El acuerdo entre EE.UU. y los talibanes: ¿Venezuela por Oriente Próximo?
Publicado: 30 ene 2019 18:25 GMT
Un teletipo y solucionado. Así han despachado los medios de comunicación occidentales el principio de acuerdo entre los Estados Unidos y los talibanes en Afganistán. Como si fuera un accidente de tráfico, incluso con menor espacio y una posición más marginal que muchos acontecimientos climatológicos. Sin embargo, ¡son los talibanes! Ya saben, ¿no? Esos malos malísimos y malvadísimos que dieron cobijo a los que derribaron las Torres Gemelas y a los que había que atacar militarmente hasta terminar con ellos…
El principio de acuerdo
Las informaciones, sin casi relevancia mediática, relatan que representantes de EEUU y los talibanes han logrado un principio de acuerdo en Qatar que incluiría:
- Un alto al fuego.
- La apertura de un proceso de diálogo entre los talibanes y el Gobierno afgano.
- El compromiso de impedir que el Estado Islámico y Al Qaeda usen el país como base de operaciones.
- Y la retirada de las fuerzas militares extranjeras.
El coste de una guerra 'inevitable'
Pero antes de las negociaciones de paz hubo una guerra. Una guerra inevitable para los Estados Unidos que ha provocado la muerte de al menos 150.000 afganos hasta 2015, casi 1.500 contratistas y más de 3.500 militares extranjeros. Sin contar la sangría de los últimos años, pues solo en 2017 fallecieron más de 20.000 afganos (ciñéndonos a las cifras oficiales occidentales).
Una guerra enmarcada en la lucha contra el terrorismo que también ha costado junto al resto de contiendas 5,9 billones de dólares, cifra que se elevará a los 6,5 billones de dólares, aun cuando los militares norteamericanos se retiren de forma inmediata (Afganistán se estima que ha costado 1 billón de dólares e Irak, 3 billones). Cantidad que supone más del doble del PIB de Reino Unido y Francia y casi un tercio del PIB de los Estados Unidos.
Sin embargo, más de quince años después de la intervención norteamericana, Afganistán es un estado fallido en el que los talibanes tienen tanta importancia que, como hemos comprobado, hasta los norteamericanos se reúnen con ellos para llegar a un acuerdo de paz. De hecho, se estima que desde la retirada de las tropas occidentales en 2014 los talibanes han recuperado casi la mitad del país. Además, en el mencionado acuerdo se incluye como requisito que Al Qaeda y el Estado Islámico no utilicen el país de ninguna forma, de lo que se deduce que ahora sí lo están haciendo, pues de lo contrario esta 'cláusula contractual' no tendría ningún sentido.
El silencio mediático y la ausencia de autocrítica
Afganistán, en los grandes medios de comunicación y en las élites occidentales, junto a Oriente Medio, es un tema tabú. Un tema del que solo se puede hablar en clave bélica, amigo/enemigo y buenos/malos, pero de ninguna manera en forma analítica. Mucho menos de manera crítica. Sencillamente, como en la fabulosa e inquietante '1984', se borra de los medios de comunicación y pareciera que jamás hubiera acontecido.
Por ello, que se anuncie que los EEUU han llegado a un principio de acuerdo con los talibanes para la retirada de las tropas que quedan en el país solo merece una noticia en formato teletipo, aunque acontezca después de más de decenas de miles de muertos, casi 6 billones de dólares y los talibanes habiendo recuperado la mitad del territorio perdido en menos de cinco años. Ello, además, cuando en diciembre pasado ya se retiraron la mitad de los efectivos norteamericanos en el país (en Afganistán había en 2018 un total de 14.000 militares norteamericanos y 8.000 efectivos de aliados OTAN haciendo fundamentalmente labores de adiestramiento) y se anunció la retirada militar norteamericana de Siria.
