Presidente Barack Obama se dirigió a Arabia
Saudita para persuadir al rey que haga
las paces con los iraníes y la región se estabilice, para que EEUU se pueda
concentrar en contener el expansionismo de China en el Extremo Oriente, además que
transite a la democracia, y que EEUU sufre la presión de toda Europa que
critica a EEUU su apoyo bélico a Arabia que atiza las guerras y que millones de
desplazados musulmanes arriban a sus costas. En resumen les pidió que dejen de
ser monarquías feudales y migren a democracias, Los reyes están furiosos.
Obama
visita Arabia Saudí por primera vez desde el pacto con Irán
http://internacional.elpais.com/internacional/2016/04/20/actualidad/1461147794_573736.html
El acuerdo
nuclear y la creciente influencia de Irán en Siria, Líbano e Irak marcan la
reunión del presidente de EE UU
ÁNGELES
ESPINOSA
Dubái
20 ABR 2016 - 19:41 CEST
El
presidente de EE UU, Barack Obama, saluda al rey Salman de Arabia Saudí al
inicio de su reunión en Riad. Jim Bourg REUTERS
El
presidente de EE. UU., Barack Obama, se ha reunido este miércoles con el rey Salmán de Arabia Saudí para coordinar esfuerzos
frente a las amenazas de seguridad en la región. Pero mientras que la prioridad
para Obama es la lucha contra el Estado Islámico (ISIS)
y el sectarismo que lo alienta, su anfitrión se muestra más preocupado
por el expansionismo de Irán. A pesar de la
coreografía diplomática, las diferencias al respecto han eclipsado una cita, la
primera entre ambos mandatarios desde el acuerdo nuclear con Irán, que se
completará hoy con la asistencia del presidente norteamericano a una cumbre de
los Estados árabes del Golfo.
“Welcome Mr.
President” (Bienvenido Sr. Presidente), titulaba el diario saudí Arab News en
un gesto que quería mostrar normalidad.
Sin embargo,
la llegada de Obama en su cuarta visita al Reino del Desierto, y con toda
probabilidad la última antes de que acabe su mandato el próximo enero, no fue transmitida en directo por la
televisión saudí como en las ocasiones anteriores.
Durante dos
horas, ambos dirigentes conversaron en el palacio de Erga
en presencia de varios de los príncipes más
influyentes, entre ellos el heredero y ministro del Interior, Mohamed Bin
Nayef, y el viceheredero, hijo del monarca y verdadero hombre fuerte del reino,
Mohamed Bin Salmán. Aunque nada ha trascendido sobre el contenido de esa
reunión, sobre ella planeaban las crecientes diferencias sobre los asuntos
regionales que, a decir de algunos analistas, ponen en peligro una alianza de 71 años.
A las
conocidas discrepancias sobre el papel de Irán, cómo abordar la lucha contra el
yihadismo o las guerras de Siria y Yemen, se han sumado las declaraciones especialmente francas de
Obama al respecto.
Nunca antes
un presidente de EE. UU. había dicho a los monarcas árabes que deberían
encontrar la forma de “compartir el vecindario con Irán” y preocuparse más de las
reformas internas que de la supuesta amenaza iraní.
Los
comentarios, en sendas entrevistas, irritaron
sobremanera tanto a la familia real saudí como a sus aliados del Consejo de
Cooperación del Golfo (CCG, que incluye además a Kuwait, Qatar, Bahréin,
Emiratos Árabes Unidos y Omán). Los dirigentes de estos países, todos ellos
monarquías suníes excepto Omán, perciben al Irán chií como una amenaza a su
seguridad.
Los saudíes
están tan preocupados con la influencia de la República
Islámica en Siria, Líbano e Irak que han adoptado una política más
militarizada hacia los conflictos regionales, la llamada doctrina Salmán, de la
que Yemen ha sido el primer ejemplo. De ahí la
extraordinaria desconfianza con que recibieron tanto la decisión de Obama
de no intervenir en la guerra siria, como el acuerdo nuclear impulsado por su
Administración, cuyos beneficios temen que alienten el expansionismo iraní.
“El presidente de EE. UU.
tiene que entender que la lucha contra el ISIS no tendrá éxito hasta que no se
haga realidad una solución para una nueva Siria sin El Asad, y que no puede abrirse un nuevo
capítulo en las relaciones con Irán hasta que Teherán no cambie las políticas
hacia sus vecinos”, escribía recientemente el analista
saudí Abdulaziz Sager, director del Gulf Research Center.
La Casa
Blanca comparte la preocupación de las monarquías árabes sobre el papel desestabilizador de Teherán, pero defiende la
necesidad de que alcancen una suerte de “paz fría” en la que su rivalidad no inflame aún más las tensiones de Oriente Próximo.
Por ello está tratando de convencer a sus interlocutores de que no les ha
abandonado y de que está dispuesto a profundizar la cooperación en materia de
seguridad.
A ese
respecto, el secretario de Defensa, Ash Carter,
ha ofrecido a sus colegas árabes un aumento de la colaboración en operaciones
especiales, capacidades marítimas o cibernéticas,
como mejor forma de hacer frente al reto iraní. La enorme sensibilidad que
suscita el tema quedó en evidencia en la conferencia de prensa que siguió a la
reunión.
El secretario general del CCG, Abdulatif al Zayani,
anunció que EE. UU. y los miembros de ese grupo van a realizar patrullas
marítimas conjuntas para impedir que Irán envíe armas a Yemen (algo que Teherán
siempre ha negado). Fuentes estadounidenses,
sin embargo, matizaron que esa vigilancia ya se estaba haciendo y que no
representaba una novedad.
……………………………..
Amnistía
Internacional (AI) ha
pedido al presidente Obama que “no dé la espalda a las víctimas de la represión
y las violaciones de derechos humanos en los Estados del Golfo” durante su reunión con los monarcas árabes en Arabia
Saudí. Ese Reino encabeza la lista de países con más ejecuciones per cápita,
una cifra que ha aumentado significativamente desde la llegada al poder del rey Salmán. Al menos 79 personas han sido ejecutadas en
lo que va de año, según un recuento de la agencia France Presse, frente
a las 153 en todo 2015.
En una carta
abierta, Amnistía recuerda “la discriminación contra las mujeres y las
minorías, las detenciones arbitrarias y los juicios injustos que silencian la
oposición en el nombre de la seguridad nacional, el uso de la pena de muerte,
la explotación y abuso de los trabajadores inmigrantes, la creciente intolerancia a la expresión
pacífica y el uso de leyes antiterroristas y cibernéticas [para acallarla]”.
El texto
cita los nombres de cerca de medio centenary de presos de conciencia en
Bahréin, Kuwait, Omán, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos, encarcelados por
haber ejercido su derecho a la libertad de expresión. También incluye una referencia
al apoyo que EEUU ha proporcionado a la intervención saudí en Yemen que se ha
saldado con 2,8 millones de desplazados y al menos 3.000 civiles muertos.
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