Moises
Naim dice que China tiene una deuda de 450 % de su PBI ¿será? en comparación Japón solo debe un 230 %
y Grecia un 170 % algo así.
Nota
del autor del Blog dice que debía en 2007 1.5 veces el PBI y que esa deuda ahora se ha triplicado osea 1.5 x 3 = 4.5
¿Y
si China se enreda?
http://internacional.elpais.com/internacional/2016/02/20/actualidad/1455992439_498801.html
Mientras los
europeos se preocupan del ‘Brexit’, los tropiezos de Pekín pueden afectar más
MOISÉS
NAÍM
20
FEB 2016 - 19:23 CET
Durante 35
años, la economía china creció, en promedio, a más del 10% cada año. Esto significó
que, cada siete años, los ingresos del gigante asiático se duplicaron. Así,
China es hoy un país distinto al que fue durante siglos. Esta transformación no
solo la representan sus modernas ciudades, su enorme sector industrial, sus
exportaciones o el hecho de que es la segunda economía más grande del mundo. El
cambio más importante es que 500 millones de chinos han dejado de ser pobres.
En 1981, al comienzo de las reformas económicas, el 85% de la población vivía
en condiciones de miseria, mientras que ahora los pobres son el 7% de la
población.
Además, el
progreso de China se irradió al resto del mundo: se convirtió en el principal
comprador de materias primas, uno de los grandes exportadores de productos
manufacturados, el mayor comprador de los bonos de
deuda emitidos por gobiernos y empresas del mundo occidental y en un
importante inversor, especialmente en países menos desarrollados. Hoy se le
puede aplicar a China lo que tantas veces se dijo de EE UU: si China estornuda
el mundo coge un resfriado. O más concretamente: lo que pasa en China le afecta
a usted. Y en estos tiempos la economía china no solo
estornuda, sino que está enferma.
Los síntomas
son muchos. El más obvio es que en 2015 su economía creció a la tasa más baja
en 25 años. Y desde hace cuatro años, el crecimiento es más lento que el año
previo.
Luego vino un colapso en la bolsa de
valores y una caótica devaluación de la moneda.
A esto le siguió una masiva fuga de capitales.
Solamente en enero salieron 110.000 millones de dólares
de China, mientras que durante todo el 2015 el
flujo neto de capitales al exterior fue de 637.000 millones de dólares,
un monto sin precedentes y un grave indicador de desconfianza.
Una
población que en promedio ahorra el 30% de sus ingresos ve cómo el valor de su moneda cae y prefiere guardar sus ahorros fuera de su país y en otras
monedas.
Pero el síntoma más
preocupante es la inmensa y creciente deuda que se ha venido acumulando.
Esta deuda, que en 2007 era equivalente a una vez y media el tamaño de
toda la economía china, se ha triplicado. El principal
endeudamiento se registra en los gobiernos locales, que financiaron la
construcción de una enorme cantidad de obras de infraestructura (edificios, carreteras, aeropuertos)
injustificables y que han quedado sin usar o sin terminar. Ahora el
Gobierno central estará obligado a absorber estas pérdidas, lo cual aumentará
el déficit fiscal.
¿Qué pasó?
¿Cómo llego la exitosa economía china a complicarse tanto? La respuesta se
resume en dos palabras: bonanza y crisis.
Cuando una
economía crece a alta velocidad durante tres décadas,
también crecen el derroche y el desperdicio, las malas inversiones, la corrupción y muchos errores que la
bonanza permite tapar o ignorar. Por otro lado, la crisis mundial que se
desató en 2008 llevó a las autoridades chinas a lanzar el mayor estímulo
económico jamás conocido. El objetivo era impedir que los problemas de EE UU y
Europa contagiasen su economía: había que mantener el alto crecimiento a
cualquier costo. Y así fue: el gasto público se disparó, al igual que el
crédito y la inyección de dinero en la economía. Este esfuerzo tuvo éxito en
impedir que la economía china cayera, pero alimentó las distorsiones que hoy la
plagan.
¿Qué va a
pasar? China tiene que moverse de una economía basada en la inversión (sobre
todo en infraestructura) y las exportaciones de manufacturas a un modelo cuyos
motores sean el consumo doméstico y el crecimiento del
sector servicios. Ello requiere que el Gobierno lleve adelante reformas
que a corto plazo son impopulares, pero que pondrían al país en una senda
sostenible.
Lamentablemente,
no parece que esto vaya a ocurrir muy pronto. El primer ministro, Li Keqiang, acaba de ordenar una
intensa campaña de “información” cuyo objetivo es explicar que la economía está bien y que los problemas son principalmente
de “comunicación”. Pero la
censura y la propaganda no alivian las dificultades; más bien las suelen
agravar.
Entonces,
¿se enreda China? Sí. Ya está enredada. Y se va a enredar aún más. El pacto
social entre el Partido Comunista y la población hasta ahora ha sido que, a
cambio de más empleos y mejores salarios, la gente acepta pasivamente la falta
de libertad.
Este pacto
será difícil de mantener. Los problemas económicos agotarán la paciencia
política del pueblo chino.
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Twitter @MoisesNaim
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