"Esta es la oferta de la que debemos escoger y alguno de los dos tendrá que tomarse en serio fortalecer el sistema educativo del país. No podemos pasar cinco años más sin mejoras concretas". (Ilustración: Víctor Aguilar)
"Esta es la oferta de la que debemos escoger y alguno de los dos tendrá que tomarse en serio fortalecer el sistema educativo del país. No podemos pasar cinco años más sin mejoras concretas". (Ilustración: Víctor Aguilar)
Editorial El Comercio

Cada cinco años, los peruanos prestamos atención a las promesas que los candidatos hacen con respecto a la educación. De igual manera, lustro tras lustro, le damos las llaves de  a un jefe del Estado que, de alguna u otra manera, asegura tener la receta para darle vida a un sector que vive pendiendo de un hilo. Pero ninguno cumple con sus objetivos o, en el mejor de los casos, los esfuerzos no son suficientes para gatillar mejoras significativas. Y el resultado es un sistema educativo pobre que, más que empoderar a los estudiantes, les plantea obstáculos.


La situación actual. Un vistazo al “Diagnóstico de brechas de infraestructura o de acceso a servicios del sector Educación para el PMI 2022-2024”, aprobado en enero de este año, hace tangible esta situación. En lo que se refiere a educación inicial, por ejemplo, 88,8% de los locales educativos tiene una capacidad instalada inadecuada. En la educación primaria la cifra es de 94% y en la secundaria es de 88%. Asimismo, el porcentaje de personas no matriculadas en estos niveles, con respecto a la demanda potencial (según cifras de la Encuesta Nacional de Hogares del 2019), es de 6%, 2,7% y 12%, respectivamente. Al tomar en cuenta estas circunstancias, no resulta sorprendente que en la prueba 2018 el Perú se haya ubicado en el puesto 64 de 77 países.

Además, la pandemia del COVID-19 ha complicado las cosas aún más. Para evitar la propagación del virus, las escuelas se cerraron hace más de un año (la mayoría permanecen cerradas) y se inauguró un sistema para llevar las clases a casa. Empero, los retos y limitaciones eran claros: según la Encuesta Nacional de Hogares al 2019, solo el 32,1% de los hogares cuenta con una computadora o laptop. Asimismo, solo el 35,9% cuenta con acceso fijo a Internet. En suma, un escenario en el que, a pesar de los mejores esfuerzos del sector privado y público, poco se ha podido hacer para evitar atrasos en el proceso educativo.

Las propuestas. En ese sentido, que los candidatos que se enfrentan en esta segunda vuelta,  y , hayan asegurado que se abrirán los colegios es positivo. La primera, incluso, ha hablado de darle prioridad en la vacunación a los docentes. Pero ¿qué más se propone para aliviar los problemas que afligen a este sector?

En el caso de la candidata de Fuerza Popular, una de sus principales promesas incluye la construcción de 3.000 nuevos colegios y la modernización de las escuelas abandonadas. Asimismo, se ha referido al nombramiento de 50 mil nuevos docentes. En todos los casos, no se trata de tareas fáciles. No basta, pues, con construir nuevos centros educativos: estos deben estar a la altura de las necesidades de los lugares donde se levantarán y para identificarlas se requiere un diagnóstico profundo. No se trata de inaugurar miles de elefantes blancos, sino de hacer que sirvan. Lo mismo con los profesores, ya que en este campo la calidad es tan importante como la cantidad. Por otro lado, el equipo de la postulante también ha sido claro al señalar que se continuará con la reforma universitaria.

Con respecto al representante de Perú Libre, a pesar de que se trata de un profesor, cuesta encontrar medidas concretas y es difícil no confundirse por las contradicciones en las que suele caer con su equipo técnico. Con respecto a la  (que busca imponer criterios de meritocracia a los docentes), Castillo ha planteado su derogación, sentimiento que luego ha tratado de matizar  –especialista en educación de Perú Libre–: “Políticamente se puede decir que vamos a derogar la ley, pero sobre eso tenemos que construir”, ha dicho. Asimismo, el aspirante a la presidencia habló durante la campaña de “revisar” y “corregir” el trabajo de la . Pero el señor Cadillo ha dicho que no se intervendrá en su autonomía. Castillo también ha hablado de permitir el ingreso libre a las universidades, medida que algunos expertos han descrito como insostenible académica y financieramente.

El candidato del lápiz ha planteado además que 10% del PBI se dirija a la educación, una medida descrita con todas sus letras en el plan de gobierno escrito por el señor Vladimir Cerrón. Sin embargo, (parte del equipo técnico) admitió que hubo un error y que se referían al presupuesto nacional. Pero este ya designa más de ese porcentaje al sector, lo que aumenta las dudas y confirma, además, que más que dinero se necesita saber gastarlo. Y el señor Castillo no ha hecho precisiones de cómo lo hará.

No hay que olvidar, tampoco, el papel protagónico de Castillo en la huelga docente del 2017. De ella, la exministra de Educación Marilú Martens ha dicho que el aspirante no sacó nada y que “solo buscaba legitimarse”. Ese mismo año, se ausentó de las aulas por cinco meses.

Por otro lado, ambos postulantes tienen actitudes lamentables con respecto al enfoque de género en el currículo nacional. Fujimori, a través de su bancada, buscó traerlo abajo en más de una oportunidad desde el Congreso y Castillo ha asegurado que para ellos no es una prioridad.

Empero, esta es la oferta de la que debemos escoger y alguno de los dos tendrá que tomarse en serio fortalecer el sistema educativo del país. No podemos pasar cinco años más sin mejoras concretas.