miércoles, 4 de noviembre de 2020

Escena del día de las elecciones en Estados Unidos en Times Square (Nueva York)¿Trump o Biden? La encrucijada que definirá el camino de Estados Unidos

 Escena del día de las elecciones en Estados Unidos en Times Square (Nueva York)

AMÉRICA DEL NORTE
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El mundo observa quién será el nuevo presidente de los Estados Unidos. Donald Trump y Joe Bilden se baten en unas elecciones abiertas y que pueden acabar con un cambio de paradigma en el gigante norteamericano.

La incertidumbre planea sobre Estados Unidos. Horas después de cerrar los colegios electorales en todo el territorio, el país norteamericano sigue sin conocer el nombre de su presidente. Las encuestas aventajaban a Joe Biden sobre el actual mandatario Donald Trump, sin embargo, la realidad indica un porcentaje distinto. La distancia entre ambos es mucho menor y el próximo inquilino de la Casa Blanca se decidirá en los denominados como estados clave. Los resultados de Pensilvania, Michigan, Wisconsin, Georgia o Arizona decantarán la balanza.

A pesar de que Trump se ha autoproclamado vencedor de la contienda electoral y tiene la intención de llevar el recuento a la Corte Suprema, Estados Unidos sigue contando votos. Varios condados paralizaron dicha actividad hasta la mañana del 4 de noviembre. Además, todavía hay que esperar a lo que diga el voto por correo. Casi 64 millones de estadounidenses han enviado su voto por carta, el cual puede resultar clave ante la mínima diferencia entre los candidatos en distintos estados. "El voto por correo es impredecible. No sabemos si es un voto protesta contra Trump o si la gente simplemente ha optado por este a raíz del tema del COVID-19, independientemente del candidato. En muchos casos, depende de cada estado", comenta Iñigo Arbiol, profesor de Relaciones Internacionales y director del Máster de Relaciones Internacionales y Diplomacia Empresarial de la Universidad de Deusto, a Sputnik Mundo.

El recuento total podría tardar semanas. El voto por correo debe tener el matasellos del 3 de noviembre en todos los estados, sin embargo, en algunos se permite seguir recibiendo votos mucho después. Por ejemplo, en Carolina del Norte o Pensilvania, estados clave, se pueden recoger votos hasta el 6 de noviembre. En Minnesota o Nevada hasta el 10 de noviembre. En Ohio, el 13 de noviembre es la fecha límite. En Washington, se permite hasta el 23 de noviembre, un día antes de que el estado certifique sus resultados electorales.

"Todavía estamos lejos de un resultado final. Falta una parte importante del voto por escrutar. Con una diferencia mínima entre ambos candidatos en muchos estados, cualquier voto es crucial", afirma el experto.

Eso sí, Arbiol reconoce que el mapa político será similar. Las costas con mayor presencia demócrata y el interior con predominancia republicana. "Estas elecciones vuelven a demostrar que Estados Unidos está muy polarizado. Sin duda, es un país de países. Hay realidades sociales muy distintas en cada uno de los estados y eso se traduce en los resultados. Incluso, existen estados donde conviven dos maneras muy distintas de percibir la realidad. Solo hay que observar la diferencia mínima de votos entre candidatos en lugares como Georgia o Nevada", continúa. 

Elecciones en EEUU
© REUTERS / BRENDAN MCDERMID
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¿Trump o Biden?

Tanto Trump como Biden pueden alzarse con la victoria. El candidato demócrata tiene opciones de sentarse por primera vez en el Despacho Oval y el actual presidente de continuar en la Casa Blanca. Dos vertientes distintas que marcarán el devenir de Estados Unidos durante los cuatro próximos años.

En caso de ser reelegido Trump, se continuará con el desmantelamiento del Obamacare, la reforma del sistema migratorio o el recorte de impuestos a las corporaciones. Además, se apostará por mantener la economía abierta y evitar el confinamiento de la población en plena segunda ola de la pandemia de coronavirus. En un principio, la dirección de sus políticas se mantendrá, no obstante, Arbiol comenta que el actual mandatario contará con una mayor libertad a la hora de tomar decisiones, algo habitual en los segundos mandatos de los líderes de Washington. "Hay que tener en cuenta que no será el mismo Trump. Encontraremos a un Trump más auténtico, menos sujeto a la necesidad de una reelección electoral".

"La política de Trump se guía mucho por los impulsos y pálpitos y no por una visión colegiada con expertos. Si el Senado es republicano, las propuestas del presidente serán una montaña rusa y puede acrecentar la crisis de credibilidad política que sufre Estados Unidos", indica.

Pero, para que se de esta situación el Congreso de Estados Unidos se tiene que teñir de los colores políticos del magnate. Los demócratas mantendrán la mayoría en la Cámara de Representantes, mientras que la batalla está servida en el Senado. Los republicanos deberán mantener sus escaños en la Cámara Alta estadounidense para que, en el caso de conseguir Trump su segunda legislatura, pueda actuar con solvencia.

"Hay que esperar a que las cámaras le apoyen, ya que si no lo hacen la capacidad legislativa del presidente se vería muy mermada. Estas instituciones podrían significar muros de contención a su gobierno. Su política legislativa se congelaría. Poder ejecutivo y legislativo chocarían en Estados Unidos", explica Arbiol.

