Vistas de página en total

miércoles, 20 de noviembre de 2019

La automatización digital impactará negativamente a los empleos de alta cualificación

La automatización digital impactará negativamente a los empleos de alta cualificación

Un nuevo estudio anticipa que los trabajadores mejor pagados afrontarán los mismos retos que los empleos productivos

Una empleada en un centro de distribución logística
Una empleada en un centro de distribución logística EFE
La automatización crea angustia. A siete de cada 10 estadounidenses les preocupa que un robot o un ordenador asuman sus trabajos y por eso creen que debe limitarse su adopción. Pero si hasta ahora se advertía de que los más vulnerables eran los empleos productivos peor remunerados y de baja cualificación, un nuevo estudio anticipa que la inteligencia artificial tendrá un efecto mayor de lo que se pensaba en empleos de oficina de alta cualificación y bien pagados.
Hay diversos análisis que tratan de anticipar el impacto futuro de máquinas que aprenden, razonan y se programan solas. Es un hecho que esta tecnología transformará el mercado del empleo. Y en lo que también coinciden los expertos es que la automatización plena será menos significativa que la reorganización que experimentarán los negocios. Es decir, sustituirá funciones más que trabajos.

Esta tecnología es emergente y tiene múltiples funciones, lo que dificulta aportar claridad al choque entre los pronósticos catastrofistas y la visión utópica de la inteligencia artificial. De hecho, no hay una definición que englobe sus capacidades y operaciones. El reto, por tanto, pasa por tratar de discernir qué tipo de ocupaciones serán las más afectadas por la automatización digital.
La Brookings Institution abre el prisma. El grupo de reflexión estadounidense acaba de publicar un estudio elaborado con una nueva técnica de análisis desarrollada por el profesor Michael Webb, de la Universidad de Stanford. Utiliza como referencia 769 ocupaciones y determina que 740 de ellas “están expuestas y pueden verse complementadas o completadas por la inteligencia artificial”.
“Esto no quiere decir que esos empleos vayan a ser sustituidos por completo y resulten en una pérdida de trabajos”, advierten los autores, “aunque el impacto será significativo en virtualmente todo el mercado laboral” y su efecto "no se distribuirá de una manera uniforme". Hasta aquí todo en línea con lo que anticipan otros trabajos sobre el poder de transformación de la automatización.

Sectores

El modelo de Webb, sin embargo, se desvía del patrón y anticipa que serán los empleados mejor educados y con sueldos relativamente altos los más expuestos a las nuevas tecnologías. Son aquellos con título universitario, considerados empleados de clase media o superior, como gestores de ventas, supervisores, programadores, abogados, ingenieros y analistas.
La mayor presión recaerá sobre el 18% del empleo en EE UU o 25 millones de ocupados. El 34% de la mano de obra (48 millones) podrá experimentar un impacto medio. Para el 48% de los asalariados (67 millones), el efecto de la disrupción tecnológica será bajo. Los empleados de élite, como los consejeros delegados y altos ejecutivos, estarían de alguna manera protegidos.
Por industrias, sin duda las más expuestas por la automatización son la manufactura, la agricultura, el transporte y la extractiva. La historia cambia cuando se analiza el impacto en los servicios profesionales y técnicos mejor pagados, donde la inteligencia artificial contribuye a optimizar los procesos y elimina duplicidades. Son ocupaciones donde los hombres están sobrerrepresentados.
Nadie, por tanto, es inmune a los choques de la automatización en el empleo. “La inteligencia artificial será tan central para los empleos de oficina como la robótica lo ha sido para la economía de producción”, afirma Mark Mauro, el investigador principal de Brookings. “Cambiará fundamentalmente lo que es el trabajo y lo que hacen los humanos. Nadie recibe un pase gratis”.

Mismos retos

El modelo de Webb completa, por tanto, estudios como el realizado por PwC, en el que explora los retos potenciales de la automatización durante las próximas dos décadas. Indica que el 38% de los empleos en EE UU podrían ser “automatizables”. El impacto a corto plazo se sentirá más en los servicios financieros, donde los algoritmos permiten hacer análisis y funciones más eficientes. Las menos afectadas serían áreas como la salud o la educación, que dependen del toque humano.
Los más vulnerables, augura PwC, serán los empleados con el nivel más bajo de formación. Brookings, en base al análisis de Webb, no cuestiona del todo esta tesis. Pero sí señala que hay “numerosos empleos de baja remuneración” que estarán relativamente poco expuestos a la expansión de la automatización digital e insiste en que las ocupaciones no productivas mejor pagadas afrontarán los mismos retos.
Muro concluye, en todo caso, que los trabajadores con mayores ingresos estarán mejor preparados para navegar este cambio tectónico en el mercado laboral, porque tendrán más recursos financieros y una mejor formación. Brookings admite que su análisis introduce nuevos “enigmas” sobre la irrupción de la automatización, pero considera que estos trabajos son necesarios para entender su implicación.
Esta dicotomía se refleja en las encuestas. Un reciente sondeo de Pew Research muestra que la mayoría de los trabajadores en EE UU no cree que su trabajo vaya a ser hecho por robots o computadoras. Solo un 37% dice que sucederá en los próximos 30 años y se trata principalmente de empleados que no tienen estudios superiores. La mitad de los ocupados con salarios muy bajos también lo dan por hecho.
La encuesta de Pew, como reflejo de esta incertidumbre, muestra también que tres cuartas partes de los estadounidenses anticipan que la automatización incrementará la desigualdad. También dudan (66%) cuando se les pregunta si esperan que con la automatización se crearán nuevos empleos y mejor pagados. Y aunque los que tiene una educación superior son más optimistas, tampoco lo ven tan claro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario