sábado, 27 de julio de 2024

Tres vértices del fraude anticipado y violencia electoral opositora

 


Tres vértices del fraude anticipado y violencia electoral opositora

La estrategia de linchamiento mediático contra las autoridades venezolanas y el Poder Electoral más específicamente, se cierne sobre todos y cada uno de los procesos de votación hace más de una década. 

Desde antes de comenzar la campaña electoral en Venezuela se advirtió que los comicios presidenciales estarían disputados entre dos modelos de gobierno: uno independiente y soberanista y otro, radicalmente sometido a intereses extranjeros. 

Para instaurarse ese segundo modelo en Venezuela una vez más se requiere la actuación de tres actores fundamentales cuyo proceder describimos.

La guerra mediática

La estrategia de linchamiento mediático contra las autoridades venezolanas y el Poder Electoral más específicamente se cierne en todos y cada uno de los procesos de votación hace más de una década. 

Ante del ejercicio previsto para el 28 de julio, los ataques vienen encartados en sus posturas editoriales, pero la Asociación de la Prensa Extranjera en Venezuela (APEX) presentó la última semana un comunicado en el que hacía un llamado al trabajo de los medios de comunicación internacionales durante la cobertura de las campañas y la jornada del domingo. 

En su misiva el ente aseguró rechazar supuestas agresiones, de cualquier índole, a la labor periodística por parte de autoridades o actores políticos.

Asimismo, el documento fue presentado vía X y no acompañado de pruebas, por ello, el coordinador del comando de campaña Venezuela Nuestra, Jorge Rodríguez, respondió exigiendo al organismo respeto a los acontecimientos en el país y en mayor medida a los resultados del 28 de julio.

También aplica el llamado para los mil 326 profesionales de la prensa que fueron acreditados para la cobertura.

El papel del Departamento de Estado

En la recta final de las elecciones el exfuncionario del Departamento de Estado de EE. UU. Mark Feierstein, reveló un documento intitulado “Cómo detener un golpe”, una especie de manual de operaciones para contribuir a la campaña de fraude el domingo.  

Destaca del escrito cómo el organismo saluda el agrupamiento de la extrema derecha como una “ingeniosa” estrategia para “mantener viva la opción electoral”.

Se reconoce en el texto el uso de las sanciones y medidas coercitivas contra Venezuela como una moneda de cambio o mecanismo de chantaje para que otros gobiernos y países presionen a Venezuela, aún si son afines al gobierno de Nicolás Maduro, entre esos se hace mención especial a Brasil y Colombia. 

Para que la estrategia estadounidense resulte en una “transición democrática” se deben cumplir tres factores: que el gobierno no interfiera con la candidatura de Edmundo González, que acepte la derrota si pierde, y un traspaso pacífico y ordenado de poder, asegura el exfuncionario. Y, por supuesto EE. UU. tiene un papel determinante en cada uno de esos pasos. 

Además recalca la intención de Washington de penetrar en el Consejo Nacional Electoral (CNE), pues consideran que el presidente del mismo, Elvis Amoroso es “una traba” para lograr su objetivo.  

Sobre esto destacan las alertas generadas recientemente desde el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) planteadas por su vicepresidente, Diosdado Cabello, quien denunció que el rector del CNE Juan Carlos Delpino presuntamente tendría una “actuación conspirativa” y asegura tener informaciones de que el funcionario habría pactado filtrar información confidencial del proceso a “laboratorios de guerra sucia” que, de una forma u otra, permita a la ultraderecha “montar la narrativa del fraude”. 

Parte del discurso incluye la difusión de una matriz acerca de la presencia de personas cubanas en centros electorales. Este sería el abreboca de la agenda violenta prevista por este sector y Delpino, haría las veces de un caballo de Troya.

De retorno al documento que plantea el manual de injerencismo estadounidense, el exfuncionario detalló que, para el día de la elección el plan es que la extrema derecha reciba “información” con copias de las actas de votación en casi todos los lugares y puedan ver el “recuento oficial” y así proclamar a un ganador antes que el Poder Electoral emita los resultados. 

Luego, entraría en escena un supuesto reconocimiento de la comunidad internacional, y en este apartado sorprende la referencia a una posible o eventual participación del presidente de Brasil Luiz Inácio Lula Da Silva, sustentando la mentira con el peso de su figura.  

Feierstein asegura que, para consumar el plan, están dispuestos a ofrecer al actual presidente y a su tren de gobierno una renuncia pactada a cambio de su libertad y también retirar la acusación de supuesto vínculo con el narcotráfico que data de 2020 contra el presidente.  

Todo esto está sistematizado y presentado como un plan para “ayudar a restaurar la democracia de Venezuela y estabilizar el país” pero también resaltan que esta búsqueda es de vital importancia pues de cumplir sus objetivos se expandiría el suministro global de energía,  se reduciría la migración a EE. UU., y se privaría a los adversarios estadounidenses (entiéndase Irán, Rusia y China) de un socio clave en América del Sur. 

El juego a dos bandas de María Corina Machado

En Venezuela cualquiera puede dudar sobre si María Corina Machado realmente considera que la Plataforma Unitaria Democrática (PUD) puede ganar la elección presidencial.

Sobre esto, Óscar Schemel, director de la Agencia de inteligencia especializada en Estudios de Opinión Pública, Mercados y Consultoría, Hinterlaces, relató a la prensa local que Machado sabe que su candidato, Edmundo González, no resultará ganador y que esta contienda no es su objetivo sino realmente otra etapa en su proyecto de instaurar un régimen reaccionario en la República Bolivariana. 

Dice el analista, el objetivo no es la victoria electoral sino “construir una imagen sólida y potente, tanto en el país como en el exterior, sustentada en las denuncias de fraude electoral, la ingobernabilidad y la inestabilidad”.

Por ello el plan de cambio de régimen que alguna vez encaró el dirigente y prófugo de la justicia venezolana, Leopoldo López y se llamó La Salida, hoy se intitula Hasta el final y lo encara María Corina Machado. 

Otro factor a tener en cuenta es que Machado apuesta por la disolución del Estado, por tanto, no apuesta por la vía electoral solamente, ni aspira a controlar o gobernar desde el Ejecutivo, pues sin pulverizar al Estado, tendría que hacer pulso con los otros cuatro poderes estatales: judicial, legislativo, militar y moral. 

Por otra parte, mirando hacia la arena política revolucionaria y a la población, Schemel también considera que las elecciones del domingo 28 de julio serán el proceso electoral más “injusto” y “desigual” que haya ocurrido en el país durante toda su historia democrática.

Según el analista, Nicolás Maduro busca la reelección cargando con el peso de más de 900 sanciones coercitivas que buscaron estrangular la economía nacional y afectan a una población que ha estado sometida a una situación de “angustia” e “incertidumbre” y que propicia eso que tanto busca la posición más radical: un voto neurótico generado por un bloque psicosocial al que no le importan los valores, las cualidades o credibilidad de un candidato, tampoco su oferta electoral, sino que votan por hartazgo y sin perspectiva de futuro. 

“La estrategia de la oposición ha sido acentuar la neurosis”, explicó Schemel, para quien ese es el único factor a favor de la oposición, pues en el ámbito ideológico las ideas del chavismo son las más sólidas en este proceso electoral que culmina el 28 de Julio.

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