La
sobreproducción inunda los rincones de China y de trasladarse al exterior esa producción
ocasionara guerras de subsistencia.
Nota del autor del blog. Ya lo
dijo Marx en 1848 antes se bombardeaban
las ciudades con cañones, en el capitalismo se bombardea con bajos precios y se
derrumban las ciudades esta en el “Manifestó comunista de Marx y Engels” un librito
de unas 50 paginas
La
sobreproducción inunda los rincones de China
http://lat.wsj.com/articles/SB10865313291770084591004581549350243002680?tesla=y
La
agricultora Yang Qun, a la derecha, empaca champiñones para la venta. PHOTO:
JAMES T. AREDDY/THE WALL STREET JOURNAL
Por JAMES T. AREDDY
viernes,
19 de febrero de 2016
0:07 EDT
SUIZHOU,
China—Hasta en los
lugares más remotos de China, un exceso de producción implacable nubla el
camino del país hacia la prosperidad y sacude la economía global. En esta
ciudad, sobran los champiñones y los camiones de cemento.
Cuando Yang
Qun, una agricultora de 48 años, empezó a operar en el ajetreado mercado
matinal de champiñones de Suizhou hace cinco años, la industria de los hongos
se expandía e incluso llamó la atención del negocio de financiamiento rural del
banco británico HSBC Holdings PLC. Yang ahorró lo suficiente para comprar una
camioneta. Cuando nevó en enero, estuvo dispuesta a vender a precios de
liquidación seis bolsas de champiñones secos que demoraron seis meses en
cultivar.
En el caso
de Xu Song, un ruido estruendoso servía de bienvenido recordatorio que sus 200
colegas que estaban ocupados golpeando acero para transformarlo en esos
barriles gigantescos que usan los camiones de cemento. Hace poco, se sentó a
mirar videos en una oficina sin calefacción; era el único empleado que quedaba
en la abandonada fábrica.
“La caída
fue precipitada”, dice Xu dentro de la planta de Hubei Aoma Special Automobile
Co. donde era el encargado del control de calidad. “No sé lo que nos ocurrió
realmente”.
Más allá del
exceso de acero y apartamentos que lastró el crecimiento en los últimos años, la economía china también está saturada de los bienes que
proceden del campo y las fábricas.
Numerosas
ciudades pequeñas y medianas como Suizhou, que prosperaron gracias al crédito
barato y los subsidios del gobierno a la agricultura y la construcción, estaban
supuestamente destinadas a protagonizar la segunda ola del crecimiento chino.
Pero la economía se ha frenado, lo que ha deprimido los
precios, las ganancias y el empleo.
Las
vicisitudes de Suizhou ilustran cómo la desaceleración
de China es amplia, profunda y difícil de superar.
Ha provocado volatilidad en los
mercados de todo el mundo y contribuido a la ansiedad imperante en torno al
estancamiento de la economía estadounidense.
La
sobreproducción doméstica implica que el país gasta menos en el exterior
mientras que las empresas que venden a China se preparan para enfrentar
posibles medidas orientadas a proteger a las compañías locales. Además, en un
momento en que la demanda china corre peligro, los
colosos industriales del país que disponen de capacidad ociosa tratan de
capturar cuota de mercado en el extranjero, incluyendo sectores como la
fabricación de equipos ferroviarios y de construcción.
La fábrica
de Hubei Aoma Special Automobile Co., antes llena de actividad, hoy está casi
abandonada. PHOTO: JAMES T. AREDDY/THE WALL STREET JOURNAL
El gobierno
ha dado prioridad a la eliminación de las llamadas
compañías “zombies”, que se mantienen
a flote gracias a créditos con los que producen bienes que nadie quiere comprar,
para despejar el camino a los elementos más vibrantes de la economía. El ajuste
no será fácil puesto que en lugares pequeños y remotos como Suizhou las firmas
que se sobreexpandieron son los puntales de la economía.
La
producción industrial siguió siendo floja en enero y el índice de gerentes de
compras que elabora el gobierno registró su nivel más débil desde agosto de
2012. La producción de acero descendió el año pasado por primera vez en tres
décadas y las calificadoras de riesgo
están rebajando las notas de la deuda de los bancos y las empresas de servicios
públicos.
El futuro de
China depende de una mayor difusión de las oportunidades. Así como Shanghai y
otras metrópolis de la costa fueron la fuerza detrás de las primeras décadas
tras la liberalización de mercado, el gobierno quiere que las ciudades más
pequeñas sean el motor de la próxima etapa de crecimiento. El gobierno pretende
urbanizar a unos 100 millones de personas de menores ingresos dentro de cinco
años con el fin de expandir una clase media con el dinero suficiente para
costear una salida al cine y visitas al médico y sustentar la trayectoria
alcista de la economía.
