero iba a condenar esa acción y se iba a perder todo el trabajo que se ha venido haciendo, dejando el camino libre a Diosdado Cabello (el número dos del chavismo) para ir contra cualquier persona sin que nadie pudiera hacer o decir nada porque le mataron ‘a su presidente’ en un atentado. Maduro no es presidente, es un ocupante ilegítimo del cargo, pero igual iba a quedar para el mundo como un magnicidio”, aseveró.
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