Eso mismo le podría suceder a un victorioso Biden con un Senado republicano. Si vence en la Cámara Alta y llega a la presidencia, el demócrata tendrá la opción de desplegar su propuesta, muy centrada en el gasto social y una mayor incidencia en la prevención del coronavirus. Se potenciará el Obamacare, subirán los ingresos mínimos o se tomarán medidas favorables al aborto o los derechos de la comunidad LGTBI.

"A nivel federal, Biden será el culmen de lo que Obama no pudo hacer al encontrarse con unas cámaras republicanas en su mayoría", destaca el experto en relaciones internacionales.

Al margen de sus programas, una de las grandes diferencias entre ambos candidatos es el tono político. Mientras Biden apuesta por una mayor suavidad e inclusividad, Trump se muestra más enérgico, jugando con elementos en los que mezclan desafección y nacionalismo, que pueden caer en afirmaciones discriminatorias. Pero, el aspecto en el que más difieren es en la política exterior, según Arbiol.

Política internacional

El resultado de las elecciones de Estados Unidos es seguido con atención en todos los países. El camino que tome el gigante norteamericano está en el punto de mira de todos los gobiernos del mundo, que realizan sus cábalas a la espera de conocer el nombre del presidente. Algunos esperan que Trump logre la reelección. Mientras, otros apuestan por la victoria de Biden, al menos para limar asperezas.

Es el caso de la Unión Europea y por ende de España. A pesar de que Bruselas no espera un giro drástico en la posición de Estados Unidos respecto al Viejo Continente y avisa que "su agenda no va a cambiar", sí que cree que la llegada del demócrata suavizaría los roces con Washington y tal vez permitiera recuperar el consenso en puntos como la lucha contra el cambio climático.

"Biden revitalizaría el multilateralismo liderado por Estados Unidos, algo similar a lo que hizo Obama. Espacios de diálogo, tanto a nivel nacional como internacional. La Unión Europea tiene mucho que ganar en un diálogo en positivo con Estados Unidos. Mantener un lazo de confianza transatlántico es favorable para ambos actores frente a la compleja realidad mundial", asevera el politólogo.

El Reino Unido pos-Brexit buscará mantener los lazos que le unen a Estados Unidos, independientemente del candidato electo. La presidencia de Biden podría hacer que Washington girase hacia Francia o Alemania, como sucedió durante el mandato de Barack Obama. No obstante, la relación británico-estadounidense con casi total probabilidad seguirá firme en ámbitos como defensa o inteligencia. En términos económicos, está por ver si Biden mantendría la promesa de un acuerdo comercial con el Reino Unido que propuso Trump y que vendría a sustituir los huecos de la ruptura con la Unión Europea.

Según Arbiol, la posición estadounidense frente a Bruselas también se entrevé importante en las futuras relaciones con el Kremlin. "Si Rusia se encuentra con una Unión Europea con menor determinación para defender sus intereses, tirará más de la cuerda. Si ve que la Unión Europea cuenta con el respaldo estadounidense, como sucedió durante la época Obama, tirará menos. Al final es lo que hace cualquier actor. Llevas tu política en relación a los agentes de tu alrededor".

No obstante, Moscú se muestra pesimista en sus relaciones con Estados Unidos. En el caso de Biden, el demócrata ha llegado a definir a Rusia como "la amenaza global más seria para Estados Unidos". Trump tampoco es una opción. "No hay motivos para creer que Trump sea una buena opción para mejorar las relaciones entre Moscú y Washington. Durante los cuatro años de su presidencia, las relaciones han ido cuesta abajo: se han impuesto nuevas sanciones, no hay contactos a nivel político y diplomático, la guerra de la información continua y el sistema de control de armas ha sido casi destruido", apunta Natalia Vijiareva, presidenta del Consejo Ruso de Asuntos Internacionales, a La Vanguardia.

Otro punto clave en la política exterior es China. La relación entre los dos colosos pasa por su momento más bajo, con acusaciones surcando casi a diario las aguas del Pacífico. Para el experto en política internacional, Biden sería la menos mala.

"Diría que ayudaría a rebajar la tensión entre dos economías muy interdependientes entre ellas. En lo geopolítico, China y Estados Unidos se van a seguir enfrentando, pero si se trata a otros niveles la guerra comercial, que no creo que se rebaje, les irá bien a ambos".

En Oriente MedioIrán espera un cambio radical en Estados Unidos tras las malas experiencias con la administración Trump. Distinto es el punto de vista en las monarquías del Golfo, donde una victoria de Biden impulsaría una revisión de las relaciones con Arabia Saudí o Emiratos Árabes Unidos, sobre todo en términos de derechos humanos. Difícil será también para Israel contemplar un presidente distinto a Trump tras la sintonía existente en los últimos años entre este y el líder israelí Benjamin Netanyahu. Precisamente, el candidato republicano está tras el acercamiento entre Tel Aviv y Riad o Abu Dabi. 

Por su parte, la política estadounidense hacia América Latina no cambiará de manera radical según Arbiol. Eso sí, el acercamiento a la región puede ser distinto. "En el ámbito de la política comercial con América Latina, no habrá grandes cambios. En el ámbito político, Trump busca una política transaccional con determinados países. Si gana Biden también lo hará, aunque es probable que se presente en la región con políticas de cooperación regional. Pero tiene que encontrar una respuesta positiva. Es difícil saber qué sucederá en países como Venezuela, Brasil, Argentina o Bolivia. No te puedes referir a América Latina como un conjunto, ya que sería un error".

Las conversaciones que se entablen dependen del resultado electoral. Trump o Biden. Estados Unidos enfrenta sus próximos cuatro años como actor internacional. Y con este país, el mundo.

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