jueves, 31 de agosto de 2017

Analistas chilenos sostienen que es mejor comprar dólares y vender cobre, pues este metal ,bajará de precio en setiembre o en octubre (un cobre de mas de US$ 3 es insostenible según Barclays) y el dólar bajo (ante otras monedas), subirá cuando la Fed suba la tasa de interés en diciembre.//por Roberto Meza

Analistas chilenos sostienen que es mejor comprar dólares y vender cobre, pues este metal ,bajará de precio en setiembre o en octubre (un cobre de mas de US$ 3 es insostenible según Barclays) y el dólar bajo (ante otras monedas),  subirá cuando la Fed suba la tasa de interés en diciembre.


Precios del cobre y dólar: corrección ad portas

Roberto Meza |Miércoles 30 de agosto 2017 9:52 hrs.
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En el hecho, el repunte del metal en las últimas semanas se explica en buena parte por la debilidad mostrada por el dólar a nivel global, pues la divisa norteamericana está en su menor valor -frente a una canasta de monedas duras- desde principios de 2015. De allí que las apuestas especulativas de los fondos de cobertura hayan aumentado y, según cifras de Bloomberg, los gestores han incrementado fuertemente sus apuestas alcistas en los últimos días.
Mientras el tipo de cambio rompió esta semana el piso de $630 por dólar, transformando a la moneda chilena en la más revalorizada del mundo en agosto, tras caer $45 desde comienzos de año, a su turno, el precio del cobre parecía imparable, disparándose ya por sobre los US$ 3 la libra física, después de 26 meses por debajo de dicha cifra.
Se trata de movimientos divergentes que están incorporados en los análisis y proyecciones que realizan los operadores de divisas, pues es sabido que un alza en el valor del metal rojo importa perspectivas de mayor oferta interna de dólares -es la moneda en la que se transa el cobre- y, por consiguiente, su cambio tiende a reducirse.
Ambas son buenas noticias para la debilitada economía nacional, en tanto un cobre más alto implica mayores ingresos fiscales, al tiempo que precios de los productos importados menores e inflación más reducida. Sin embargo, como todo en economía, un tipo de cambio más bajo que el actual, pone en riesgo a una serie de industrias que, en el margen, pueden exportar solo con tipos de cambio más altos.
Por otro lado, ya desde hace un par de meses, los analistas de mercados de metales han previsto una recuperación de los precios del metal rojo debido a factores estructurales -disminución de la oferta, de los stocks y alza de demanda- así como por razones coyunturales que adelantan mejoría de demanda, subidas de precios y aumentos de transacciones financieras especulativas, entre otras, las buenas noticias macroeconómicas de China, las expectativas en torno a las decisiones de Donald Trump y el bajo nivel internacional del dólar. Todo este conjunto de hechos, ha empujado a las mineras a retomar inversiones para reanudar proyectos en espera, mejorando, de paso, el ánimo de las debilitadas arcas fiscales de Chile.
Sin embargo, expertos en el mercado del cobre han dado una voz de alerta en torno al actual rally del metal y han advertido que, si bien el valor de mercado podría seguir subiendo en el corto plazo, en septiembre u octubre podría observar correcciones que lo devuelvan a los niveles de precio de largo plazo, razón de más para no proyectar situaciones futuras con los actuales valores.
Y es que, no obstante que los fundamentos de largo plazo permiten prever una tendencia alcista en lo inmediato, movimientos especulativos asociados a la coyuntura, como la incertidumbre ante las dificultades que ha mostrado la anunciada política económica expansiva de Trump, las tensiones con Corea del Norte o una eventual alza de tasas por parte de la Reserva Federal, ponen signos de interrogación respecto de la estabilidad alcista del cobre.
En el hecho, el repunte del metal en las últimas semanas se explica en buena parte por la debilidad mostrada por el dólar a nivel global, pues la divisa norteamericana está en su menor valor -frente a una canasta de monedas duras- desde principios de 2015. De allí que las apuestas especulativas de los fondos de cobertura hayan aumentado y, según cifras de Bloomberg, los gestores han incrementado fuertemente sus apuestas alcistas en los últimos días.
En favor de las inversiones en metal rojo, empero, están las constantes caídas de los inventarios recientes. En la Bolsa de Metales de Londres, las reservas de la materia prima anotaron una baja de 11% la semana pasada, la mayor desde 2005; y según ejecutivos de grandes mineras, para el 2025, el déficit de oferta de cobre a nivel mundial alcanzará a 3,5 millones de toneladas, pese a que a ese año el consumo del metal rojo estará en una tasa de 1,4%, su nivel más bajo desde la década del ’70, y muy por debajo del promedio de los últimos 15 a 20 años, en que la demanda ha promediado 3,5%.
Así las cosas, las apuestas de los especialistas son que el precio promedio del metal rojo se ubicará este año en alrededor de US$2,7 la libra física, por lo que su cotización actual correspondería a una sobrevaloración momentánea respecto de la cual hay que estar alertas, especialmente por eventuales tropiezos en la economía china, la salida sorpresiva de los especuladores de sus posiciones, o derivadas geopolítico-económicas de las tensiones en Asia.
En el hecho, Barclays dijo hace unos días que el cobre sobre de US$ 3 es “insostenible”, añadiendo que “este es un mercado que está reaccionando exageradamente a las condiciones de corto plazo y haciendo caso omiso a varias señales de advertencia”, entre ellas, la reactivación de la oferta minera en América latina y África y una desaceleración de la demanda por parte de China. BCI, por su parte, estima que China verá una moderación del ritmo de su crecimiento durante el segundo semestre.
Un cambio en las tendencias de precio del metal incidirá, como vimos, en el actual tipo de cambio, el que ha sufrido ya una baja de más de $25 en lo que va de este mes, evolución que se explica en buena parte por la debilidad internacional del dólar, pero que, según operadores, es difícil que mantenga su trayectoria más allá de los $625, luego de alcanzar los $628, su menor valor desde junio de 2015.
Un dólar bajo, si bien afecta a los exportadores, beneficia a las empresas a la hora de emitir deuda (menor costo de financiamiento en la moneda norteamericana) y mejora el consumo de productos importados, poniendo límites a las alzas de precios internos. Asimismo, la depreciación podría repercutir en la política monetaria, pues la menor importación de inflación de precios externos gracias a un dólar bajo, podría gatillar la esperada reducción de tasas en la reunión de política monetaria del BC en septiembre, todas situaciones que, empero, dependerán de la corrección del precio del cobre estimada para las próximas semanas.

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