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domingo, 3 de julio de 2022

UNIÓN EUROPEA La zona euro vuelve a caminar en la cuerda floja... mas o menos habla de la estanflaciín y de la crisis de bonos soberanos , eso quiere decir que si no vende ahorita perderá todo su dinero.

 UNIÓN EUROPEA

La zona euro vuelve a caminar en la cuerda floja

LLUÍS PELLICER

La economía europea transita por una estrecha pasarela tratando de mantener el equilibrio ante el embate de dos fuerzas: a un lado, la que imprime una virulenta inflación espoleada por el alza de los precios de la energía. Y al otro, la de una rápida desaceleración de la actividad. Ambas cobran más intensidad a medida que se prolonga la invasión de Ucrania, que vuelve a desdibujar la línea de salida de la crisis provocada por la pandemia y a retrasar la plena recuperación en países como España y Alemania respecto a finales de 2019. Todo indica que el sur de Europa se prepara para brillar este verano con su litoral poblado por carteles de completo tras dos años de restricciones. Sin embargo, la recuperación puede volver a derrapar en cualquiera de las curvas con las que puede toparse en otoño: la escalada del conflicto bélico, los cuellos de botella creados por los confinamientos de Pekín o el endurecimiento de la política monetaria. El fondo europeo de recuperación, dotado con 800.000 millones hasta 2027, se erige como el gran amortiguador en los próximos meses.


La invasión de Ucrania golpeó de inmediato a la actividad económica de la zona euro. Los países de la moneda única arrancaron el año con un avance del 0,3%, según Eurostat. En España, que en la recta final de 2021 venía expandiéndose por encima del 2%, ese paso adelante fue incluso una décima inferior. El último informe del FMI, del pasado mes de abril, preveía un crecimiento del PIB de la zona del 2,8% para este año y del 2,3% para el que viene. Entre las grandes economías del bloque sobresalía España, con una expansión del 4,8% en 2022 y del 3,3% en 2023. Con esos pronósticos en la mano, se haría difícil mentar la temida estanflación. Sin embargo, esos números suponían una rebaja de 1,5 puntos en la previsión de crecimiento de este año y un alza de la inflación media hasta el 5,3%. Y desde entonces, todos los organismos internacionales han seguido esa tónica: han rebajado la proyección de expansión de la zona euro, también de España, a la vez que han ido elevando la inflación.


A la espera de un verano prometedor, multitud de indicadores siguen deteriorándose. Así lo demuestra, por ejemplo, el último índice del gestor de compras (PMI), una encuesta realizada entre responsables de cientos de empresas. “Las encuestas de junio señalan una mayor desaceleración en el sector servicios, mientras que la industria parece estar cayendo. Con los índices de precios extremadamente fuertes, la zona euro parece haber entrado en un periodo de estanflación”, sostiene Jack Allen-Reynolds, economista de Capital Economics. “Todo indica que vamos a tener un buen verano, pero en septiembre puede cambiar. Vamos a una etapa en la que vamos a tener unos precios más elevados y un crecimiento más débil”, afirma María Jesús Valdemoros, profesora de IESE.


El principal riesgo para la recuperación es un cierre total y generalizado del grifo del gas por parte de Vladímir Putin. El BCE estima que eso lastraría el crecimiento económico de la zona euro, de modo que crecería solo un 1,3% en 2022 y se contraería un 1,7% en 2023. Y la inflación se dispararía del 8% este año y del 6,4% el que viene. Esa situación se antojaba inimaginable hace unos meses. Sin embargo, hace solo una semana el Gobierno alemán se vio obligado a elevar su nivel de alerta ante la previsión de no poder llenar los depósitos de gas para otoño. Y ahí está el principal temor de Fráncfort y Bruselas: que Alemania entre en recesión y arrastre al resto de socios. El influyente instituto económico Ifo no prevé que se llegue a ese extremo, pero recuerda que todos los golpes recibidos a raíz de la guerra de Ucrania y los confinamientos en China van a costar a Alemania un 1,5% del PIB. En un año normal, sostiene el organismo, el país habría entrado en recesión.


Ante esa situación, el BCE se ha debatido entre el dilema de subir tipos pese al riesgo de estrangular el crecimiento o bien mantener una política más laxa con la amenaza de que los precios sigan disparados. Ahora por fin se ha decidido a frenar las compras netas de deuda y a subir los intereses: un 0,25% en julio y probablemente un 0,50% en septiembre. Para los halcones, el Eurobanco llega demasiado tarde, máxime cuando el resto de los bancos centrales llevan meses subiendo tipos. Las palomas, con el recuerdo de las subidas a destiempo del expresidente del BCE Jean-Claude Trichet, temen que un incremento apresurado provoque un frenazo económico, en especial si se produce otro golpe exógeno más, ya venga de Moscú o de Pekín. La reacción de los mercados al anuncio de las subidas, que castigó a las primas de riesgo de los países del sur de Europa, resucitó los fantasmas de otra crisis de deuda soberana. Por ahora, el BCE ha logrado saciarlos con el anuncio de un nuevo instrumento dedicado solo a contener las primas de riesgo, pese a las reticencias de La Haya o Berlín.


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Alivio fiscal

Ante esas sombras, la UE ha decidido dejar suspendidas otro año más las reglas fiscales, si bien ha impuesto una suerte de corsé para el gasto de los países más endeudados. Los gobiernos han ido lanzando escudos —más o menos potentes— para amortiguar los efectos de la inflación. España lo acaba de hacer. Entre otras medidas, ha desplegado bonos para los trabajadores más vulnerables y descuentos en los abonos de transporte. Sin embargo, los Estados se quedan ya sin munición a la vez que las instituciones internacionales, desde el FMI hasta la Comisión, piden ir rehaciendo los colchones fiscales. En otras palabras: ajustes. El Norte, con Berlín al frente, empieza a apuntar hacia esa dirección para mostrar la vía para evitar que se disparen las primas de riesgo. “Es el momento de ir saliendo de esas políticas. La inflación es elevada y los gobiernos no deberían hacer que siga creciendo a través del gasto”, afirma Clemens Fuest, presidente del Ifo, quien se muestra en contra de mantener activada la cláusula general de escape. “Es una mala decisión”, resume.


Las previsiones señalan que todavía hay multitud de riesgos que empañan el crecimiento. “Los hogares están viendo reducidos sus ingresos. El crecimiento de los salarios reales ha sido negativo durante dos trimestres consecutivos. Y las encuestas de consumidores sugieren que los hogares esperan que sus ingresos reales y su consumo disminuyan aún más durante el próximo año”, afirmó la presidenta del BCE, Christine Lagarde, en el pasado foro de Sintra. Hay una posibilidad de que los nubarrones se disipen, que pasa por el fin de la guerra en Ucrania. Con las sanciones por la guerra de Crimea todavía en vigor, es difícil que la UE levante las actuales represalias a Rusia. Sin embargo, sí frenaría una nueva escalada. En caso de que las hostilidades sigan y la batalla económica entre Bruselas y Moscú persista, cabe ver hasta dónde llegan los precios de la energía, hasta dónde pueden actuar los gobiernos y cuándo se agotará la bolsa de ahorro que permite a los europeos compensar el bocado que les está dando la inflación.

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