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lunes, 16 de marzo de 2020

‘El apoyo incondicional a Bin Salman le cuesta a Trump un riñón’ por Jackson Diehl, de The Washington Post,

  • El príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohamad bin Salman, se reúne con el presidente de EE.UU., Donald Trump, en Washington.
Publicada: lunes, 16 de marzo de 2020 19:32
EE.UU. ya está lidiando con una grave crisis económica e insatisfacción pública por el apoyo incondicional que ofreció Trump a los gobernantes de Arabia Saudí.
Un artículo del diario The Washington Post, redactado el domingo por el columnista Jackson Diehl, asegura que el presidente estadounidense, Donald Trump, cometió uno de sus mayores errores cuando ofreció un “abrazo incondicional” al príncipe heredero saudí, Muhamad bin Salman, y adoptó su agenda para confrontar a Irán.
Aunque las polémicas medidas de Trump ante la pandemia del nuevo coronavirus han causado estos días la fuerte caída del mercado de valores en EE.UU., el dossier resalta que el origen de estos problemas estaría en las últimas “medidas imprudentes” del príncipe heredero saudí en el mercado petrolero.
El costo del crudo se desplomó la semana pasada hasta 30 por ciento después de que las autoridades de Arabia Saudí iniciasen una guerra de precios con Rusia al oponerse ésta a los nuevos recortes de la producción propuestos por la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) para estabilizar los mercados petroleros afectados por la preocupación por el coronavirus.
Esta guerra de petróleo impulsada por Bin Salman, no obstante, provocó una fuerte caída en las principales bolsas de valores del mundo, incluidas las propias estadounidenses y saudíes, además de poner en peligro la industria petrolera y la economía de EE.UU.
Ante esta controvertida medida, el mandatario norteamericano realizó una llamada telefónica al príncipe saudí, para denunciar “los intentos de los actores estatales de manipular y conmocionar a los mercados petroleros”, según indica Washington Post.
Bin Salman, sin embargo, desestimó abiertamente las advertencias de Trump, cuando el Ministerio de Energía saudí ordenó más tarde a su petrolera oficial Aramco que aumente su capacidad de producción a 13 millones desde 12 millones de barriles de petróleo por día.

Según el artículo, Trump cayó en su propia trampa cuando eligió a Riad, la capital saudí, como su primer destino de viaje tras ser elegido como presidente de EE.UU., y defendió obstinadamente al entonces Bin Salman de 31 años en múltiples desventuras, desde la desastrosa guerra en Yemen y el boicot fallido a Catar hasta el asesinato del periodista estadounidense Jamal Khashoggi.
Tres años después, mientras Trump lidia con la mayor crisis (en su país), esta elección le está costando un riñón”, ha sostenido el columnista de Washington Post, para después considerar los resultados del pleno apoyo que ha brindado el mandatario norteamericano al heredero de la monarquía de los Al Saud.   
Durante la visita del presidente norteamericano a Arabia Saudí, Washington y Riad firmaron acuerdos de venta de armas por valor de 110 000 millones de dólares, la mayor en el mundo, algo que fue criticado por las mismas autoridades norteamericanas.
El artículo resalta también que Arabia Saudí todavía depende del apoyo de los gobernantes de la Casa Blanca para su supervivencia. “Los buques de guerra estadounidenses siguen protegiendo a los petroleros que transportan petróleo saudita en el Golfo Pérsico, a pesar de que EE.UU. necesita petróleo importado mucho menos que en 1987”.
El columnista, sin embargo, ha hecho hincapié que las medidas de Trump para desplegar los militares de su país en el reino árabe han intensificado aún más la tensión en la región de Asia Occidental, algo que ha causado también “múltiples muertes y lesiones entre las propias tropas estadounidenses”.
EE.UU. utiliza el pretexto de una “amenaza de seguridad” para desplegar tropas en todo el mundo y, de no existir tal amenaza, la fábrica. Su presencia en el Golfo Pérsico y en Arabia Saudí fue declarada por Washington para enfrentarse contra la amenaza iraní.
En cuanto a Arabia Saudí, la situación es muy diferente: se trata de un régimen autocrático y terrorista que paga sumas ingentes de dinero a EE.UU. a cambio de acuerdos de armas para garantizar su propia pervivencia y para que Washington haga la vista gorda ante sus violaciones y crímenes contra su nación y los países vecinos.

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