Irán se da unas semanas para valorar si mantiene el acuerdo nuclear
El presidente Rohani verá con el resto de los firmantes si se garantizan sus derechos, falta de lo cual dará la orden de volver a enriquecer uranio
Bagdad
Irán se da unas pocas semanas para evaluar si el acuerdo nuclear sin Estados Unidos sigue interesándole. En una comparecencia televisada a la nación, pocos minutos después de que Donald Trump anunciara su retirada del pacto, el presidente Hasan Rohani ha explicado en la noche de este martes que sus diplomáticos van a negociar con el resto de los firmantes. “Si llegamos a la conclusión de que nuestros intereses siguen garantizados, respetaremos el acuerdo”, aseguró. En caso contrario, Rohani dijo que Teherán está “preparado para reanudar el enriquecimiento de uranio a escala industrial sin límites”.
Frenar el enriquecimiento de uranio, un proceso que vale tanto para producir energía nuclear como armas atómicas, fue precisamente el objetivo del Plan Integral de Acción Conjunta (PIAC) firmado en Viena en 2015 entre Irán y las seis grandes potencias (además de EE UU, China, Rusia, Reino Unido, Francia y Alemania). Teherán obtuvo a cambio el levantamiento de las sanciones internacionales que acogotaban su economía. Sin embargo, Washington ha arrastrado los pies desde la llegada de Trump a la Casa Blanca.
Solo sus recelos sobre el pacto, en especial desde que a primeros de año endosara a los firmantes europeos la responsabilidad de “arreglarlo”, ya han hecho mucho daño a la República Islámica. Rohani, que arriesgó su capital político en la negociación, se ve en un brete tras el giro de EE UU. A pesar de ello, se mostró dispuesto a mantenerse dentro del pacto si se garantizan los intereses de su país. “A partir de ahora el PIAC existe entre Irán y cinco países”, dijo queriendo poner de relieve que no ha sido Teherán quien ha roto el compromiso.
“Si logramos los objetivos del acuerdo en cooperación con otros miembros, seguirá adelante (…) Pero si llegamos a la conclusión de que eso no es posible, entonces me presentaré a los iraníes y anunciaré nuestra retirada”, manifestó rodeado de sus más cercanos colaboradores, el primero de ellos el ministro de Asuntos Exteriores y jefe del equipo negociador en las negociaciones nucleares, Mohammad Javad Zarif.
Rohani tachó de “inaceptable” la retirada de Estados Unidos del Plan Integral de Acción Conjunta (PIAC) firmado en Viena en 2015. “No hemos hecho nada incorrecto. De acuerdo con el OIEA, Irán ha cumplido con todos sus compromisos”, subrayó en referencia al Organismo Internacional de la Energía Atómica encargado de la verificación. Por el contrario, acusó a EE UU de no haber cumplido nunca su palabra y haber tratado históricamente con hostilidad a la gente de Irán y de Oriente Próximo.
Rohani ya había avanzado su postura durante un discurso pronunciado la víspera en Mashhad. “[Veremos] si lo que queremos del acuerdo nuclear resulta garantizado por otros países, o en caso de que no esté asegurado, seguiremos nuestro propio camino y planes”, declaró entonces suavizando su tono respecto a discursos anteriores. En sus alocuciones anteriores el presidente se había dedicado a rechazar los intentos de contener el programa de misiles balísticos o la influencia regional de Irán, tal como pretenden Washington y sus aliados Israel y Arabia Saudí.
Sus palabras ponen todas las miradas en la Unión Europea, que desde enero ha intensificado su actividad diplomática en favor de mantener el pacto, y en especial sobre Reino Unido, Francia y Alemania, que firmaron el PIAC, junto a Estados Unidos, Rusia y China. Todos excepto EE UU se muestran convencidos de que el acuerdo sellado en Viena en 2015 es “la mejor forma de neutralizar la amenaza de un Irán con armas nucleares”.
Por otro lado, la decisión de Trump ha dado un nuevo aliciente a los duros del régimen islámico para renovar la presión sobre su presidente. Para esos sectores, que siempre desconfiaron del acuerdo, la reimposición de sanciones sólo confirma los aviesos propósitos de Washington. “Si Estados Unidos abandona el PIAC, debe saber que será el final del mismo”, declaraba horas antes del anuncio el ultraconservador Mohammad Javad Lariyani, jefe del comité de derechos humanos del Poder Judicial. Según el vicepresidente Eshaq Jahangiri, los ultras quieren aprovechar la crisis nuclear para hacer caer el Gobierno. Sin llegar a tanto, son muchos los iraníes que están convencidos de que el abandono del acuerdo por parte de EE UU daría una alegría a los más conservadores.
“La situación es muy dura para los iraníes porque su futuro depende de alguien sobre quien no tienen ninguna influencia”, estima un observador europeo en Teherán.
Los duros de Washington tal vez consideren que su retirada del PIAC va a servir para presionar a Teherán. Quienes conocen bien el régimen iraní, lo ponen en duda. “Cualquiera que crea que tras cancelar el acuerdo nuclear, Irán va a estar dispuesto a sentarse a negociar de nuevo sobre el programa nuclear o sobre sus misiles o sobre su implicación regional, debe de estar fumado”, tuiteaba el Meir Javedanfar, un analista israelí de origen iraní.
Irán siempre ha insistido en que su programa nuclear sólo tenía objetivos pacíficos, algo permitido por el Tratado de No Proliferación (TNP) del que es signatario. Sin embargo, el hecho de que lo mantuviera secreto durante años y su empeño en enriquecer uranio (un proceso que también permite fabricar armas atómicas) despertó las sospechas de que intentaba dotarse de capacidad para fabricar la bomba. Con el PIAC aceptó limitar su capacidad de producir material nuclear a cambio del levantamiento de las sanciones internacionales que castigaban su desafío.
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