WeWork anuncia el despido de 2.400 empleados en todo el mundo
La compañía de alquiler de oficinas disparó las pérdidas del tercer trimestre en un 150%
Nueva York
El fallido estreno bursátil de WeWork sigue causando estragos y ahora los que pagan el precio son sus empleados. La compañía confirma ahora el despido de 2.400 trabajadores. De esta manera busca ajustar el tamaño y ganar en eficiencia concentrándose en el negocio base del alquiler de oficinas. El ajuste afectará a casi el 20% de la plantilla, si se toma como referencia la información publicada para preparar las colocación en Wall Street.
Los despidos son inferiores a los que se venían especulando desde hace algunas semanas, que anticipaban hasta 4.000 empleos eliminados. Pero es una nueva evidencia de las dificultades financieras por las atraviesa WeWork, que tuvo que renunciar a la oferta pública por las dudas de los inversores. La compañía perdió 1.250 millones de dólares en el tercer trimestre, un 150% más cuando se compara con el mismo periodo de 2018.
Marcelo Claure, el nuevo presidente ejecutivo de WeWork, ya anunció al tomarlas riendas el pasado octubre que se avecinaban cambios drásticos para poder ajustar su estructura y poner a raya sus finanzas. Eso le llevará a realizar una serie de desinversiones en empresas paralelas. La intención es poder centrarse en clientes empresariales que le den más estabilidad.
"Los despidos son necesarios para crear una organización más eficiente", se limita a decir la compañía en un comunicado, en el que explica que "el proceso comenzó hace semanas en regiones de todo el mundo y continuó esta semana en EE UU”. Se desprende así de profesionales que dice que tienen un gran talento y que contribuyeron "a la construcción" de la empresa.
WeWork pasó de ser en un par de meses la niña mimada de Wall Street a la gran paria. La oficina de la fiscalía general del Estado de Nueva York está investigando su fallido estreno bursátil, en tres frentes: el continuo deterioro de sus cuentas, su modelo de negocio y el gobierno corporativo. Así trataría de determinar si Adam Neumann, su fundador, se enriqueció a costa de la compañía.
Neumann se apartó hace un mes por completo de la gestión de la sociedad, tras ceder el control al conglomerado japonés Softbank. A cambio recibió un pago de 1.700 millones de dólares por sus acciones, en concepto de asesoramiento y para cubrir un préstamo personal que tenía con JPMorgan Chase. Ya tuvo que renunciar al cargo de consejero delegado tras fracasar la oferta pública.
El rescate de Softbank dio una valoración a WeWork de unos 8.000 millones de dólares, muy lejos de los 47.000 millones que se estimaron en enero tras la última ronda de financiación y por debajo de los 10.600 millones que el grupo que dirige Masayoshi Son había invertido. En las últimas semanas ya se anticipó que la reestructuración iba a llevarle a desprenderá de algunas filiales y renunciar a proyectos incipientes.
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