El vertiginoso ascenso del príncipe Mohammed bin Salman, el joven de 31 años nombrado heredero de Arabia Saudita
Lo llaman un reformista económico, un príncipe que ha logrado amasar enorme poder y cuyo ascenso vertiginoso está acabando con décadas de tradición en la familia real más poderosa de Medio Oriente.
Mohammed bin Salman, el cuarto hijo del rey Salman de Arabia Saudita, ahora fue nombrado príncipe heredero, reemplazando a su primo Mohammed bin Nayef, como primero en la línea del trono.
El decreto del rey Salman, publicado el miércoles, significa que el príncipe, de 31 años, se convertirá en vice primer ministro y al mismo tiempo continuará con su cargo de ministro de Defensa.
La promoción afianza el enorme poder que el joven príncipe ha adquirido en sólo dos años desde que su padre ascendió al trono del reino, en 2015.
Y ocurre en un momento en que Arabia Saudita está involucrada en varias batallas en diversos frentes: luchando con la caída de los precios del petróleo, enfrentando la rivalidad de Irán, combatiendo una guerra en Siria y otra en Yemen, y liderando un bloqueo contra Qatar.
Tal como señala Jeremy Bowen, editor de asuntos de Medio Oriente de la BBC, el reemplazo del que hasta ayer era el heredero al trono, el príncipe Mohammed bin Nayef, de 57 años, sorprendió a muchos en un país que ha estado gobernado por reyes de 70 u 80 años.
"La promoción del príncipe Mohammed bin Salman, y su rápido ascenso, es visto por la generación joven como un signo de que las cosas están cambiando", dice Bowen.
"Pero esto tiene que haber molestado a muchos en una familia real acostumbrada a estar presidida por una sucesión de ancianos", agrega Bowen.
El corresponsal de la BBC agrega que hay informes de que el rey Salman, de 81 años, no está en el mejor estado de salud.
Ascenso "meteórico"
Antes de 2015, el príncipe Mohammed bin Salman era un miembro más de la familia real saudita del que pocos habían oído hablar fuera del reino.
Pero sólo cuatro meses después de que su padre, el rey Salman, fuera coronado tras la muerte de su medio hermano el rey Abdalá, Mohammed bin Salman, entonces de 29 años, fue puesto a cargo del monopolio petrolero estatal, de la compañía de inversiones públicas del reino, de la política económica y del ministerio de Defensa.
Así, el joven príncipe -el hijo mayor de la tercera esposa del rey- eclipsó a sus cuatro hermanos mayores, entre los cuales había un astronauta, un científico político educado en Oxford y un estimado viceministerio del Petróleo.
Mohammed bin Salman comenzó entonces lo que muchos describen como un meteórico ascenso y su creciente influencia llevó a que muchos en el reino miraran con extrañeza a un joven príncipe que no tenía ninguna experiencia militar o empresarial.
Pronto, el príncipe llevó a Arabia Saudita a adoptar un papel más resuelto en la región, y como ministro de Defensa comenzó a tener un impacto en la política exterior saudita.
En los últimos dos años ha liderado el desarrollo de un plan para reducir la dependencia del país en el petróleo, diversificar la economía y relajar algunas de las estrictas restricciones sociales del reino.
Y como ministro de Defensa ha dirigido la intervención militar saudita en Yemen para tratar de restaurar el gobierno derrocado por los rebeldes hutíes, una campaña que ha tenido pocos progresos y que le ha ganado a Arabia Saudita una serie de acusaciones de derechos humanos contra la población yemenita.
El príncipe Mohammed también ha tomado una línea dura contra Irán y ha declarado que el diálogo con ese régimen chiita es "imposible".
Arabia Saudita se está enfrentando también en otros conflictos de la región, incluidos Bahréin y Siria, en los que lucha apoyando a los bandos que se oponen a Irán.
Mientras tanto, el príncipe Mohammed bin Nayef, quien como ministro del Interior se hizo conocido por su posición firme contra los militantes yihadistas, fue destituido de su cargo.
Pero los informes indican que le ha jurado lealtad al nuevo príncipe heredero.
Análisis
Frank Gardner, analista en seguridad de la BBC
El ascenso del príncipe Mohammed Bin Salman, de 31 años, ha sido meteórico.
Cuando lo conocí en Yeda en 2013, se describió a sí mismo como simplemente "un abogado". Hoy está a un paso de reinar el país más poderoso del mundo árabe.
A pesar de ser la fuerza que ha dirigido la perjudicial e inconclusa campaña militar en Yemen, sigue siendo muy popular en el reino, especialmente entre los jóvenes sauditas.
Ha reemplazado a muchos trabajadores oportunistas e inefectivos en las oficinas del gobierno con jóvenes tecnócratas educados en Occidente.
Ha establecido un plan que posiblemente es extremadamente ambicioso, "Visión 2030", y anunció planes para vender parte de la enorme petrolera estatal, Saudi Aramco.
También ha forjado lazos con Washington y la administración de Donald Trump.
Pero quizás su plan más riesgoso es su campaña para reducir el poder de la conservadora clase dirigente religiosa.
A Washington le gusta esta medida, pero otros más cerca de casa la rechazan.
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