La OMS declara la emergencia internacional por el coronavirus
Con esta medida, el organismo de Naciones Unidas pretende detener la expansión de este nuevo virus
GINEBRA/ SHANGHÁI Actualizado:GUARDAR
El constante aumento de contagios en países de todo el mundo provocados por el nuevo coronavirus chino, 2019-nCOv, llevó este jueves a la Organización Mundial de la Salud (OMS) a anunciar que este brote constituye una amenaza para la salud. Por lo tanto, declara por sexta vez en su historia una situación de emergencia sanitaria de carácter internacional.
Con 170 muertos y casi 8.000 contagios confirmados hasta ahora en 18 países, China y el resto del mundo se enfrentan a una de las peores epidemias de las últimas décadas. Este jueves, además, se registraba el primer caso de contagio del coronavirus entre humanos en Estados Unidos, como ya ocurrió en Alemania y Japón hace unos días. Todos estos casos justifican la decisión tomada este jueves por el Comité de Emergencia de la OMS, tras una larga reunión convocada por el director general de este organismo, el doctor Tedros Adanamon Gebhreyesus.
«Nuestra mayor preocupación es la posibilidad de que el virus se propague a países con sistemas de salud más débiles (...); no porque China no haya hecho lo necesario», dijo Tedros al filo de las nueve de la noche de este jueves. De hecho, no se impondrán restricciones a los viajes o el comercio para no penalizar a China, que ha demostrado, durante esta crisis sanitaria, «transparencia y espíritu de cooperación» con la comunidad inernacional, según el director de la OMS, el único capacitado para esta declaración de emergencia global.
Países más débiles
La alerta sanitaria busca un mayor apoyo a los países menos desarrollados y con sistemas de salud insuficientes para detener posibles casos. También es una llamada a que la comunidad internacional acelere la investigación en tratamientos y vacunas. De acuerdo con la OMS, se trata de una pandemia porque el virus es nuevo y se propaga por el mundo sin que las personas tengan inmunidad contra él. Sin embargo, la mortalidad está relacionada por el momento con grupos de riesgo, como los ancianos o personas con problemas de salud.
El virus es muy contagioso y, aunque es menos peligroso que el del síntoma respiratorio agudo y severo (SARS) que acabó con la vida de 774 personas en 2003, se extiende con gran rapidez. En menos de 48 horas el número de infectados ha pasado de 4.500 a casi 8.000 y las autoridades chinas han informado de 38 nuevos fallecimientos en las últimas 24 horas.
El virus se propaga a través del aire, por lo que se recomienda que las personas guarden una distancia de al menos dos metros y que se laven continuamente las manos para evitar el contagio. Cada persona infectada podría contaminar entre dos y cuatro más, aunque hasta el momento, los contagios de hombre a hombre han sido poco numerosos fuera de China.
Tan rápido como el ébola
Por sus características, es una neumonía que recuerda al SARS, pero por su rapidez para propagarse, podría parecerse más al ébola o incluso al VIH. Así lo cree el doctor Zhang Wenhong, jefe del equipo médico encargado de contener la enfermedad en Shanghái.
Tal y como explicó el pasado miércoles en una comparecencia con medios locales, el coronavirus 2019-nCov es al menos el doble de virulento que el ébola y casi tanto como el VIH, informa el portal de noticias Sixth Tone. En las redes sociales chinas, el doctor Zhang se ha vuelto muy popular por su claridad en exponer el problema y, sobre todo, por no cortarse en recordarle a los miembros del Partido Comunista que su obligación ahora es cumplir con su juramento e ir a la primera línea de batalla para ayudar al pueblo.
Pero, aparte de este tirón de orejas, lo más interesante son los tres escenarios que pinta para la epidemia. En el mejor de los casos, y siempre que funcionen las cuarentenas masivas y las restricciones de movimientos, calcula que no se podrá controlar la epidemia hasta dentro de dos o tres meses. Para ello, haría falta que se detuvieran los contagios en las dos próximas semanas o un mes, que se presentan cruciales para contener la propagación de la enfermedad.
Otro escenario peor sería una solución intermedia. «Eso significa que controlamos parcialmente la epidemia, con los casos todavía aumentando pero a un ritmo más suave. Así, las medidas antiepidémicas podrían durar de seis meses a un año, como en el SARS», aventuró. Pero la tercera posibilidad que contempla, más aterradora, es el fracaso. «Eso significa que el nuevo virus evolucionaría hasta convertirse en una enfermedad estacional, lo que sería muy peligroso», advirtió, preocupado.
Para que eso no suceda, considera esencial controlar la cadena de transmisión del virus, ya que hasta ahora todos los casos están ligados a la ciudad de Wuhan, el epicentro de la epidemia puesto en cuarentena. «Debemos tener mucho cuidado. Si una región de repente tiene un número de casos cuya fuente de transmisión no puede ser identificada, o si presenta una segunda o tercera fuente de generación con el virus mutando, eso significaría que la epidemia ha empezado a circular internamente en dicho lugar», alertó Zhang. En su opinión, esos «mini-epicentros» serían muy graves porque, «si eso ocurriera, tendríamos que declarar el fracaso de la campaña de prevención en esa región y pasar al siguiente nivel: no centrarnos solo en los casos importados de Wuhan, sino analizar a cualquier paciente con fiebre».
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