El
presidente Erdogan fuerza la salida de su primer ministro y la lira turca pierde en una semana 5% de su
valor.
Nota del autor del blog: creo lo hace para entrar en guerra directamente contra el regimen de Assad
El
presidente Erdogan fuerza la salida de su primer ministro
http://internacional.elpais.com/internacional/2016/05/05/actualidad/1462445480_966000.html
El gobernante AKP celebra un congreso
extraordinario al que no se presentará Davutoglu
ANDRÉS
MOURENZA
Estambul 5
MAY 2016 - 14:49 CEST
El
presidente Erdogan y el primer ministro Davutoglu
La cada vez
más evidente ambición del jefe de Estado turco, Recep
Tayyip Erdogan, de sustituir el
régimen parlamentario de su país por un sistema presidencialista, ha
abierto una importante brecha con su primer ministro, Ahmet Davutoglu, y ha
llevado a una crisis en el seno del partido gobernante y en el Ejecutivo. Tras
varios días de reuniones entre los dos mandatarios y de la cúpula del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP),
se ha decidido convocar un congreso extraordinario el próximo 22 de mayo para
renovar al presidente de la formación islamista y en el que Davutoglu no
concurrirá como candidato, sino que presumiblemente será sustituido por un
nombre más leal a Erdogan, que también liderará un eventual nuevo Gobierno.
No es la
primera ocasión en que las aspiraciones del líder turco
sumen al país en la inestabilidad: ya ocurrió cuando el actual
presidente boicoteó todo tipo de acuerdo con la oposición para formar un
Gobierno de coalición tras las elecciones del pasado junio, en la que el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) perdió su
mayoría absoluta por primera vez desde que llegó al poder en 2002. En aquella
ocasión, la apuesta, si bien costosa para el país –la lira se hundió y aumentó
la polarización política y social-, dio buen resultado para Erdogan, pues el
AKP recuperó el control del hemiciclo.
Turquía es
en este momento un contraparte clave de la Unión Europea para gestionar la
migración, con la que ha suscrito un acuerdo por el que asumen los migrantes
retornados desde Grecia a cambio de la exención de visados a sus ciudadanos y
6.000 millones de euros, y es también un socio importante en la lucha contra el
ISIS.
“No creo que
sea candidato en el próximo congreso, dadas las actuales circunstancias”,
afirmó Davutoglu ante la prensa explicando que, cuando el accedió al puesto, el
modelo a seguir era el de “un presidente fuerte y un primer ministro
fuerte”.
“Nuestro presidente
[Erdogan] me dijo que no quería un primer ministro florero y yo trabajé según
esas indicaciones”, se justificó antes de reconocer que “ahora empieza un periodo nuevo”. A
pesar de que afirmó sentirse molesto por las últimas decisiones tomadas por el
comité central del AKP, aseguró que no deja su cargo dolido con nadie y, mucho
menos, con el presidente Erdogan, al que siempre le ha unido una gran
“amistad”. “La unidad del partido es lo que más me importa”, afirmó.
Los
acontecimientos en el choque Erdogan y Davutoglu
se han precipitado con gran rapidez. El pasado 29 de
abril, mientras Davutoglu se encontraba de viaje oficial en Qatar, todos excepto cuatro de los 50 miembros del
comité central del AKP aprobaron despojar a su presidente y primer ministro de
la facultad de designar a dedo a los secretarios provinciales del partido,
después de que Davutoglu hiciera una serie de nombramientos que no habían
gustado a Erdogan.
Cabe recordar,
que en el congreso del AKP del pasado septiembre, Erdogan –quien ya no forma
parte de la formación islamista pues su cargo le exige
neutralidad, pero que sigue manejándola entre bambalinas- había
maniobrado para colocar a sus fieles en los máximos órganos de dirección del
partido.
A
su regreso de Qatar, el primer ministro se encontró no sólo con que su poder de
maniobra dentro del AKP había quedado reducido a cero, sino también con la aparición de un
misterioso blog llamado Pelikan Dosyasi (El informe
Pelícano) que, pese a ser anónimo, rápidamente se convirtió en la
comidilla de los pasillos políticos de Ankara. En el texto se acusa a Davutoglu
de haber “traicionado” al “jefe” (en referencia a Erdogan) vendiéndose “a
Occidente y sus caballos de Troya” e impidiendo la transición hacia el
presidencialismo.
“La
situación se ha convertido en insostenible bajo Davutoglu”, acusó esta semana
otro columnista cercano a Erdogan, Nasuhi Güngör, para quien el actual sistema
político de Turquía provoca “una dualidad de
estructuras administrativas”, es decir, un conflicto entre los poderes
del primer ministro y jefe de Gobierno, y la
Presidencia de la República, que, pese a que sobre el papel posee atribuciones
más bien simbólicas, Erdogan utiliza como si fuese un cargo ejecutivo escudándose
en que, desde 2014, es un cargo electo directamente por el pueblo y no por el
Parlamento como lo era anteriormente.
En medio la
multiplicación de acusaciones hacia su persona, Davutoglu se dirigió el martes
a su grupo parlamentario con un discurso críptico pero en el que algunas de sus
ambiguas frases sonaban a despedida: “Podría rechazar cualquier puesto, pero no
destrozaré el corazón de mis amigos, con los que comparto la causa común de
este sagrado movimiento”. El miércoles fue recibido por Erdogan en un ambiente
de gran tensión entre ambos y, aunque Davutoglu no presentó finalmente su
dimisión como se especulaba, sí que se pactó su salida del AKP y del Ejecutivo.
Entre los
nombres que más se barajan para sustituir a Davutoglu se encuentran el del ministro de Transporte, Binali Yildirim, y el del titular de
Energía, Berat Albayrak, quien además es yerno de Erdogan. El relevo más
adecuado –pues al menos guardaría mejor las apariencias de no convertir la
jefatura de Gobierno en una mera marioneta- sería Yildirim, hombre de probada
lealtad a Erdogan desde hace dos décadas. Pero su figura se ha visto dañada
cuando recientemente aparecieron unas fotografías en las que se ve a su hijo
apostando a la ruleta en Singapur (en Turquía los casinos están prohibidos), en
una filtración sin duda dirigida a debilitar sus opciones. Otras personas que
suenan para el cargo, según el analista Abdülkadir
Selvi –buen conocedor del AKP-, son el ministro de
Justicia, Bekir Bozdag; el de Sanidad, Mehmet Müezzinoglu,
y el viceprimer ministro, Numan Kurtulmus.
Según el
analista Ozer Sencar, director de la empresa demoscópica Metropoll, “Erdogan
pretende solventar la cuestión del presidencialismo antes de fin de año”. Para
ello debe cambiar la actual Constitución para lo que debería convocar un
referéndum. Pero el AKP no dispone de una mayoría suficiente para organizar la
consulta por lo que, en caso de que ningún partido opositor le dé los apoyos
necesarios, se podría ir a unas elecciones anticipadas en las que, aprovechando
los problemas que viven otras formaciones (el HDP kurdo
y el MHP ultranacionalista) los islamistas aumenten el número de escaños
de los que disponen.
Con todo, se
trataría de una maniobra arriesgada en medio de los desafíos a los que se enfrenta
Turquía actualmente, especialmente en cuestiones de seguridad. No en vano, la
divisa turca ha perdido un 5 % de su valor respecto a
euro y dólar desde la semana pasada.
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