• https://www.eleconomista.es/economia/noticias/12016863/10/22/La-Fed-se-enfrenta-a-una-economia-indomable-el-rally-de-tipos-apenas-frena-a-consumidores-y-empresas.html
  • Un colchón de 1,7 billones de dólares neutraliza la política monetaria
  • La pandemia ha dejado a hogares y empresas en una sólida posición
  • El banco se deberá emplearse a fondo para controlar la inflación
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La Reserva Federal, o cualquier otro banco central, tiene como arma más poderosa para domar a la inflación la subida de tipos de interés. Significa frenar la economía con condiciones financieras más duras, mayor coste en los préstamos y menos exuberancia en bolsa; para ralentizar el consumo, la inversión y en última instancia recortar el empleo. El manual básico de un banco central normalmente tiene efectos rápidos. La economía se para y la inflación baja. Sufren, sobre todo, los sectores que necesitan funcionar con buenas condiciones crediticias, como en el mercado de la vivienda o el comercio minorista. Pero esta vez, pese a que la Fed afronta esta semana su cuarta subida consecutiva de 75 puntos básicos, según casi todas las previsiones, se ha encontrado con una economía difícil de domesticar.

La economía estadounidense está demostrando una increíble resistencia. Tras un primer y segundo trimestres de 2022 en contracción (un -1,6% y -0,6% anualizados), lo que se conoce como recesión técnica, el PIB de EEUU volvió a terreno positivo y con fuerza en el tercer cuarto. Según los datos de la Oficina de Análisis Económico (BEA, por sus siglas en inglés), el PIB del país subió en el tercer trimestre un 2,6% anualizado (un 0,6% inter trimestral), incluso más que el 2,4% que esperaban los analistas.

El consumo personal, la mayor parte de la economía americano, creció con fuerza, al igual que la inversión empresarial. Las miradas se vuelven a la montaña de ahorro, que provocó la pandemia en consumidores y empresas. El colchón de capital está siendo liberado para resistir ante el endurecimiento de las condiciones crediticias. Para la Fed supone un auténtico quebradero de cabeza y la necesidad de mostrar su perfil más duro.

La respuesta de Washington a la pandemia dejó las finanzas de los hogares y las empresas en una forma inusualmente sólida, con las mayores reservas de ahorro de la reciente historia y unos costes de financiación muy bajos. Algunos economistas y analistas, se echaban las manos a la cabeza por los efectos que iba a tener en la inflación a medio plazo.  Mientras sobre la mesa está una pausa en el rally, el verdadero debate de fondo está en el techo de los tipos, para meter en vereda a los precios. La Fed calcula que el pico se sitúa en el 4,6%, a principio de año. Pero algunos economistas creen que tendrá que superar el 4,6%, citando en particular a que el gasto no se resistirá. "La gran pregunta será, dada la resistencia que ha tenido la economía a los aumentos de las tasas de interés hasta ahora, si eso será realmente suficiente", ha reconocido el expresidente de la Fed de Boston, Eric Rosengren, a The Wall Street Journal. "El riesgo está en que tenga que hacer más de lo esperado". El miedo de los economistas está en que la Fed se pase de frenada con la inflación.

La respuesta del gobierno contra la pandemia fue similar a la de un tiempo de guerra, un generoso estímulo fiscal que arrojó dinero en efectivo a los hogares y redujo los costos de endeudamiento, interrumpió la dinámica recesiva habitual del aumento del desempleo. Los sectores de hogares, empresas no financieras y pequeñas empresas registraron un superávit del ingreso total sobre el gasto total equivalente al 1,1% del PIB, según economistas de Goldman Sachs. Utilizando la media de tres años, la medida es más saludable que en vísperas de cualquier recesión estadounidense desde la década de 1950.

Los hogares de EEUU todavía tienen alrededor de 1,7 billones de dólares en ahorros que acumularon hasta mediados de 2021, por encima de lo que habrían ahorrado si los ingresos y los gastos hubieran crecido en línea con la economía anterior a la pandemia, según estimaciones de economistas de la Fed. Las empresas también pudieron bloquear costos de endeudamiento más bajos a medida que las tasas de interés alcanzaron nuevos mínimos en 2020 y 2021. Solo el 3% de los bonos basura, o aquellos emitidos por empresas sin calificaciones de grado de inversión, vencen durante el próximo año, y solo el 8% llega con vencimiento antes de 2025, según Goldman Sachs. Hasta 2026 no habrá problemas de impagos en el horizonte. Además, los gobiernos estatales y locales también están llenos de efectivo, lo que los deja en una posición mucho mejor que después de la recesión de 2007 a 2009.

La vivienda, el único eslabón débil

Solo hay una parte de la economía flaquea ante el ímpetu de la inflación, el sector inmobiliario. La caída en todos los indicadores de vivienda está siendo profunda, pero el resto aguanta casi sin inmutarse a la Fed e inflación. El crédito al consumo sigue como si nada y las ganancias empresariales muestran beneficios históricos o cuanto menos sólidas ganancias, en sectores de lo más variopintos. United Airlines, Bank of America, Coca Cola o Netflix han podido repercutir el aumento de costes a sus clientes, sin verse afectados sus ingresos. La prueba del algodón de que los consumidores siguen en forma. "Esta no es la temporada de resultados que a la Fed le gustaría ver", explica Samuel Rines, director gerente de Corbu. Y señala que la fuerza del consumo incomoda a la Fed. El Departamento de Comercio informó el viernes que el gasto del consumidor ajustado por la inflación aumentó un 0,3% en septiembre desde agosto, algo que no debería pasar con la Fed, acometiendo la subida más agresiva desde los años ochenta.  

Lo más posible es que la Fed tenga que emplearse más a fondo para enfriar la economía, aunque se tome pequeños respiros. El colchón de ahorro de los hogares "me sugiere que es posible que tengamos que seguir así por un tiempo", ha indicado la presidenta del Banco de la Reserva Federal de Kansas City, Esther George, en un seminario web a principios de este mes. George se encuentra entre un puñado de miembros de la Fed que se han pronunciado a favor de reducir el ritmo de alzas. Pero también dijo que el destino final de la tasa del banco central podría ser más alto de lo anticipado. La fuerza del mercado laboral también apunta en esta dirección. El salario y los beneficios de los trabajadores continuaron aumentando a un ritmo rápido en el tercer trimestre, según la medida del Departamento de Trabajo publicada el viernes, que es monitoreada de cerca por la Reserva Federal.  En concreto, subió de media un 5,6%. Jason Furman, un economista de Harvard que fue asesor principal del expresidente Obama, cree que con estas fortalezas será más difícil para la Reserva Federal frenar la economía y no descarta ver a los tipos muy por encima de 5%.