Con una
población de 2,5 millones de habitantes, Suizhou es una de las 130 ciudades
pequeñas de China en el umbral de esta campaña, sirviendo como un imán para
convertir a los campesinos en trabajadores urbanos mejor remunerados y forjar
nuevos mercados para las empresas locales. Los ingresos
disponibles de los residentes de Suizhou
alcanzaron los US$3.470 por persona en 2015,
según cifras oficiales. La cifra es 40% superior a lo que ganaban los
residentes rurales, pero inferior a los casi US$8.100
de los habitantes de Shanghai.
“Las
ciudades atrapadas en el medio, sencillamente no saben qué hacer”, dice Michele
Geraci, director de un programa de política económica del campus de la
Universidad de Nottigham en la ciudad de Ningbo, en el oriente de China. Dice
que luego de hablar con representantes de varios gobiernos locales, muchos se
encuentran en un “limbo de la industrialización” entre lo rural y lo urbano.
El actual
enfriamiento económico refleja, en parte, la indigestión del anterior paquete
de estímulo. Las nuevas firmas de tecnología y una ola de mejoras industriales
se concentran en la costa, mientras que las recientes dificultades de los
mercados financieros chinos limitan las opciones de las empresas que se quieren
expandir.
Los sectores
de metales, carbón, cemento, aluminio y vidrio
podrían despedir a unos tres millones de
trabajadores al eliminar un tercio de la capacidad, según los cálculos de
China International Capital Corp., aunque el banco de inversión de Beijing
aclara que los programas del gobierno amortiguarían el golpe para muchos y que
detecta señales de que las autoridades lo harían en forma paulatina para
resguardar el crecimiento de la economía.
Ubicada en
la provincia de Hubei, al norte del Río Yangtzé, Suizhou es el supuesto hogar
del padre mitológico de la agricultura china, el Emperador Yan, que habría
vivido hace 4.500 años.
La ciudad
aprovechó la cercanía de la capital provincial, Wuhan, para industrializarse.
Los talleres que demandaban mano de obra poco calificada modificaban los chasis
de la potencia automotriz regional Dongfeng Motor Corp. para fabricar
mezcladoras de cemento, recolectores de basura, autobuses escolares y productos
similares.
Cuando la
economía mundial colapsó en 2008, localidades como Suizhou no tardaron en
recibir el estímulo del gobierno.
La ciudad
financió un nuevo distrito urbano, emitió US$150
millones en bonos y construyó edificios de apartamentos cerca de una estación
del sistema nacional de trenes de alta velocidad. Su Producto Interno Bruto
creció en los últimos ocho años cuatro puntos porcentuales más que el del país,
incluyendo dos años consecutivos de una expansión de 15%, en 2010 y 2011. El
crecimiento descendió a 8,8% en 2015, cuando la economía china se expandió
6,9%.
El
enfriamiento dejó al desnudo los excesos del auge. La
ciudad ahora cuenta con 110 fabricantes de vehículos a gran escala.
Zhou Fang
entró al negocio hace cinco años, tras egresar de la universidad, para vender
camiones cisterna para transportar agua por US$60.000.
Los camiones eran fabricados por Hubei Dalo Special Automobile Manufacturing
Co. Aunque la demanda de los clientes del gobierno sigue siendo estable, Zhou
dice que tiene cerca de 200 competidores locales.
En el caso
del fabricante de camiones Aoma, Xu cuenta que
era tanto el trabajo que “desde fuera de la planta se podía escuchar el ruido”.
Los problemas se volvieron evidentes a mediados de 2015, cuando los pedidos por
las mezcladoras de cemento de US$60.000 de su
principal cliente, Xuzhou Construction Machinery Group Co., dejaron de llegar.
Sentada en
una silla roja, Xia Yue, una joven de 28 años, está al frente de las esperanzas
de Suizhou de generar nuevas oportunidades. Inspectora de control de calidad para
Hubei TKD Crystal Electronic Science and Technology Co., Xia opera una máquina
que prueba osciladores de cristal más pequeños que un grano de arroz, y que se
usan como diminutos relojes en teléfonos celulares, dispositivos de Wi-Fi y
automóviles.
No obstante,
la expansión de TKD depende de una salida a bolsa de US$36
millones en Shanghai, que aguarda el visto bueno de los reguladores
desde mediados de 2014. Se trata, asimismo, de un negocio sumamente competitivo
y con márgenes diminutos.
En tanto, en
el mercado de champiñones en las afueras de ciudad, Yang reconoce su ignorancia
sobre temas económicos, pero siente que la actividad pierde fuerza. Después de
ver cómo los agricultores que ofrecen hongos de mejor calidad pueden obtener
más de US$10 por kilo, Yang pedía US$6,40. Preocupada de que si no los vendía
antes del Año Nuevo Lunar, que tuvo lugar este mes, la humedad podía arruinar
sus champiñones, aceptó US$5,65 por kilo,
quedándose con casi US$2.000. “Hoy perdí dinero”, sentenció.
—Rose Yu contribuyó a este artículo.
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