viernes, 27 de diciembre de 2019

El Gobierno indio corta Internet en el Estado más poblado en medio de fuertes protestas (puede pasar lo que sucedió en Myanmar, los musulmanes rohinyas pensaron que podían destrozar o matar por su religión, ante simples rumores y los barrieron, si sucede en la India se irán a Pakistán que es pobre y al no poder contenerlos, se iniciará una guerra entre los 2 países)

El Gobierno indio corta Internet en el Estado más poblado en medio de fuertes protestas (puede pasar lo que sucedió en Myanmar, los musulmanes rohinyas  pensaron que podían destrozar  o matar por su religión, ante simples rumores y los barrieron, si sucede en la India se irán a Pakistán que es pobre y al no poder contenerlos, se iniciará una guerra entre los 2 países)

Cientos de personas han sido detenidas en las manifestaciones contra la reforma de la ley de ciudadanía desde su aprobación el 11 de diciembre

Uttar Pradesh
Policías detienen a un estudiante en una protesta en Uttar Pradesh.  AP
Ante una nueva jornada de protestas, las autoridades indias han suspendido la conexión de Internet en 21 distritos del Estado de Uttar Pradesh, en el norte del país. Desde la semana pasada, esta región ha registrado 19 muertes a raíz de los enfrentamientos violentos entre las fuerzas de seguridad y manifestantes que protestan contra la enmienda a la ley de ciudadanía que discrimina a ciudadanos musulmanes sin papeles. Desde la aprobación de la reforma legislativa, el pasado 11 de diciembre, unas 1.100 personas han sido arrestadas y más de 5.500 se encuentran bajo prisión preventiva debido a las protestas. Dada la intensidad de las protestas en el Estado más poblado de India, las autoridades mantendrán la desconexión de la Red durante la hora del rezo musulmán de hoy viernes y hasta última hora de la tarde. En Lucknow, la capital, los cortes afectan a toda comunicación móvil.
“Los servicios de Internet están suspendidos desde el jueves por la mañana y permanecerán así hasta hoy por la noche para evitar rumores”, ha relatado al Hindustan Times, Satish Ganesh, inspector general de la policía de Agra, ciudad del Taj Mahal. La presencia policial se ha multiplicado por toda la zona y varias unidades especiales investigan la violencia desatada durante los últimos días. “Hablamos con muchos, principalmente musulmanes, para explicar que la CAA [Ley de Ciudadanía] no anula la ciudadanía de nadie sino que beneficia a minorías”, decía el agente Santosh Kumar Singh, desde Lucknow, capital de Uttar Pradesh.

La enmienda a la ley de ciudadanía permite que inmigrantes irregulares de Afganistán, Pakistán y Bangladés soliciten asilo en India, siempre que hubiesen entrado en el país antes de 2015 y no sean musulmanes. Aunque no afecta a los indios musulmanes, los manifestantes, e incluso la ONU, han calificado la norma de discriminatoria. Según activistas, esta minoría religiosa -170 millones de indios, según el censo de 2011- está siendo amenazada tanto por esta reforma legislativa como por la revisión del Registro Nacional de Ciudadanía en el Estado de Assam, que obligó a sus ciudadanos, muchos inmigrantes musulmanes, a acreditar su residencia con fecha anterior al 24 de marzo de 1971. El 90% de los indios musulmanes son pobres y el 74% analfabetos, por lo que su estancia estaría en riesgo al no tener documentos ni poder pedir asilo.
Desde que se aprobó la ley de ciudadanía, las protestas han derivado en violencia en Uttar Pradesh y otras tres regiones del norte, que concentran a la mitad la población musulmana de India. Concretamente, Uttar Pradesh es el segundo Estado indio, después de Cachemira (única región con mayoría musulmana), que cuenta con más presencia de este grupo religioso. La animadversión entre estos y la mayoría hindú se agrava por la situación socio-económica de la región, una de las menos desarrolladas de India y con una de las administraciones más radicales del conservador y nacionalista hindú Bharatiya Janata Party (BJP), también en el gobierno central.
Muzaffarnagar, distrito desconectado hoy y en el que ha muerto una persona, vivió uno de los episodios más sangrientos de la historia reciente de India. En 2013, medio centenar de musulmanes y una veintena de hindúes murieron y otros 50.000 fueron desplazados. Dos décadas antes, la vecina Ayodya vivió una espiral de violencia sectaria que produjo 2.000 muertos cuando hindúes radicales derribaron una mezquita del siglo XVI bajo la que creían que hubo un templo hindú. Hace un mes escaso, el Supremo de India daba el terreno sobre el que se edificaba la mezquita a los hindúes tras años de litigio. Entonces, se desplegaron medidas de seguridad extraordinarias por la posible reacción de la comunidad musulmana, que aceptó el dictamen.

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