La música no despeja la tensión en Venezuela.
https://www.lavanguardia.com/internacional/20190223/46629191450/venezuela-conciertos-ayuda-humanitaria-maduro-guaido.html
El ejército venezolano mata a dos indígenas en la frontera con Brasil
Primero, el concierto. Luego, la batalla. Incluso el atrevido revolucionario venezolano Francisco de Miranda habría quedado perplejo ante el plan esbozado ayer por Richard Branson, el presidente de la multinacional Virgin, organizador del conciertoVenezuela Aid Live ayer en la frontera entre Colombia y Venezuela.
Branson instó a los estimados 250.000 fans que llegaban para ver a estrellas del pop latino como Carlos Vives y Juanes para que se sumasen al corredor humanitario que hoy sábado intentará entrar en Venezuela alimentos y medicamentos procedentes de EE.UU. a través de la frontera.
Al otro lado del puente de Tienditas, Juan Guaidó –que animó a Branson a organizar un concierto al estilo del Live Aid de Bob Geldof en 1985 para apoyar su asalto al poder en Venezuela–, llegará con 80 diputados de la Asamblea Nacional venezolana y decenas de miles de opositores para intentar distribuirlo dentro de Venezuela.
Juan Guaidó “vendrá al otro lado con tal vez un millón de seguidores y me imagino que nosotros y ellos estaremos regalando flores a los militares para convencerles”, dijo Branson, conocido por sus golpes de efecto publicitarios (intentó dar la vuelta al mundo en un globo que luego se desinfló).
Una empresa de Colombia quiere limpiar la frontera de contenedores
Un desfile de artistas recibidos con adoración, desde los reyes del reguetón JL Balvin y Luis Fonsi hasta el cantante romántico español Alejandro Sanz, se sumaron al llamamiento de Branson para que los miles de fans se unan a la cadena humanitaria pese a la negativa del ejército venezolano a dejar entrar la ayuda.
El colombiano Jorge Villamizar cantó un himno a la libertad que recordaba al joven Silvio Rodríguez, y el publico cantó al unísono. “Jamás dejaría que mis hijos se muriesen de hambre”, declaró Miguel Bosé. “Esto no es político, sólo humanitario”, insistió Carlos Baute, el cantante venezolano afincado en España.
Mientras hablaban, llegó a Cúcuta un desfile de líderes conservadores latinoamericanos como Sebastián Piñera, presidente de Chile; Mario Abdo Benítez (Paraguay); Iván Duque (Colombia), junto al halcón estadounidense Eliott Abrams, que coordinó las guerras contrainsurgentes en Nicaragua en los años ochenta. Aunque la visita que más agradó al público fue la de Juan Guaidó que, desafiando la prohibición de salir del país, apareció de improviso en el concierto, saludando desde el escenario a los asistentes, que lo aclamaban al grito de “¡Juan llegó!”.
Algunos pretenden, al igual que los eurodiputados del Partido Popular español –a los que denegaron la entrada en Venezuela por sus presuntos vínculos con grupos de ultraderecha activos estos días en Cúcuta–, sumarse a la cadena humanitaria el sábado.
Pero Branson, y los artistas del Venezuela Aid Live, tal vez subestiman el peligro que conlleva este llamamiento al espíritu rebelde de decenas de miles de jóvenes. La noticia de la muerte de dos indígenas pemón en un enfrentamiento con el ejército venezolana en la frontera de Brasil, cerrada desde el viernes, inyectó una dosis de cruda realidad al festival. Otros 16 integrantes de la comunidad pemón –que está en conflicto con el Estado venezolano por los derechos de las minas de oro en la montañas del Gran Savana– resultaron heridos.
En Cúcuta, la frontera aún estaba abierta anoche. Pero el puente de Tienditas, por donde se pretende trasladar la ayuda y cerrado hace dos años por las autoridades venezolanas, estaba más herméticamente cerrado que nunca. Ayer, un equipo de soldadores del ejército venezolano llegó para juntar los tres contenedores.
La empresa de ingeniería y logística petrolera Tur Colombia Grupo, socia de la polémica multinacional de infraestructura petrolera Halliburton, y la colombiana Ecopetrol habían montado un campamento para unos 10.000 venezolanos que, tras cruzar ayer la frontera, se alojarían en carpas para sumarse a la cadena humanitaria. Animados por un voluntario venezolano, los fans anti-Maduro del pop latino se hacían fotos delante del cartel de esta empresa, con su dibujo de un pozo petrolero y un cocodrilo, y el lema “Paz y libertad para Venezuela”. Pero, detrás del cartel, se escondía un plan aún más audaz que el de Branson. “El plan es cruzar el puente mañana e intentar quitar los contenedores; tenemos grúas que lo pueden hacer”, dijo Andrés Rozo, uno de los directores de esta empresa, en declaraciones en exclusiva a La Vanguardia. “No sabemos si vamos a poder hacerlo, pero lo intentaremos”, añadió.
Si esto de verdad es el plan operativo para la entrada en Venezuela de la ayuda estadounidense de Usaid, la provocación ante las fuerzas armadas venezolanas será máxima. Hasta confirmaría las sugerencia chavistas de que el objetivo es precisamente provocar un incidente. A fin de cuentas, hay pocos indicios de que los generales vayan a cambiar de bando. Pese a los incentivos y las amenazas de Guaidó y la Administración de Trump para crear la impresión de un creciente número de defecciones, sólo han declarado su apoyo al presidente autoproclamado de Venezuela seis oficiales de un total de 2.000. La noticia ayer sobre la deserción de Hugo Carvajal, exjefe de inteligencia militar de Venezuela, es una simple repetición de algo que ya se sabía hace dos años.
En los alrededores del escenario montado junto al almacén de Usaid, trabajadores de la filial de telefonía móvil Virgin Mobile Latin America, presente en Colombia, Chile, Brasil y México, y por el momento no en Venezuela, llevaban pancartas que ofrecían llamadas gratuitas al público, la mayor parte venezolano, desde Cúcuta. Cobraban el salario mínimo de 8.000 pesos, unos 200 euros al mes. “¿No les parece preocupante que Branson, cuyo patrimonio es de 4.000 millones de dólares, pueda estar rentabilizando este acto humanitario?”, preguntó este periodista a un grupo de fans que llevaban camisetas de “Venezuela Libre”. “El lucro es bueno”, respondía uno.
En el otro puente, decenas de miles de venezolanos, la mayoría tiernos de edad, cruzaban ayer para asistir al concierto y lo que viniera después.
“Da lo mismo que sea un billonario; va a ayudar a los venezolanos”, dijo sobre Branson Jonathan Mancad, de 20 años, que cruzaba con su novia
Carne de cañón, habría pensado Francisco de Miranda.
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