Falabella, la gigante chilena de comercio minorista, pierde su grado de inversión por su alto nivel de deuda
La agencia Fitch Ratings bajó la clasificación de la empresa desde BBB-a BB+, con perspectivas negativas y la compañía anunció la venta de activos inmobiliarios por entre 800 y 1.000 millones de dólares
Los problemas continúan para la gigante del comercio minorista chilena, Falabella. Ayer por la tarde, la agencia clasificadora de riesgo Fitch Ratings anunció la rebaja de la clasificación de la compañía desde BBB- a BB+. Con esto, la empresa, con presencia en siete países de Latinoamérica y controlada por las familias Solari, Del Río y Cuneo, perdió su grado de inversión, es decir, está evaluada con un alto riesgo de incumplimiento e impago de sus obligaciones financieras.
Si bien no fue una noticia sorpresiva, porque Fitch Ratings ya había señalado que podría rebajar la clasificación de la compañía en informes anteriores, de todas maneras impactó al mercado: las acciones de Falabella caían sobre 2% la mañana de este martes tras conocerse la noticia.
La decisión de Fitch se fundamentó en el alto nivel de deuda que acumula la compañía chilena. “La baja de las clasificaciones incorpora el deterioro sostenido del perfil crediticio de la empresa”, explicó la agencia en su comunicado. Y agregó que considera “que los planes de Falabella para mejorar su trayectoria de endeudamiento son insuficientes para mantener su clasificación de grado de inversión”.
Asimismo, la clasificadora evaluó con perspectiva Negativa el futuro de la compañía. Esto, explicó, “refleja el deterioro significativo del negocio derivado de un entorno competitivo desafiante, las implicaciones de una desaceleración del gasto discrecional, que Fitch prevé que podría prolongarse hasta bien entrado 2024, así como los riesgos de ejecución que conlleva el plan de desinversiones que Falabella ha anunciado para los próximos 12 a 15 meses”.
A través de un comunicado, la firma sostuvo que “ha tomado las medidas necesarias para tener una sólida posición de liquidez que le permite enfrentar todos los compromisos financieros con tranquilidad”.
“Tal como informamos en la presentación de resultados, estamos tomando todas las medidas para fortalecer nuestra posición financiera, dentro de lo cual el grado de inversión es parte integral, pensando en el futuro de Falabella”, dijo el gerente corporativo de Finanzas, Alejandro González.
La compañía anunció hace una semana, al dar a conocer sus estados financieros del tercer trimestre, que espera recaudar entre 800 millones y 1.000 millones de dólares “en un plazo de entre 12 y 15 meses, mediante la monetización de activos no esenciales, principalmente inmobiliarios”. La firma presentó pérdidas por 5 millones de dólares durante el tercer trimestre de este año, con lo que acumula pérdidas por 10 millones de dólares en el año.
Según explicó González, en el futuro, “la focalización de la operación, más una normalización del entorno macro, nos permitirán incrementar la rentabilidad y seguir potenciando la relación con nuestros clientes, fortaleciendo la propuesta de valor de nuestro ecosistema de negocios”.
En este escenario, la compañía dio a conocer también ayer una de las primeras medidas para mejorar sus finanzas. A través de un hecho esencial la empresa informó de un memorando de entendimiento para integrar en su filial Mall Plaza, en la que la empresa tiene un 59%, los activos inmobiliarios ubicados en Perú, propiedad de Falabella Perú. La operación contempla un proceso de análisis, negociación y valorización que podría totalizar hasta en 120 días. Y su efecto en los estados financieros de la firma, serán determinados una vez que se conozca el monto del traspaso y la estructura de financiamiento.
Problemas de largo plazo
Desde que se conocieron los resultados de Falabella de 2022 que la compañía atraviesa por una crisis. No solo por que acumula cinco trimestres seguidos de caída en sus ingresos, sino porque además enfrenta divisiones internas. A raíz de esas diferencias, a principios de septiembre se dio a conocer la salida del CEO de la compañía Gastón Bottazzini, quien dejaría la empresa en enero. Mientras tanto, la firma se encuentra en plena búsqueda de su reemplazante.
Asimismo, la gigante latinoamericana ha realizado un cambio en su estrategia digital, duramente cuestionada por parte del directorio y parte importante de las diferencias de visión de futuro que se mantienen en la empresa. Es así como desde hace un mes, la empresa está dejando atrás el modelo de venta centralizada en un solo sitio para que cada filial del conglomerado, ya sea la cadena de mejoramiento del hogar Sodimac, los supermercados Tottus, o las tiendas por departamento, vuelva a tener su propia ventana de comercialización en línea.
En paralelo, la compañía está realizando cambios en su estructura corporativa. A principios de octubre asumió como gerente general corporativo de omnicanalidad, Benoit de Grave. El ejecutivo, que trabajó en la firma durante once años, la que abandonó en 2021, llevaba un año y diez meses viviendo en ciudad de México, dedicado a otros proyectos, cuando recibió el llamado del directorio para volver a sumarse a la empresa.
Ahora, habrá que esperar cómo avanza el plan para “monetizar la empresa”, bajar los niveles de deuda y ver quién será el nuevo CEO que tendrá a difícil misión de sacar a la firma adelante y devolverle su sitial como una de las compañías más prometedoras del comercio minorista de Latinoamérica.A
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