China: Amenazan
con cárcel y despidos masivos a los economistas y reporteros chinos que
opinen sobre lo muy mal que esta su economía, en materias de debilidad de la moneda, del aumento de la impagable
deuda de las empresas y del exceso de viviendas que nadie compra, incluidas las
ciudades fantasma y de lo infladas que están las acciones del Shanghái
Composite . La ofensiva contra las críticas a la política económica es generalizada
y varios web de diarios internacionales han sido clausurados, entre ellos el
WSJ , y los reporteros que cubren las noticias de la bolsa solo tendrán que escribir
el comunicado oficial, tal como se hacía en la Argentina de Cristina Fernández con
las estadísticas o la inflación o de Venezuela.
China
presiona a economistas y periodistas para que mejoren sus perspectivas
http://lat.wsj.com/articles/SB10387286440153804044004582044790657107110?tesla=y#:mCJOnPzWoIpV7A
Un policía
paramilitar hace guardia frente a un retrato de Mao Zedong en Beijing. PHOTO:
JASON LEE/REUTERS
Por LINGLING WEI
martes,
3 de mayo de 2016 19:53
EDT
BEIJING—Las autoridades chinas tienen un
nuevo blanco: economistas, analistas y periodistas de
negocios que tienen una visión poco promisoria de su economía.
Reguladores
del mercado de valores, censores oficiales y otros funcionarios han lanzado
advertencias a comentaristas cuyos puntos de vista públicos sobre la marcha de
la economía no encajan con las declaraciones optimistas del gobierno, señalaron
funcionarios y comentaristas económicos al tanto de la situación.
Lin
Caiyi, economista jefe de Guotai Junan Securities Co., quien no ha escondido sus
opiniones ante el
aumento de la deuda de las empresas, el exceso de viviendas y el debilitamiento
del yuan, recibió una advertencia en las últimas semanas, señalan
las fuentes. La primera provino del regulador de valores y una segunda del
departamento de cumplimiento de normas de su empresa estatal, que la instruyó a
evitar comentarios “exageradamente pesimistas” sobre la economía y, en
particular, la moneda.
Los analistas de acciones de las
firmas de corretaje
también han sentido la presión de los reguladores que buscan estabilizar el
mercado y se han vuelto más reacios a publicar informes críticos de las empresas que cotizan en bolsa. Mientras tanto, al
menos un centro de estudios chino fue exhortado por funcionarios a no
cuestionar un programa del gobierno para ayudar a las firmas estatales a reducir
su deuda.
Aunque la
evidencia es circunstancial, la ofensiva contra las
críticas a la política económica parece ser generalizada. Oficinas del
gobierno no respondieron a solicitudes de comentarios o se negaron a referirse
al tema. Las opiniones sobre la economía y el reporteo sobre temas de negocios
no había sufrido grandes restricciones en China, a diferencia de los asuntos
políticos, en un reconocimiento tácito de las autoridades de que el libre flujo
de información contribuye a la vitalidad de la economía.
ENLARGE
Beijing, no
obstante, decidió asumir un control más estricto del relato económico después
de que los problemas en las bolsas y las
políticas de tipo de cambio del año pasado sembraron dudas entre los
inversionistas sobre su capacidad para manejar la desaceleración del
crecimiento. El liderazgo del Partido Comunista se ha referido en términos
positivos a la economía durante los últimos dos años como parte de una campaña
para tranquilizar a los mercados globales.
Este control
del mensaje corre el riesgo de restringir aún más la información sobre la
segunda economía del mundo y, por ende, intensificar la ansiedad de los
inversionistas que ya sospechan de la confiabilidad de las estadísticas y las
declaraciones oficiales.
“Un debate vigoroso
entre economistas y la confianza pública en esta discusión es fundamental si
China quiere navegar con éxito por estos turbulentos mares económicos”, dice Scott Kennedy, del Centro de
Estudios Estratégicos e Internacionales, de Washington. “Si el Partido y el
gobierno quieren escuchar sólo buenas noticias, es mejor que no escuchen nada
porque el valor de las palabras sería inferior a cero”.
Un amplio
ajuste de los controles sobre la sociedad ha tenido lugar en los últimos años
conforme el presidente Xi Jinping trata de mantener el apoyo de su partido y el
respaldo del público para una transición económica llena de baches después de
décadas de meteórico crecimiento. Entre
los blancos de la campaña figuran abogados activistas, personalidades de las
redes sociales, organizaciones extranjeras sin fines de lucro y miembros del
Partido Comunista que han criticado las medidas.
Aunque las
restricciones a la prensa foránea siempre han existido, ahora se han vuelto más
estrictas y el número de publicaciones extranjeras
cuyas páginas web en China han sido bloqueadas por las autoridades ha
aumentado, incluida la de The Wall Street Journal.
