El miedo a la independencia y al boicot provoca una enorme fuga de empresas de Cataluña
Las compañías paralizan sus inversiones por el miedo a una declaración secesionista de Puigdemont
LLUÍS PELLICER
Barcelona 6 OCT 2017 - 19:29 CEST
Las cavas Freixenet, en Sant Sadurní d'Anoia.
Las cavas Freixenet, en Sant Sadurní d'Anoia. SUSANNA SAÉZ (EFE)
La amenaza de que el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, declare de forma unilateral la independencia la semana que viene ha acelerado la fuga de empresas de Cataluña. En dos días, la comunidad ha perdido la sede social de sus dos mayores bancos, CaixaBank y el Sabadell, y de compañías cotizadas como Gas Natural o Service Point. Sin embargo, un reguero de empresas anunciaron que están estudiando seguir ese mismo camino, como Freixenet o Codorniu. Los despachos de abogados y consultoras aseguran que los cambios de domicilio continuarán y lamentan que las inversiones se han paralizado.
Todavía es pronto para cuantificar cuántas empresas han decidido mover sus cuarteles generales, pero los despachos de abogados y consultoras las cuentan ya por decenas. Y aun así, explican en uno de ellos, son “una pequeña parte” en comparación con las que han ido a pedir informes jurídicos o de impacto de una eventual declaración independentista. A pesar de que la respuesta que dan los abogados es que esa proclamación no tendría ningún efecto, muchas compañías deciden irse. Por miedo a perder inversores y finanzación internacional básica para su funcionamiento, a sufrir un boicot de sus productos o a quedarse en un limbo legal.
Las empresas cotizadas han sido las primeras en activar los planes de contingencia que, según fuentes del mercado, habían diseñado después de que se aprobaran las leyes del referéndum y de ruptura en el Parlamento catalán. Además de los dos grandes bancos, trasladarán su sede Gas Natural, la biotecnológica Oryzon, la compañía de telecomunicaciones Eurona, la textil Dogi y la empresa de reprografía Service Point. Antes de verano, Cataluña ya había perdido Naturhouse. Siete corporaciones que, en total, están valoradas en más de 52.600 millones de euros.
Miedo al boicot
La marcha de los dos bancos está arrastrando, según fuentes del sector, a otras entidades de menor tamaño, gestoras o compañías de seguros. Este viernes hicieron público su traslado Banco Mediolanum y Arquia Banca, la antigua Caja de Arquitectos. La aseguradora Catalana Occidente, en cambio, sigue estudiándolo. En todos los casos, las empresas alegan la protección de clientes y depositantes ante la amenaza de quedar fuera de Eurosistema ni del paraguas del Banco Central Europeo.
Según los despachos consultados, entre las compañías que se plantean el cambio de domicilio social hay sobre todo empresas de consumo que temen un boicot a sus productos. De hecho, las dos principales compañías del cava, Freixenet y Codorniu, están analizando esa posibilidad. No en vano, el sector todavía no se ha recuperado de la caída de ventas que supuso el boicot a sus productos a raíz del debate del Estatut en 2006. “Vamos a esperar. Hasta ahora creía que la independencia no se haría, pero empiezo a pensar que me he equivocado. Y si esto es así, tendremos que actuar como muchos”, aseguró el presidente de Freixenet, José Luis Bonet, quien dirige la Cámara de Comercio de España.
Para afrontar la posible caída de ventas en el resto de España, fuentes empresariales explican que muchas firmas están escindiéndose y creando filiales en otras comunidades para no facturar desde Cataluña. “Abren una filial o llevan su domicilio social a Madrid porque sus clientes no quieren comprar artículos catalanes”, cuenta un abogado.
Del boicot, precisamente, habló el consejero de Empresa de la Generalitat, Santi Vila, quien reclamó aparcar la declaración unilateral de independencia. Al contrario que el vicepresidente y consejero de Economía de la Generalitat, Oriol Junqueras, quien quitó hierro a la marcha de los banco al considerar que era “temporal”, Vila decidió crear un comité de crisis para atender a empresas. “Lo que nos podría generar una dinámica perjudicial para la economía es entrar en una espiral de boicots, de movimientos extraños, que alteraran el buen funcionamiento de la actividad económico”, afirmó el consejero en una entrevista en Rac1.
Ese gabinete creado por la Generalitat también tiene como misión tranquilizar a las multinacionales, cuyos centros de decisión en otros países están barruntando mover su filial catalana. Muchas de momento han decidido no mover ficha, pero siguen con lupa los pasos del Gobierno catalán. Por ejemplo, la cadena de supermercados Lidl y la automovilística Seat, ambas de matriz alemana, no prevén efectuar ningún traslado, pero siempre que el marco legal y el entorno permanezcan estables.
Pese a la llamada a la tranquilidad de Vila, este viernes siguió la cascada de empresas. Y eso que, en muchos casos, lo están haciendo en silencio, por lo que la verdadera magnitud se verá en unas semanas, cuando aparezcan los cambios en el registro mercantil.
A Proclinic se le unió este viernes otra empresa de material clínico, Klockner, mientras que Ballenoil, el grupo de estaciones de servicio ha cambiado su domicilio social a Alcobendas (Madrid). La inmobiliaria Renta Corporación baraja esa decisión, aunque aún no se ha decidido. La inquietud llegó al seno de la patronal catalana Fomento del Trabajo. Su presidente, Joaquim Gay de Montellà, ha convocado al comité ejecutivo en una reunión extraordinaria el lunes para valorar la situación.
El traslado de la sede social no necesariamente implica también el del domicilio fiscal, si bien fuentes consultadas admiten que muchas cambian ambos, dado el mejor régimen del que gozan comunidades como la de Madrid.
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