Por si fuera poco, la solución al conflicto que puede plantear a los talibanes el presidente afgano, Ashraf Ghani, no aparenta ser excesivamente beneficioso para el país cuando estos controlan ya la mitad del territorio. Sobre todo, porque la situación solo puede calificarse como incontrolable si tenemos en cuenta que han sido asesinados 45.000 miembros de las fuerzas de seguridad afganas desde septiembre de 2014, más de 28 muertes por día. ¿Qué van a hacer? ¿Se van a dividir el país como si fuera un queso?
¿Es principio del fin del Imperio USA o el abandono de 'tierra quemada'?
Por otro lado, con un enfoque más global, sería conveniente analizar la retirada norteamericana de Afganistán junto a la reciente retirada de las tropas de EEUU de Siria. Dos noticias que, en su contexto, demuestran que Estados Unidos, o al menos su presidente, Donald Trump, tienen prisa, mucha prisa, por abandonar Oriente Próximo. Un abandono que puede interpretarse de muy diversas maneras.
Por un lado, muchos consideran que el movimiento puede ser interpretado como un signo de debilidad. Esto supondría que el auge comercial de China, la recuperación de Rusia como superpotencia y el coste bélico se han hecho insoportables para los norteamericanos. Se retiran, pero si fuera por ellos seguirían en Oriente Próximo.
Una segunda teoría gravitaría en el abandono de 'tierra quemada': Oriente Próximo, una vez el petróleo ha comenzado a perder importancia y las principales reservas se tienen aseguradas (Arabia Saudí), pierde una parte del interés económico (y estratégico). Es 'tierra quemada'. Recordemos lo que afirmó Trump sobre Siria: "Me interesa si podemos sacar petróleo, si no tomamos el petróleo no hay interés". Y si el interés para el capital queda reducido, ya no tiene sentido alguno seguir gastando dinero, aunque ello termine suponiendo enormes beneficios a múltiples industrias relacionadas con los conflictos bélicos. Mejor invertirlo en otros escenarios.
Pensemos en América Latina y en la posibilidad de hacerse con la mayor reserva petrolífera del mundo (Venezuela). Una conquista que, además, debido a la ausencia del factor religioso aseguraría un mayor control de la población y una disminución del coste de intervención a nivel económico, humano y militar. Dominar Venezuela generaría muchos menos problemas que Afganistán o Siria y reportaría unos beneficios económicos mayores. Por ello, tal y como aseguró John Bolton, el Gobierno norteamericano ya busca empresas para que "produzcan el petróleo de Venezuela", pues la situación de este país es "una oportunidad de negocio".
¿El fin del petróleo, el fin de Oriente Próximo?
Dejando a un lado la geopolítica, debemos apuntar que, más allá de la controvertida teoría del pico de Hubbert, lo cierto es que el petróleo atisba su fin en Occidente, al menos como combustible en 2050 (porque tiene otras muchas utilidades). Países como Dinamarca han propuesto prohibir la venta de vehículos de diésel y gasolina en el año 2030 y de híbridos en 2035, mientras otros como España pretenden marcar el límite en 2040. Es de suponer, pues, que en 2050 solo queden vehículos híbridos, diésel y gasolina en los países más pobres y en aquellos que se encuentren en vías de desarrollo. Y aunque la OPEP afirma que en 2040 el 82% de los vehículos seguirá propulsándose gracias al petróleo, distintos expertos en la cuestión han pronosticado un descenso de la demanda de petróleo para los próximos cinco años en el foro denominado 'Energy Mexico 2019'.
Por tanto, aunque los expertos afirman que el precio del petróleo seguirá siendo lo suficientemente elevado como para generar negocio, lo cierto es que la dependencia del mismo por parte de Occidente será cada vez menor y entre 2030 y 2050 se atisba el colapso del 'oro negro'. Estos factores han podido ser tenidos muy en cuenta a la hora de invertir la estrategia norteamericana y reorientar los esfuerzos bélicos hacia otros flancos que puedan ser considerados más débiles (la guerra comercial con China) u otros escenarios que reporten mayores beneficios (Venezuela). Porque, tuitero o no su presidente, las tropas de Estados Unidos no se retirarían de Oriente Próximo sin un razón sólida.
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