Algunos
funcionarios indican que una mentalidad de asedio se ha apoderado de los
líderes chinos a medida que grandes inversionistas internacionales como George Soros han expresado su escepticismo sobre las perspectivas económicas del país. En
reuniones de alto nivel realizadas durante los últimos meses en Zhongnanhai, un
complejo amurallado donde trabajan los líderes, algunos altos funcionarios
defendieron la idea de aplacar cualquier crítica que incentive a los
inversionistas a apostar en contra de China, señalan fuentes cercanas.
“Se puede
ver que no están contentos cuando uno trata de decirles que los especuladores
extranjeros no son su principal problema”, dice uno de los funcionarios que
asistió a las reuniones.
Xi visitó
hace unas semanas las tres grandes organizaciones estatales de noticias: Xinhua, El Diario del Pueblo y la Televisión Central de China
(CCTV) para exhortarlos a no desviarse del mensaje del partido, “contar
bien las historias de China” y aumentar la influencia del país.
Los periodistas
chinos sostienen que eso ha desencadenado en presión no sólo para mantenerse al
margen de temas polémicos, sino también para producir notas positivas sobre la
economía.
Los
reporteros que cubren las bolsas, por ejemplo, han recibido instrucciones de centrar sus artículos en los comunicados emitidos por la
Comisión Reguladora del Mercado de Valores de China.
“Como periodista en
China, hoy se puede hacer cualquier cosa menos periodismo”, dice un editor de alto nivel de un
medio estatal, quien añade que un colega
fue obligado a tomar una licencia luego de que sus editores consideraron
que su investigación sobre las causas del colapso del mercado bursátil de
mediados del año pasado fue demasiado agresiva.
El amordazamiento de los puntos de vista críticos ha ido
más allá de las noticias disponibles al público y de los foros de inversión
para abarcar análisis de políticas y mercados.
Esto podría sesgar la información que reciben los líderes, las autoridades y
los inversionistas para tomar sus decisiones.
El
banco central cesó abruptamente en febrero la divulgación de datos sobre las
compras de divisas extranjeras por parte de los bancos comerciales, información que era considerada por
los analistas como una fotografía clave de los flujos
de capital, en medio de los temores de nuevas
fugas de capitales. En un comunicado publicado un par de días después,
el banco dijo que había tomado la decisión porque las cifras “ya no eran un
verdadero reflejo de los flujos de capitales en China”.
Lin,
la economista de Guotai Junan, contó que empezó a recibir instrucciones a fines del año pasado para
que moderara sus comentarios en público sobre el yuan, también conocido como el
renminbi. “Los reguladores me dijeron que no recomendara apostar en contra del
renminbi, de modo que me voy a limitar a recomendar la compra de dólares”,
señaló en octubre en una conferencia realizada en la Universidad
de Fudan, en Shanghai. Ni Lin, ni su empresa ni los reguladores
respondieron a pedidos de comentarios para este artículo.
En el centro
financiero de Shanghai, el departamento de propaganda de la ciudad ordenó
recientemente a un centro de estudios que dejara de investigar un plan del gobierno para canjear deuda por acciones
con el fin de ayudar a las grandes compañías estatales a reducir su
endeudamiento, manifestaron economistas al tanto. El motivo, aseguran, es que
el gobierno no quiere que el estudio encuentre evidencia contra un programa que
ha sido respaldado por el primer ministro Li Keqiang y otras autoridades.
La oficina
de información del gobierno de Shanghai no respondió a solicitudes de
comentarios.
Muchos
analistas han señalado que los canjes,
que les permitirían a los bancos intercambiar deuda
incobrable por acciones de las empresas que han recibido sus
préstamos, podrían mantener a flote empresas que no lo merecen y aumentarían
las necesidades de capital de los bancos.
A mediados
de abril, un reconocido economista chino ofreció a los inversionistas en Hong
Kong un sombrío panorama de la economía. Gao Shanwen,
economista jefe de la corredora Essence Securities Co., les dijo a los
inversionistas que a pesar de las señales de un repunte, “gran parte de las cifras oficiales no son
confiables” y la economía sufre “grandes problemas”, según
asistentes al evento a puertas cerradas.
Sus
comentarios repercutieron en las redes sociales. Dos días después, Gao publicó
una clarificación en su cuenta pública del popular servicio de mensajería
WeChat, donde señaló que las opiniones que se le atribuyen fueron “inventadas”.
Luego emitió un informe de la economía donde las críticas brillan por su
ausencia. Ni Gao ni representantes de su empleador devolvieron las llamadas en
busca de comentario.
—Yifan
Xie en Shanghai
contribuyó a este artículo.
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